La Jornada 20 de diciembre de 1996

Roma lo homenajeó en la fuente de Trevi, cuyas estatuas tenían un velo negro

Dejar sin corazón al cine

Agencias, 19 de diciembre En pleno corazón histórico de Roma, las estatuas de la Fuente de Trevi aparecieron hoy con un velo negro por la muerte del actor Marcello Mastroianni, ocurrida en París. El escenario de la más célebre escena de la película La dolce vita, que Federico Fellini rodó en 1960 con Mastroianni y Anita Ekberg, se vistió de luto, así como lo han hecho los admiradores del artista cuya desaparición física ha causado reacciones en todo el mundo en los ámbitos de la cultura, el cine y hasta la política.

A las 17 horas (local) ante la fuente llegaron Francesco Rutelli, intendente de Roma; Flora Carabella, la primera esposa de Mastroianni, y Francesco Rosi, director de cine. Unos paños negros fueron extendidos lentamente desde lo alto, mientras un músico interpretó en flauta la música de 8 y 1/2, compuesta por Nino Rotta. La estatua ubicada a la izquierda del monumento se fue ocultando poco a poco detrás de la tela y un gran silencio envolvió el lugar hasta que la flauta dejó de tocar. Luego un largo aplauso se escuchó, mientras los paños simbolizaban el dolor que Roma siente por la ausencia.

Casi al final de la ceremonia llegaron el vicepremier italiano y ministro de Cultura, Walter Veltroni, la actriz Monica Vitti y el conductor Renzo Arbore, quienes dieron por concluido el acto al entonarse dos piezas que ejecutó la banda de la guardia urbana de Roma.

El luto de la ciudad se reflejó especialmente en el popular barrio Trastevere, en donde el actor de Los desconocidos de siempre aún tenía casa y los vecinos lo recordaban como una persona sencilla. Por ello, en el restaurante Il Comparone, donde Mastroianni y su actual compañera cenaban a menudo, el camarero Michelle recordó: ``lo conocí hace quince años y siempre era yo quien le servía. A menudo nos pedía que le lleváramos la cena a su casa y, contrariando la opinión del médico, me pedía cigarrillos''. Mientras, los empleados de las tiendas del vecindario tampoco lo olvidan, ni su distracción al pagar indistintamente con francos, dólares o liras.

Desde que se conoció la noticia, la televisión italiana inició un maratón informativo sobre la vida de Mastroianni y algunos programas han dedicado un aplauso, acompañado de la música de algunos de sus filmes y un minuto de silencio en su honor. Los noticiarios refieren que el luto va más allá de las fronteras italianas, ya que según muchos críticos de cine, era más apreciado fuera de su país.

Emisoras de radio de Francia comentaron que al momento de su muerte, Mastroianni se encontraba acompañado por la actriz Catherine Deneuve, quien fue durante largo tiempo su compañera; Chiara (la hija de ambos), Anna María Tato (hasta ahora pareja del actor), Bárbara (otra hija de una relación paterna anterior) y el actor Michel Piccoli. Deneuve y Chiara prefirieron guardar silencio ante la prensa arremolinada en el domicilio parisino del artista, pero las fotos que las agencias noticiosas distribuyen en torno del suceso revelan el rostro apesadumbrado de la ex compañera del protagónico en Un día especial.

Y así como Deneuve ha sido hermética, Sofía Loren ha preferido abstenerse de hacer comentarios ante la prensa. Sin embargo, según testimonio de su hermana María Scicolone, aquélla le comentó que con la muerte de Marcelo ``se ha ido una parte importante de mí y de mi juventud. Tras la muerte de nuestra madre, no me esperaba de la vida otra prueba tan grande. Doy gracias a Dios por haber conocido una persona como él, un compañero de trabajo y de amistad maravilloso''. La actriz, que acababa de llegar a París para el doblaje de una película cuando recibió la noticia de la muerte de Mastroianni, no tuvo sin embargo la fuerza para hacer declaraciones a los periodistas que la han solicitado.

Por su parte, el marido de la Loren, Carlo Ponti, aseguró: ``ha sido el único gran actor importante que nunca creó problemas. Era grande, porque antes que un gran actor era un gran hombre''.

Entre los personajes que acudieron a la residencia, situada en el barrio latino de París, figuraban la actriz Claudia Cardinale y el director de cine Marco Ferreri. La primera, con quien Marcello interpretó Il bel Antonio, lamentó la ausencia del ``amigo, de esa persona que amaba a los demás y que era estrella internacional y personaje fascinante''. El segundo, con quien el italiano filmó La grande bouffe, se limitó a comentar con énfasis: ``No ha muerto''.

