Posiciones extremas frenan la reconciliación en el municipio de Tila, Chiapas
Angeles Mariscal, corresponsal /II, Tila, Chis. De zapatistas y paramilitares se acusan mutuamente, los primeros dicen estar organizados de manera pacífica y civil, a través de PRD, con el objeto de luchar por mejorar su nivel de vida; los segundos, al sentirse amenazados, formaron el grupo Paz y Justicia, presuntamente para imponer estas dos condiciones en las comunidades divididas.
El pasado 15 de octubre los 2 mil desplazados que permanecen en la comunidad Jolnixtié mantuvieron una reunión con funcionarios de gobierno estatal y municipal, marcada por el temor del alcalde de llegar a acuerdos que posteriormente desconocieran los demás miembros del cabildo, reconocidos dirigentes de Paz y Justicia. Carlos López Martínez dejó ver que por instrucciones del gobierno del estado se estaba llevando a cabo la reunión, demandada desde tiempo atrás por los desplazados, quienes solicitan acuerdos reales, consensados y formales entre los grupos, como condición para volver a sus comunidades.
Familias de militantes perredistas desplazadas por la organización
Paz y Justicia del municipio de Tila, en el estado de Chiapas.
Foto: Angeles Mariscal
Manuel Pérez García, representante de los desplazados, cuenta: ``desde el 18 de junio pasado, aunque algunos desde agosto del año pasado, empezaron las expulsiones''.
Desde el año pasado, recordó, se venía formando Paz y Justicia; ya teníamos miedo de salir, de quedarnos donde eran mayoría porque si nos agarraban no nos llevaban a la cárcel sino al monte, donde nos torturan y pues... todavía queremos la vida.
En marzo de 1995 se reunieron los representantes de las comunidades de Tila para, conforme a sus usos y costumbres, elegir al presidente municipal. Se dio entonces el rompimiento entre ``priístas y perredistas'', los unos por la permanencia, los otros por un cambio.
Se formaliza entonces Paz y Justicia, dice Manuel Pérez, y señala que los actuales regidores son los principales dirigentes de la organización que califica de paramilitar.
``Al llegar al poder más radicales se volvieron, tomaron más fuerza porque a través del gobierno dieron garantías y recursos a su organización. Se ensordecieron, se negaron a escuchar cualquier planteamiento, entonces empezaron las agresiones, los enfrentamientos''.
``Se extendió su organización hasta Tumbalá, Salto de Agua, Sabanilla; nos empezaron a cercar y si queríamos viajar nos esperaban en El Crucero, única puerta de salida del valle de Tila; empezaron las muertes y una situación que ya no se podía controlar; se dio entonces el éxodo''.
Los de Paz y Justicia corrieron el rumor de que iban a bombardear la comunidad Jolnixtié; el 18 de junio llegó un grupo del Ejército junto con los regidores y las familias bajaron de las comunidades cercanas.
Antes, el 13 de junio, Gilberto Vázquez Hernández y Florencio López Vázquez fueron secuestrados 20 metros antes de llegar a Corosal Nuevo. Ese mismo día, Genaro Vázquez Hernández, menor de edad, fue herido con arma de fuego cuando a caballo regresaba a Corosal Nuevo por el camino que va a Patastal.
El 16, un grupo de personas con rifles y escopetas emboscó y mató a Domingo Sánchez Vázquez a la altura de Patastal. Ese mismo día, Alfredo Martínez Vázquez, Horacio Vázquez Martínez y Francisco Vázquez Sánchez, fueron heridos con arma de fuego al ser emboscados cuando se dirigían a sus parcelas, rumbo a Patastal.
Un día después, entre el crucero Masojá Shujá y Agua Fría, un vehículo de la Unión de Ejidos Benito Juárez fue emboscado. Ahí murió Fernando Martínez Pérez y fueron heridos Filadelfo Jiménez Vázquez, Guillermina Magaña Martínez y Honorio Sánchez López.
