La paz con dignidad está tan cercana como la voluntad política de las partes lo quiera. A este esfuerzo deben seguir contribuyendo la sociedad, los partidos y las agrupaciones civiles. En San Andrés y en San Cristóbal no se concerta sólo la pacificación de una zona de Chiapas: se están sentando las bases para lograr una nueva forma de convivencia nacional, más justa para todos.
En un México que desconfía de la política como fórmula de entendimiento y resolución de conflictos, gracias al desdoro que sobre esta actividad han traído muchos ``políticos'', los entendimientos logrados con el EZLN revaluan a la propia actividad política como algo que puede hacer posible consensar acuerdos y salvar diferendos.
La labor de intermediación y de coadyuvancia tiene que ser ajena a protagonismos, debe ganarse a las partes en conflicto, promover la confianza de la sociedad y trabajar eficiente y puntualmente en busca de que se dé cumplimiento a lo pactado. Debe tomar la dimensión política que le permita, incluso, llamar a las partes cuando una o ambas se alejan de los propósitos explícitos del diálogo. Si un intermediario no acata estas reglas, entonces no está cumpliendo su tarea.
En la Cocopa hemos asumido un compromiso por la paz y los resultados han sido presentados públicamente. En esta coyuntura, una vez más, hemos servido de puente entre las partes para tratar de alcanzar nuestro objetivo inmediato: retomar los caminos del diálogo y coadyuvar a la terminación del clima de sospecha, desconfianza y persecución que en las últimas semanas con mayor o menor sutileza se ha manifestado.
En el horizonte, nuestro objetivo es allanar el camino para la construcción de la paz, que deberá tener la trascendencia que se requiere. Esto permitirá, por un lado, propiciar el escenario para que el EZLN se transforme en una fuerza política que participe en la vida nacional, conforme a su peso específico y, por otro lado, asegurar al Gobierno Federal la terminación de la incertidumbre política por este motivo, lo cual no es menor.
La discusión entre las partes acerca de los temas acordados tiene que proseguir, buscando un mejor formato que agilice las negociaciones y la incorporación de los resultados al diálogo nacional. En este sentido, lo alcanzado por la Cocopa, la Conai y el EZLN en los últimos días muestra la eficiencia del método adoptado.
La Cocopa ha logrado, a través de estos meses, ganarse la confianza de las partes. Con el EZLN, esta confianza le ha permitido destrabar en pocos días lo que llevaba meses detenido, a través de un intercambio de opiniones abierto y fructífero.
Igualmente y conforme a sus propias palabras, la Cocopa cuenta con la confianza del Presidente de la República y las instituciones que conforman el Gobierno Federal. Este apoyo le ha permitido, en más de una ocasión, resolver los malos entendidos y los diferendos que han puesto constantemente el diálogo en peligro.
En resumen, hay voluntad política de las partes y el compromiso de los mediadores por acercar la paz. Aprovechemos el momento político que vivimos y demos un empujón definitivo al método alcanzado en los hechos. Si esta voluntad persiste, la paz está cerca.