30 MIL REZARON EL ROSARIO EN LA PLAZA MEXICO
José Gil Olmos Después de una semana de debate con el gobierno sobre su derecho a participar en la vida política del país, ayer la Iglesia católica logró reunir unos 30 mil feligreses en la Plaza de Toros México, donde el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, hizo un llamado a la fe para superar tiempos de ``adversidades, ataques, dudas e indiferencias''.
Las expectativas no se cumplieron. Las autoridades eclesiásticas esperaban al menos 50 mil personas en la celebración del Rosario Viviente para conmemorar el 50 aniversario de la ordenación sacerdotal de Juan Pablo II.
Miles de velas
iluminaron la Plaza de Toros México
la noche de ayer, durante la
celebración del Rosario
Viviente. Foto: José Antonio López
Pero casi lleno, el embudo de Insurgentes dio paso a la ceremonia eclesiástica en la que miles de niños, mujeres, hombres y ancianos cantaron, bailaron y celebraron hasta las lágrimas uno de los actos religiosos más amplios que se han efectuado recientemente.
La casa de la fiesta brava dio lugar este sábado al festejo católico. El aplauso fue ayer para Rivera Carrera, a su llegada.
Casi al atardecer, cuando las manecillas del reloj de la plaza marcaban cuarto para las siete de la noche, el prelado entró a escena en este acto religioso que fue trasmitido vía satelite a 18 países de América y Europa, a 98 ciudades del país y a más de 2 mil poblaciones que también participaron simultáneamente.
Por quinto año consecutivo en la ciudad de México, la Iglesia católica realizó el Rosario Viviente. El acto tuvo mayor relevancia por el aniversario de las Bodas de Oro Sacerdotales de Juan Pablo II y por los días de debate y polémica con el gobierno sobre la participación política de la Iglesia.
Desde dos horas antes de la celebración los feligreses llegaron al lugar de reunión arreglado especialmente para esta fecha. Las estampas de las vírgenes de Guadalupe y María eran obsequiadas a la entrada. Muchos llegaron vestidos de blanco, otros de amarillo --en alusión a la bandera del Estado Vaticano. Los más con velas que más tarde iluminaron por completo la Plaza México.
En el ruedo los organizadores instalaron los símbolos católicos y un enorme rosario con sus 30 cuentas hechas con lámparas, las cuales se prendían conforme recorría la oración.
En el centro, los jóvenes que escenificaron los cinco misterios o alianzas entre el Dios católico y el hombre, y al fondo el altar donde fueron colocadas las imágenes unidas de la Virgen de Guadalupe y la de Juan Pablo II, después de que dieron una vuelta al ruedo sobre los hombres de una media docena de jóvenes.
Emocionados, muchos con lágrimas en los ojos mientras alzaban los brazos al cielo iluminado por una luna llena, los reunidos cantaron alabanzas, aplaudieron al escuchar los nombres de Juan Pablo II y del arzobispo Norberto Rivera, se mecieron al ritmo de los cántico religiosos y oraron para que ``la hermandad no sea algo estéril'', según exclamó el arzobispo primado de México.
Ubicado en uno de los palcos especiales, acompañado por otros religisoso, apoyado por lo suyos que en unas pancartas le decían: ``Gracias por su homilía valiente'', Rivera Carrera se mostró contento por la asistencia de su rebaño a la Plaza de Toros México.
El aplauso se desgranó cuando el prelado tomó la palabra al final del rosario. Por un momento los gritos de ``¡Viva Cristo Rey!'' y ``¡Viva el Santo Papa!'' arrebató la palabra a Rivera Carrera; ya calmado el ánimo de los feligreses, el arzobispo emitió su mensaje.
Luego de hacer alusión al Rosario Viviente Norberto Rivera manifestó: ``Expresa vida y da vida. Ese es el prodigio que María logra para nuestra querida arquidiócesis de México en esta época tan necesitada del signo del amor para superar todas las adversidades, los ataques, las dudas y las indiferencias de una cultura empeñada en otras realidades lejanas al amor verdadero''.