El director estadunidense Robert Altman, con quien Mastroianni rodó Pret a porter, despidió al actor afirmando que ``fue el último de los grandes clown'' y que después de él ``no hay ninguno. Como Fellini, no tiene iguales'', sostuvo al tiempo que el cineasta Nikita Mikhalkov quien --dirigió al creador en Oci Ciornie-- acotó: ``tenía el alma de un niño y cuando actuaba era una hoja en blanco sobre la cual escribir cualquier cosa''.

En tanto, el actor Vittorio Gassman insistió en admirar ``el profundo sentido del humor'' y ``la capacidad de divertirse'' de su colega del celuloide y otro actor, el estadunidense Jack Lemmon, recalcó que Marcello será recordado por mucho tiempo como ``uno de los grandes talentos de nuestra época'', y la actriz Shirley McLaine dijo ``hemos perdido un tesoro que ahora está haciendo reír en el paraíso''.

Mónica Vitti, figura junto con aquél en La noche, de Michelangelo Antonioni, sostuvo que ``era el más dulce, más simpático y más amable de los actores, un gran amigo al que extrañaré mucho'', en tanto el director Mario Monicelli lo describió ``sin las características de una celebridad... y graciosamente irónico''.

La actriz sueca Anita Ekberg dijo que su pareja en La dolce vita ``fue un actor por excelencia, pues siempre era él mismo y no precisaba enfundarse en ningún papel. Era espontáneo y actuaba como hablaba todos los días''. Daniel Toscan du Plantier, productor y presidente de la asociación cinematográfica Unifrance, comentó que fue ``el actor más grande del cine europeo en los últimos 50 años, de extraordinaria inteligencia y elegancia perfecta; encarnaba la seducción y la desenvoltura'', subrayó, mientras la actriz española Marisa Paredes, protagonista con el italiano de la cinta Tres vidas y una sola muerte, indicó que ``en ella vuelve a dar una lección de interpretación y sobriedad (con) una de las expresiones más bondadosas que nunca haya visto, porque era un lujo de actor y de persona.''

Para el realizador Mario Monicelli se trata de una ``pérdida para el conjunto de la cultura italiana: transmitía una imagen positiva de Italia así como una estampa desmitificadora del actor: cortésmente irónico sin énfasis ni afectación''.

La argentina Betiana Blum, quien compartió con Marcello el rodaje del filme De eso no se habla, de la directora María Luisa Bemberg, recordó que este trabajo le permitió ``descubrir a un artista comprometido con el sentido real del arte''. Mi experiencia es haber estado cerca de una persona muy valiosa, tímida, sensible y con un gran sentido del humor''.

Gillo Pontecorvo, presidente de Cinecittá y antiguo director de la Muestra de Venecia, aseveró que ``estar en su compañía era un placer; su grado de agresividad era inferior al de la gente corriente y por eso es una de las personas a quienes más he querido''.

En su turno, el realizador Dino Risi estimó que ``Marcello era todo lo contrario de una estrella: llevaba a la pantalla su sencillez, su gusto por la vida. Se lo quería como amigo más que como actor. Se nos ha ido dejando sin corazón al cine''.

El presidente francés Jacques Chirac destacó la ``tristeza'' por la desaparición del actor entre los amantes del séptimo arte y entre aquellos ``sensibles al encanto, la generosidad, la exigencia de un loco del cine que tomaba todos los riesgos''. Mientras, el ministro de Cultura de Italia, Walter Veltroni, destacó ``la humanidad profunda'' del actor y su manera de trabajar ``llena de discreción y de sentido del humor. La mejor parte de la historia del cine italiano se llama Mastroianni y su popularidad en el extranjero es testimonio de su valor''.

Philippe Douste-Blazy, ministro de Cultura francés, manifestó su ``respeto por un hombre que hasta el último día de su vida luchó por el cine''. Saludó en él a ``uno de los gigantes del cine europeo'' y al ``maravilloso seductor'' que encarnó y encarnará aun en el futuro y, a los ojos del mundo, una determinada idea de Italia y su cultura.

Jack Lang, ex ministro de Cultura de Francia y diputado europeo, lo calificó de ``figura emblemática de la Italia contemporánea'', al tiempo que el secretario del Partido Comunista Francés, Robert Hue, declaró que ``se marcha uno de los actores más prestigiosos del cine contemporáneo.''