Tras varios meses de reflexionar sobre su trayectoria, sus limitaciones actuales y actividad futura, el grupo socialista Corriente del Socialismo Revolucionario, formado hace ocho años en las postrimerías del PMS, llegó a la conclusión de proponer a sus afiliados ingresar al Partido de la Revolución Democrática. Tal decisión no implica la renuncia de su perfil ni de sus aspiraciones de emancipación humana. Es la búsqueda de nuevos espacios y de la posibilidad de contribuir con mayor eficacia a la construcción de una salida democrática y popular a la prolongada crisis del país, y a la defensa de la soberanía nacional.
La Corriente del Socialismo Revolucionario es uno de los grupos socialistas que pudieron sobrevivir, --sin abjurar de ideas esenciales--, a sus propios errores de los decenios anteriores y al colapso del socialismo real. Sus integrantes, ex militantes de los partidos Comunista Mexicano, Socialista Unificado de México y Mexicano Socialista, no han dejado de trabajar desde la desaparición de éste último. Publicaron durante tres años la revista Socialismo y han continuado la reflexión y elaboración políticas. Paralelamente, promovieron junto con otros grupos de izquierda la organización de dos conferencias de la izquierda socialista; en 1991 aliados con el PRT crearon el Frente Electoral Socialista para participar en las elecciones federales de ése año, y en 1994 trabajaron en la Alianza Democrática Nacional que apoyó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas. En los años recientes se comprometieron en el movimiento solidario y de cooperación con el EZLN.
Hoy deciden ingresar al PRD, en donde se proponen colaborar lealmente --como es su norma de siempre-- al fortalecimiento del trabajo y la influencia política de éste partido, a la definición de sus tareas actuales, y a trabajar por su desarrollo como alternativa de gobierno y de poder. Se proponen asumir sus nuevas responsabilidades sin abandonar sus metas de emancipación, sus aspiraciones de socialismo democrático para el futuro. Lo hacen convencidos de que con su propio perfil, sus instrumentos de análisis y su herencia irrenunciable, los socialistas tienen el deber de participar en la lucha por el tránsito de México a la democracia plena y a un nuevo rumbo económico. Están convencidos de que deben hacerlo hoy desde la filas del PRD.
Por el camino de la democracia van a crearse en el futuro las condiciones para cambios sociales de fondo, pues el desarrollo pleno de un sistema democrático hará evidente que no es en la falta de democracia o en su insuficiente desarrollo donde se encuentran las causas de la desigualdad y de las injusticias sociales, de la opresión y atropello a la dignidad de la gente, sino en la estructura económica, en las formas de propiedad y en la explotación del trabajo asalariado. Ya en el presente, pero sobre todo en el futuro, el desarrollo mostrará que el mercado capitalista sólo genera injusticia y desigualdad, y en países como el nuestro es adverso a la democracia, como lo evidencian 15 años de neoliberalismo en México, donde los espacios democráticos se han creado con la oposición y resistencias de quienes desde el poder impulsan ese modelo injusto y antinacional.
Por ello, para los socialistas, y debiera ser así para toda la izquierda, el punto de partida en la lucha por cambios de fondo es el rechazo a la lógica de dominación del sistema actual, que convierte en objeto al ser humano y le impide la creación de su propio futuro.
Al decidir su ingreso al PRD, los integrantes de la CSR lo hacen conscientes de que aquélla formación política no tiene un programa socialista, pero por sus posiciones democráticas y de izquierda en ella hay un espacio para los socialistas. No puede olvidarse, además, que tal partido es resultado de la fusión del democratismo radical de quienes abandonaron el partido oficial por divergencias de fondo, y la izquierda socialista. Y hoy es uno de los abanderados consecuentes de la democracia, de la soberanía nacional y de la búsqueda de nuevos caminos para alcanzar la justicia social.
Dentro del PRD los socialistas no se proponen ser un grupo para la disputa de posiciones de ninguna especie, pero sí ejercer lealmente su derechos y cumplir igual sus obligaciones. Tampoco piensan renunciar a su identidad de socialistas, de la cual se sienten orgullosos, ni diluirse (sería equivocado) pues tienen la convicción de que en el PRD hay un lugar para el trabajo de los socialistas, de la misma manera que lo tienen los de otras corrientes de la izquierda y la democracia.