La Jornada 31 de octubre de 1996

Buscan demócratas retomar el control del Congreso

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 30 de octubre A sólo dos años de la conquista republicana del Congreso encabezada por Newt Gingrich, el Partido Demócrata tiene ahora una buena posibilidad de desquitarse y retomar el control de la Cámara de Representantes, indicaron analistas políticos, aunque también señalaron que se están alejando las posibilidades de hacer lo mismo en el Senado.

El vicepresidente Al Gore buscó cómo mejorar esta posibilidades hoy durante un acto proselitista en Pittsburgh, Pennsylvania, donde solicitó a los electores ayudar a elegir un Congreso de mayoría demócrata. ``Una cosa que está muy clara es que Newt Gingrich y Bob Dole se pasaron en este último Congreso'', dijo Gore. ``Depende de nosotros... la clave para ganarles con la participación electoral''.

Tanto Gore como Bill Clinton han programado actos durante toda esta semana en estados donde hay competencias cerradas para las curules de la Cámara, con el propósito de animar un nivel de participación más alto de sus partidarios y ganar la mayoría, y con eso el control, de la Cámara.

Oficiales del Partido Republicano estaban tan preocupados por estas posibilidades que decidieron realizar una nueva campaña publicitaria por televisión en 50 distritos electorales claves. La publicidad pide a los votantes apoyar a candidatos republicanos a la Cámara a fin de evitar que el Congreso y la Casa Blanca sean controlados por un mismo partido, el demócrata.

Pero lo más notable de este mensaje es que implícitamente acepta que Clinton ganará la elección contra su candidato, aunque ni el presidente o Dole son mencionados. En privado, se dice que Dole y su compañero de fórmula Jack Kemp están furiosos con esta publicidad, pero con la elección a menos de una semana, al parecer los líderes del partido han decidido salvar a quien puedan.

Los republicanos temen que la amplia ventaja de Clinton en las encuestas deprimirá tanto a los fieles de su partido que simplemente se quedarán en casa el 5 de noviembre. Varios analistas señalaron esta semana de que si Clinton gana la elección con una mayoría de mas de ocho puntos sobre Dole en el voto popular, podría crear una ``ola'' de opinión pública positiva que arrastraría al triunfo detrás de él a muchos candidatos demócratas.

Los republicanos tienen ahora 235 curules de un total de 435 en la Cámara baja, frente a 198 de los demócratas. Para retomar la mayoría que perdieron por primera vez en 40 años en 1994, los demócratas necesitan incrementar el número total de sus curules en 19 durante esta elección.

En principio esto debería ser posible. Bill Clinton mantiene una amplia ventaja en las encuestas, el Partido Demócrata cuenta con muchos fondos que gastar y están en batalla 70 ``novatos'' republicanos que ingresaron por primera vez al Congreso en 1994, muchos de ellos muy vulnerables en esta contienda. Un análisis del diario The Washington Post esta semana estimó que por lo menos 26 de estos novatos están en peligro.

Los demócratas esperan recuperar la Cámara al ganar nuevas curules en el noreste y el oeste del país, mientras intentan no perder demasiadas en el sur. En California hay 10 curules en juego y esas contiendas aparecen tan cerradas que no se puede definir un ganador probable por el momento, y hay casos similares en el estado de Washington. Los demócratas también están batallando con muchos de los novatos en los estados del noreste como Nueva York y Pennsylvania, donde Clinton goza de una buena ventaja.

Pero la clave para los demócratas es el nivel de participación electoral. ``Toda mi experiencia indica que una participación baja ayuda a los republicanos'', comentó Andrew Kohut, del centro de encuestas Pew Research Center. Los demócratas están de acuerdo y señalan que la conquista republicana de la Cámara en 1994, ocurrió en parte porque sólo un 39 por ciento del electorado participó en esa elección legislativa, y de éstos sólo el 20 por ciento endosó la ``revolución'' del ahora presidente de la Cámara, Newt Gingrich.

Los demócratas esperan que si pueden generar una participación más elevada, y en particular promover el voto de las mujeres --que fueron claves en la elección de Clinton en 1992, pero que no se presentaron a votar en gran número en 1994--, podrán reconquistar la Cámara. Otros sectores que serán animados a acudir votar por el partido serán los latinos, negros y sindicalistas.

Pero, irónicamente, la ventaja que goza Clinton en las encuestas también podría tener la consecuencia de dar la impresión a muchos simpatizantes de que no es necesario acudir a las urnas el día electoral. Además de esto, los demócratas tienen la desventaja de que la mayoría de los representantes que se están retirando de la Cámara son de su partido, un total de 30, 19 de los cuales están en el sur donde hay buenas oportunidades para los republicanos. Asimismo, de los representantes que están buscando relección pero están en peligro electoralmente, 45 son demócratas y sólo 19 republicanos, según el boletín electrónico especializado PoliticsNow.

La estrategia de los republicanos está centrada en el sur. Los tres líderes de la Cámara son sureños; ese partido ganó 16 curules en esa región en 1994, y cinco diputados demócratas sureños se mudaron a las filas republicanas tras las elecciones de 1994. Los republicanos buscan las 19 curules que están en juego porque sus ocupantes decidieron retirarse del Congreso y se espera que ganen un buen número de ellas.

Al mismo tiempo, los demócratas están esforzándose a lo máximo para no perder esas mismas curules; Gore viajará este jueves a Texas y se espera que Clinton visite esa región por lo menos una vez más.

Un sondeo del diario The Wall Street Journal sobre los pronósticos de los asesores políticos, encontró que la mayoría opina que los demócratas ganarán más asientos en la Cámara, pero que sólo tienen una oportunidad de partes iguales para ganar las 19 curules que necesitan para reconquistar la mayoría. El analista Stuart Rothenberg declaró al Washington Post que el resultado más probable es un avance demócrata de entre 10 y 15 curules, dejando a los republicanos todavía el control, pero con una mayoría mucho menor.