Luis Javier Garrido
Blackmail

La vida política mexicana no registra otro periodo de nuestra historia en el que las decisiones del poder se hayan tomado de manera tan oscura y cediendo de manera sistemática a las presiones del exterior.

1. La investigación y el encausamiento penal de Carlos Salinas y de Josephe-Marie Cordoba por peculado, delitos contra la Nación, narcotráfico y homicidio hubiera permitido a Zedillo mostrar que se puede terminar con la impunidad, y así recuperar para la Nación recursos fundamentales, reorganizar el ``sistema'' financiero del país y algo muy importante: desagraviar a los mexicanos. El heredero de Salinas, en vez de optar por el Estado de derecho, prefirió por el contrario encubrirlos, con todo el costo que ello entraña para el país, y en esta decisión ha sido determinante el papel de Washington.

2. El espectáculo que Zedillo y el procurador Lozano Gracia han dado con las (supuestas) ``investigaciones'' de los casos Colosio y Ruiz Massieu es patético. A lo largo de los últimos meses no han hecho otra cosa que distraer la atención de los mexicanos con aparentes evidencias de la culpabilidad de los Salinas, que han ido de la inculpación de Othón y del Estado Mayor presidencial en el homicidio de Colosio a la aparición de la presunta osamenta de Manuel Muñoz Rocha, pero sin atreverse a presentar evidencias con un peso legal. En otras palabras, esas endebles ``pruebas'' le han permitido al gobierno propiciar las críticas a los Salinas, pero al mismo tiempo exonerarlos por sus crímenes.

3. La estrategia del gobierno para enfrentar a la demanda de que se investigue el sexenio anterior, urdida probablemente por Cordoba, no deja lugar a dudas. A fin de fortalecer a Zedillo se está aparentando que existe una ruptura de éste con Salinas pero sin llegar a probarle nada.

4. Las mejores estrategias suelen fallar sin embargo y el propio Zedillo, al recibir a los enviados de Univisión (23 de octubre), confirmó no sólo que desconoce el precio del kilo de tortilla y del litro de leche sino que su gobierno sigue encubriendo a su predecesor. Al negar haber sido impuesto en la silla presidencial por Salinas, rehusarse a emitir una opinión que no fuese elogiosa sobre su (antiguo) jefe y afirmar balbuceante que la última vez que habló con él fue el 1 de diciembre de 1994, Zedillo obviamente mintió a los telespectadores de varios países.

5. En este escenario hay que subrayar además algo que se ha desestimado frecuentemente. La complicidad de priístas y de empresarios en la operación de encubrimiento obedece no sólo a la convicción que tienen de que el descubrimiento de la magnitud de los ilícitos del salinismo los involucraría a muchos de ellos y constituiría ``el fin del sistema'', sino también a un reflejo de subordinación, al constatar la protección que el gobierno norteamericano le está brindando a Salinas.

6. ¿Cómo se puede soslayar por lo mismo el hecho de que esta falta de credibilidad tiene un fuerte impacto en la economía?

7. Los centros de poder financiero y la Casa Blanca, atrapados en su propio escenario, carecen ahora de alternativa. Como no buscan más que el control de los recursos básicos del país, creen que no requieren más que mantener a la (macro) economía en términos manejables. Apostaron todo a que los tecnócratas salinistas les entregarían las riquezas básicas del país y, al no entender que la economía va de la mano de la política, no pueden percibir que con ellos México va al desastre.

8. La impunidad de Salinas (como la de Cordoba) continúa estando vinculada, de tal manera, a la entrega del país, en el chantaje más grande de la historia de las dos Naciones.

9. El saldo de este episodio es sin duda deplorable, pues nada nos habrá salido más caro a los mexicanos que los ilícitos de esos hombres, cuyos excesos han propiciado el desmantelamiento de la Nación, Los hechos están a la vista, y es claro que Washington continuará brindándoles protección mientras prosigan imponiendo el programa neoliberal, de ahí la urgencia de Zedillo por privatizar la petroquímica (secundaria), proyecto en el cual no se ha echado atrás.

10. La historia, sin embargo, la escriben también los pueblos, y por eso la demanda por la transición política es fundamental para rescatar a la Nación y para que en el futuro las decisiones políticas sean transparentes.