Sin ninguna alusión a la participación política de la Iglesia católica, Norberto Rivera dijo que la fe ``no debe apagarse'', sino ``difundirse con piedad y alegría como las que hemos encendido esta noche''.
Llamó a la grey católica de México a llevar esta fe a todos los hogares, a las universidades y oficinas, cárceles y campos deportivos, a las escuelas y con los vecinos, y aseguró que la ``hermandad'' con que se rezó en esta ocasión habla de ``un mundo feliz que no es estéril, sino sumamente fecundo''.
Con el crepitar de miles de velas que se encendieron en la Plaza de Toros México los reunidos allí recibieron el mensaje que el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado de Juan Pablo II, envió desde El Vaticano con fecha 10 de agosto.
La celebración terminó con cánticos. La señal del satélite había transmitido la escenificación teatral del Rosario Viviente. Con sólo un gesto el arzobispo bendijo miles de veladoras. Y con otro despidió a los 30 mil feligreses que reunió este sábado por la noche.
De los corresponsales Con la celebración de rosarios en diversas ciudades del país y la participación de miles de personas, ayer se llevó a cabo el jubileo por los 50 años de ordenación de Juan Pablo II y la salvación de México.
En Mérida, Yucatán, ante unos mil 500 feligreses, la jerarquía eclesiástica, con el acto de fe denomindo Rosario Viviente, celebró además el aniversario número 18 de la llegada de Juan Pablo II al Vaticano.
Encabezados por los arzobispos titular y emérito, Emilio Carlos Berlié Belaunzarán y Manuel Castro Ruiz, respectivamente, los feligreses oraron por la salud del Papa, el bien que ha hecho a la humanidad y la fe acrecentada de millones de católicos.
Posteriormente, al ser entrevistado sobre la polémica Iglesia-Estado, el arzobispo Berlié Belaunzarán sólo dijo: ``Ahora son tiempos de callar''.
En las iglesias y parroquias de Querétaro, con una afluencia ligeramente superior a la normal en un sábado por la noche, también se realizó el rosario, rito que fue calificado como una de las principales prácticas religiosas y la mejor respuesta a la conversión del mundo. El rosario, señalaba la convocatoria, es la síntesis de la historia de la salvación explicada en la Biblia y la conservación de la fe en la patria.
En la plaza de toros Caletilla de Acapulco, Guerrero, unas mil 500 personas también se dieron cita para conmemorar la ordenación de Karol Wojtyla y escuchar los mesajes sobre la vocación sacerdotal y la Virgen María.
Sin la presencia de los obispos de Tulancingo, Pedro Aranda Díaz; Huejutla, Salvador Martínez Pérez, y Tula de Allende, Octavio Villegas, unas tres mil personas se congregaron anoche para participar en las celebración de los 50 años de vida sacerdotal del máximo jerarca de la Iglesia católica.
Por su parte, el gobernador de Baja California Sur, Guillermo Mercado Romero, manifestó la necesidad de ``avanzar un poco'' en la reglamentación del artículo 130 constitucional, porque, dijo, existen lagunas ``que hay que superar''.
Guillermo Mercado Romero asistió, junto con sus principales colaboradores, a la misa con la que se inició ``el año jubilar'', el cual dentro de 12 meses marcará 300 años del comienzo de la evangelización de las californias.
El acto litúrgico que congregó a más de 7 mil personas en el estadio municipal de La Paz fue presidido por cinco obispos y un arzobispo.
En la homilía, el obispo de esta ciudad, Braulio Rafael León Villegas, indicó que la llegada de los misioneros en 1697 a la población de Loreto, primera capital de las región, marcó ``para siempre la vida y la historia religiosa y civil de las tres californias. Después de muchos intentos para conquistar la zona, fue la infatigable tarea del jesuita Juan María de Salvatierra --y no el poder militar-- el que trajo la civilización y el evengelio, apuntó el prelado. (Alfonso Gavito González, Luis boffil, Alberto Espinosa, Maribel Gutiérrez y Carlos Camacho).