Luis Javier Garrido
La autonomía

El gobierno de Ernesto Zedillo está seriamente en entredicho por su actuación irresponsable en las negociaciones frente al EZLN, y los últimos acontecimientos son de una extrema gravedad.

1. El gobierno ``de Zedillo'' se caracterizó desde un principio por enfrentar el levantamiento armado de Chiapas con una enorme irresponsabilidad. Al asumir el cargo manifestó que optaba por la vía de la negociación, pero unas semanas después traicionó su palabra y optó por la solución militar (9 de febrero de 1995). Luego de que la sociedad civil lo detuvo, indicó que estaba dispuesto a atender los problemas de Chiapas, pero no hizo más que militarizar al estado, imponer como gobernador a un protegido de Raúl Salinas y enviar como ``supergobernador'' a Dante Delgado, al que ahora culpa de múltiples ilícitos. Más tarde aceptó negociar la paz en San Andrés, pero envió a una delegación que no hizo más que oponerse a ésta, mientras el gobierno local proseguía en la escalada de la represión. Lo que acontece ahora es, sin embargo, todavía más grave.

2. La Cocopa intentó destrabar la crisis abierta por la intransigencia gubernamental para llegar a acuerdos en la Mesa 2 y cumplir los acuerdos de la Mesa 1, proponiendo plasmar éstos últimos en reformas constitucionales. El nuevo acuerdo fue claro: el EZLN y Zedillo aceptarían la iniciativa redactada por los legisladores, que sería un paso importante hacia la paz. Unas semanas después, sin embargo, todo está en entredicho: el gobierno se ha echado de nuevo para atrás, y luego de que Chuayffet se opuso al texto que adiciona los artículos 18, 26, 53, 73, 115 y 116 constitucionales, Zedillo envió un mensaje verbal a los zapatistas, manifestándoles estar mal informado y lleno de dudas, y pidiéndoles 15 días para reflexionar y consultar con prominentes juristas (8 de diciembre), por lo que no debe sorprender que salga ahora con que el problema es ``encontrar el lenguaje apropiado'' para la reforma (18 de diciembre).

3. La forma en una reforma constitucional es el fondo, y la actitud de Zedillo es clara: pretende desconocer lo pactado en San Andrés el 16 de febrero de 1996 y contra lo ya acordado quiere empezar a negociarlo todo de nuevo.

4. La nueva posición oficial no extraña porque las políticas zedillistas en el caso de Chiapas han sido desastrosas. La tregua no se ha roto por la inteligencia de la dirección política del EZLN y la infinita paciencia de las comunidades indígenas para alcanzar la paz, pero es evidente que de parte del gobierno hay una ineptitud que no puede esconderse, y también una falta de voluntad para enfrentar las razones que dieron origen al conflicto.

5. Los argumentos ``políticos'' para impedir que se consagren a nivel constitucional los derechos de los pueblos indios no son válidos, como tampoco procede la argumentación ``técnica'' de Zedillo en el sentido de que la iniciativa debe ser revisada por sus abogados, porque (supuestamente) éstos fungieron como asesores de la delegación oficial durante los meses de la negociación.

6. Los abogados que se han opuesto al anteproyecto incluso antes de conocerlo no lo han hecho por motivos jurídicos sino políticos, como se ve en sus imprecisos alegatos. No argumentan sobre la iniciativa sino que la deforman, pretendiendo que, de tornarse en Ley, la autonomía indígena a) pondría en riesgo la soberanía nacional, b) nos llevaría a una ``balcanización'', c) relegaría a los indígenas a un mayor retraso, o d) los confinaría a vivir en ``reservaciones'', e incluso que e) les conferiría derechos excepcionales de los que no gozarían los demás mexicanos.

7. Quienes se oponen a esta trascendental reforma sólo muestran una abierta resistencia al reconocimiento de los derechos sociales de los pueblos indígenas y a la necesidad de reconocer formas de descentralización del poder, todo lo cual lo expresan como un antiindigenismo primario.

8. Los juristas que se oponen a esta iniciativa pretenden ser defensores de la Constitución pero no lo son, pues a lo largo del sexenio pasado guardaron silencio ante las contrarreformas con las que se fue desmantelando la Constitución. La más recordada intervención de Ignacio Burgoa a lo largo de esos años no fue para oponerse a alguna decisión del poder, sino durante una velada organizada en 1993 en Los Pinos, en la cual le cantó varios boleros a Carlos Salinas a invitación del organizador de la misma, el también ``constitucionalista'' Jorge Carpizo, uno de los encubridores del salinismo.

9. La situación es tensa de nuevo y a cada momento asoman las sombras de la guerra. En una conferencia de prensa sin precedentes en la que develó los entretelones de la negociación (8 de diciembre), el subcomandante Marcos lamentó que las elecciones de 1997 hubiesen ``contaminado'' esta iniciativa y denunció que hay quienes se oponen a la reconversión del EZLN en una fuerza política independiente.

10. Ernesto Zedillo ha pretendido gobernar como un monarca irresponsable en un régimen absolutista: quiere tener todas las atribuciones pero carecer de responsabilidades, las que para él tienen que ser afrontadas por sus colaboradores. En Chiapas, sin embargo, llegó el momento en que tiene que asumirlas pues el país está hoy al filo de la navaja.