De última hora cambiaron los vientos y Jorge Alcocer no será el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE). Su nombre no aparecía anoche ni siquiera entre los otros ocho consejeros que casi seguramente integrarán el Consejo General del máximo organismo electoral.
De manera extraoficial, aunque todavía no concluían las negociaciones entre los partidos políticos y a reserva de que sean ratificados por el pleno de la Cámara de Diputados, el presidente del IFE será José Woldenberg Karakowsky, quien es uno de los seis consejeros ciudadanos que terminaron sus funciones.
Los otros ocho consejeros ciudadanos serán Jacqueline Peschard, Mauricio Merino, Jaime Cárdenas, Juan Molinar Horcasitas, Alonso Lujambio, José Barragán, Jesús Cantú y Emilio Zebadúa.
Al cuarto para las 12
La expresión popular habla de posponer las cosas ``al cuarto para las doce'' y eso fue lo que hicieron anoche, literalmente, los legisladores federales de nuestro país: aprobar leyes en el último minuto.
Ayer en este espacio habíamos comentado que los diputados integrantes de las comisiones dictaminadoras estaban prácticamente ``acuartelados'', pero en la práctica la medida alcanzó a todos los miembros del Congreso.
Los diputados sesionaron por la mañana y al filo del mediodía se decretó un receso para las 17:30 horas. Cuando se volvieron a reunir se utilizó casi como relleno la lectura de una iniciativa de modificaciones a la ley de las Afores, y luego se decretó otro receso para las 20 horas, pues se suponía que para ese momento ya tendrían lista la iniciativa acerca de los requisitos y procedimientos para la elección de los miembros del IFE y del TFE.
Pero dieron las 19:45 horas, es decir el ``cuarto para las ocho'', y la famosa iniciativa no aparecía por el Palacio Legislativo de San Lázaro. No podía llegar allí porque todavía no se lograba el tan buscado consenso en la mesa de negociaciones de Gobernación, donde se reunieron también de manera casi permanente el titular de esa dependencia, Emilio Chuayffet Chemor, y los dirigentes de los cuatro partidos representados en el Congreso de la Unión: PRI, PAN, PRD y PT.
Para los senadores la espera era todavía más larga. Estaban citados para las 22 horas, pero el inicio de su trabajo dependía de que terminaran los diputados. El plan era que la iniciativa debidamente ``consensada'' fuera aprobada de inmediato por los diputados y remitida inmediatamente a la Cámara de Senadores, para que se ratificara también con toda celeridad. Después tendría que pasar por el mismo proceso ante el presidente de la República, así que al jefe del Ejecutivo Federal, Ernesto Zedillo, le esperaba asimismo una noche de desvelo.
Los más desvelados de todos serían los trabajadores de los talleres en donde se imprime el Diario Oficial de la Federación, porque ése es el último requisito para que una ley entre en vigor: que se publique en el periódico oficial.
Por cuestiones de tiempos de producción, esta columna se terminó de escribir mucho antes de que concluyera el acelerado proceso legislativo, pero se puede dar por seguro que hoy, a la hora en que se empiece a leer esta edición, ya todo estará listo para que los legisladores confirmen las elecciones que prácticamente estarán decididas en la mesa de negociaciones instalada en la Secretaría de Gobernación.