El 18, en Jolnixtié I Sección, José Martínez Pérez, Marcela Martínez López y las menores Gabriela y Graciela Martínez Martínez, murieron en una emboscada. El 21, en el poblado Guanal, Nicolás Jiménez Martínez, Antonio Jiménez López y Marcelina López Pérez fueron muertos por arma de fuego al ser emboscados.
Los muertos y heridos se contaban de ambas partes. Ello provocó el éxodo de los pobladores militantes perredistas.
El 18 de junio a las cuatro de la tarde avisaron que saliéramos porque la comunidad Jolnixtié iba a ser bombardeada porque éramos del PRD.
``Salimos al monte, pasamos ahí la noche, bajo el agua; por la mañana buscamos alguna otra comunidad. Al siguiente día llegaron los de Seguridad Pública y las guardias blancas, todos estaban revueltos, se confundían entre sí, estaban camuflajeados''.
Considera que la causa de las disputas data de 1988, cuando ``empezamos a organizarnos por la violencia que viene del gobierno, por la injusticia; por ejemplo, decidimos juntarnos los del norte y no pagar las contribuciones porque para nosotros es mucho 15 millones de pesos; ¿de dónde los vamos a sacar? Nos juntamos, preguntamos, ¿los pagamos o cómo le hacemos? Empezamos a reflexionar que no teníamos dinero, que no estábamos de acuerdo...''
Oyendo hablar de esto, los otros dijeron que éramos zapatistas porque estábamos hablando del gobierno. Pero armas sólo tienen ellos, los de Paz y Justicia, añade. Al otro lado del río otros rostros también estaban ansiosos de hablar. Las nueve familias de Paz y Justicia dieron su versión.
Los militantes de Paz y Justicia, que permanecen también en Jolnixtié, separados por un río, comentan en voz de Mateo García Hernández: ``tienen cinco o seis años que están mal organizando a la gente; piensan que van a salir de la pobreza, que van a terminar con los multimillonarios''.
``Nosotros supimos porque muchos de nuestros familiares están con ellos. Pero por nuestra parte no queremos problemas, no queremos comprometernos. Aceptamos lo que el gobierno manda; al escucharlo dicen los perredistas que es pura mamada lo que da el gobierno, que no hay que recibirlo''.
Añade que es falso que están organizados en el PRD, que en realidad están organizados por los catequistas, por los zapatistas.
Los aludidos consideran respecto a las acusaciones que los grupos priístas que detentaban el poder se sintieron amenazados y entonces los señalaron como zapatistas.
``Nosotros no tenemos la organización de los zapatistas. Estamos unidos, pero en partidos como el PRD, para lograr el cambio, para exigir democracia, libertad, justicia, mejores condiciones de vida'', responden.
``Acusan a los catequistas, al Tatic Samuel, eso es falso; cuando estamos en la Iglesia no hablamos de política; eso también le toca a la sociedad, pero en otro lugar'', añaden.
Para que se dé el regreso de los desplazados, ambas partes exigen un diálogo, un pacto de no agresión, manteniendo sin embargo posturas políticas radicales.
``No sabemos qué es lo que pasa con ellos --los desplazados--; pero para que regresen necesitamos estar de acuerdo con la mayoría de Paz y Justicia, porque si nosotros los aceptamos nos van a echar la culpa a nosotros y quién sabe qué es lo que pase'', previenen los dirigentes.
``Si no se va a resolver el problema que se vayan a un rancho que está en la raya de Tabasco, uno que invadieron, si se quedan aquí queremos que pertenezcan a un partido priísta, como nosotros, mientras no se puede'', advierten.
Los desplazados piden un acuerdo de no agresión, un compromiso de la otra parte. ``El gobierno nos invita a volver, pero los problemas siguen; no hay garantías ni seguridad; está la propuesta de un diálogo, eso está bien porque así se van a dar cuenta qué pensamos, que todos somos hermanos''.
``Nosotros proponemos respetarnos, que vuelva la tranquilidad, que se olvide el pasado, las muertes, la destrucción de nuestras viviendas. También exigimos garantías de parte del gobierno. Una vez iniciado el diálogo vendríamos ya para quedarnos, para que cada uno retorne a sus comunidades; mientras, aquí seguimos...