La Jornada 31 de octubre de 1996

Schulenburg ofició ayer su última misa como abad de la Basílica

Salvador Guerrero Chiprés Antonio Macedo Tenllado ``hará cabeza'' en el equipo de sacerdotes que quedará a cargo del santuario católico más grande del continente, en sustitución del abad Guillermo Schulenburg, quien se retiró de esa responsabilidad, confirmó el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.

Al término de la comida celebrada en el hotel Nikko en honor de Schulenburg, Rivera Carrera anunció que en la nueva etapa, el deseo de la arquidiócesis más grande del mundo es que este templo sea el principal centro evangelizador del país, mediante un proyecto de pastoral en el cual parroquia, basílica y santuario ``actúen como una unidad''; reiteró que la arquidiócesis no se dividirá y que se revisarán los estatutos del recinto guadalupano para redefinir su gobierno.


Procesión de Guillermo Schulenburg, antes de oficiar su último sermón
en la Basílica de Guadalupe; lo acompaña Girolamo Prigione.

Foto: Guillermo Sologuren

Cuando le preguntaron si la renuncia de Schulenburg era consecuencia de las rivalidades entre integrantes del clero católico, aseguró que ``el abad presentó voluntariamente su renuncia; mucho de lo que los medios difamaron no tiene fundamento, nunca hubo enfrentamiento, disputa ni rivalidad, todo esto fue llevado en santa paz''.

Fueron nombrados canónigos el obispo Francisco María Aguilera, Macedo Tenllado y el sacerdote Jesús Guízar, poco antes de que, en misa solemne, Schulenburg dejara de fungir como abad.

En sus primeras declaraciones, Macedo Tenllado consideró un primer gran reto ``revitalizar y rejuvenecer'' a los sacerdotes, que promedian 65 años de edad; buscar que la administración de la basílica, que anualmente recauda 15 millones de pesos en limosnas, ``no genere envidias'', y constituir un consejo de asuntos económicos que incorporaría expertos en administración y finanzas.

En el nuevo esquema legal ``ya no hay abades'', dijo.

Aplaudido al término de su intervención y al finalizar la misa, Schulenburg agradeció a autoridades civiles, al pueblo de México y al Grupo Ica las contribuciones que realizaron para construir el santuario guadalupano, terminado en su primera etapa en 1976.

Lo acompañaron en la celebración solemne diez obispos, el nuncio apostólico Gerónimo Prigione, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Sergio Obeso, y el cardenal Ernesto Corripio Ahumada.

Durante la comida, Schulenburg fue acompañado en la mesa de honor por el presidente del grupo Televisa, Emilio Azcárraga; por el presidente de la compañía Sky de servicios televisivos directos a las casas, el senador Miguel Alemán, y por el subsecretario de Gobernación para asuntos religiosos, Rafael Rodríguez Barrera, entre otros.

A su alrededor, Prigione, Obeso y otros clérigos departieron ``en esta atmósfera conciliatoria y amable'' que del encuentro describió el propio funcionario de Gobernación.

Sin embargo, Azcárraga afirmó que la Iglesia ``es una institución muy importante, pero muchas veces los hombres que la manejan se equivocan''.

Dos horas antes, Prigione y el secretario general de la Comisión del Episcopado, Ramón Godínez, insistieron en que las relaciones entre las autoridades y la jerarquía eclesiástica deberían ser cordiales y respetuosas.