La Jornada 30 de octubre de 1996

En ríspido debate aprobó el Senado los cambios a la petroquímica

Ismael Romero En infructuoso y por momentos ríspido debate, senadores de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) intentaron convencer a los del Revolucionario Institucional (PRI) sobre los riesgos que entraña para la soberanía de la nación la participación extranjera en la compra de la industria petroquímica secundaria. Incluso, la campechana Layda Sansores advirtió que se estaría iniciando el camino de la ``desnacionalización'' del petróleo, pero sus compañeros de la mayoría priísta decidieron, con otros argumentos, ratificar la reforma y adiciones a la Ley Reglamentaria del artículo 27 de la Constitución, en el ramo del petróleo.

El senador perredista Heberto Castillo advirtió que el futuro de México se encuentra en riesgo, porque la iniciativa constituye un ``retroceso histórico'' y un serio peligro para la soberanía y seguridad nacionales.

``No entreguemos las materias primas así nada más... No le pongamos una lápida a ese esfuerzo de aquel pueblo de 1938... No hagamos ahora, en este Senado, un acto del cual nos podamos arrepentir después'', pidió.

Pero los priístas aprobaron por 88 votos en pro y 30 en contra del PAN y del PRD, incluido el de la campechana Layda Sansores, los cambios a la legislación, previamente aprobados por la mayoría priísta en la Cámara de Diputados.

Quince oradores de los tres partidos pasaron por la tribuna senatorial, después de que Carlos Romero Deschamps, líder nacional del sindicato de trabajadores petroleros, presentó el dictamen de la iniciativa. ``Estamos en favor de la iniciativa, porque se preserva el concepto de soberanía en el manejo de los hidrocarburos'', expuso.

Pero este argumento fue rebatido después por panistas, perredistas y la senadora Sansores.

Por ejemplo, Herrero Arandia manifestó que la privatización de la petroquímica secundaria tiene una ``clara dedicatoria hacia los inversionistas extranjeros''.

Castillo señaló que quizá el problema no es tanto los cambios a la ley, sino el Tratado de Libre Comercio (TLC), una de cuyas cláusulas permite a estadunidenses y canadienses acudir a la protección de sus gobiernos. El Senado, sugirió, debería reflexionar sobre ello, y planteó la necesidad de establecer un ``retén'' a dicha cláusula.

En una parte de su intervención, visiblemente contrariado, Castillo se refirió al secretario de Energía como ``Jesús González-Garza'' (es su apellido materno). ``El dice que es Reyes-Heroles... Es una vergüenza para mí, francamente'', exclamó el perredista.

Por sus intervenciones, José Trinidad Lanz Cárdenas regañó al panista y al perredista, pues manifestó que los dos participaron en un debate ajeno al de los cambios a la ley. ``Por ver el bosque, no supieron ver los árboles'', y los árboles son la facultad que el Legislativo rescató del Ejecutivo para que la clasificación de la petroquímica básica se haga ahora en el Congreso y no en ``las tinieblas de una oficina''. No hay en la ley, subrayó, ni ``retroceso histórico'' ni ``entrega a los extranjeros''.

Castillo respondió a Lanz que era una ``vergüenza'' que hubiera subido a ocultar la verdad a la nación con un ``telón transparente'', y lo invitó a pensar en el reclamo que le harán sus hijos o sus nietos en el futuro.

Para rematar, Castillo le preguntó a Lanz: ``¿Usted cree que es lo mismo Reyes Heroles junior, que Reyes Heroles padre?''. Alguna respuesta debió haber dado el priísta, porque el perredista añadió: ``Que Dios lo perdone, señor senador''.

El panista Francisco Xavier Salazar expuso que con la nueva estrategia del gobierno, los inversionistas mexicanos sólo se quedarán con ``chatarra'', mientras los extranjeros tendrán las nuevas plantas y, por medio de ellas, el mercado.

El priísta José Luis Lamadrid le dijo que ``quien piensa en chatarra tiene la mente chatarrosa''. Y ya en este contexto de agravios, el perredista Félix Salgado Macedonio expresó que el PRD votaría en contra, porque la iniciativa atenta contra la soberanía de México. ``Ni mariguano ni borracho votaría a favor de esta propuesta descabellada''.

Adulador primero, Salvador Rocha Díaz, del PRI, dijo que el debate reflejaba el ``México plural y libre'' que han sabido construir los mexicanos, pero después recriminó a Heberto Castillo haber pretendido disminuir a Jesús Reyes Heroles junior, resaltando los méritos del ``ilustre'' Jesús Reyes Heroles padre. ``Y lo digo en defensa de los hijos de don Heberto Castillo, que difícilmente tendrán la calidad y categoría que él tiene'', agregó.

Después apuntó baterías en contra de Félix Salgado, de quien afirmó que se había autodenostado diciendo en tribuna que no firmaría ni mariguano ni borracho. ``Quiere decir que reconoce usted que a veces está mariguano y borracho''.

En la recta final habló Layda Sansores, quien expuso que el ``negro de humo'' ha cubierto este proceso de privatización, y que una abrumadora mayoría tiene el sentimiento de que la iniciativa es sólo parte de un libreto que se empezó a escribir atrás en los centros internacionales del poder financiero.

``La verdadera razón es que predominan las conveniencias sobre las convicciones. El no querer perder el escritorio o arriesgar los privilegios del poder que se afianzan desde afuera. Es querer mandar sin obedecer al pueblo. Es confundir certidumbre con servidumbre. Es negarse a trascender'', sostuvo.

La priísta indicó que al permitir que las nuevas plantas queden cien por ciento en manos de extranjeros se está iniciando el camino de la desnacionalización del petróleo. Irma Serrano, Cristóbal Arias, José Angel Conchello y José Murat cerraron el debate que duró más de tres horas.