¿Qué cose la confrontación entre vecinos y restauranteros en la Condesa?, ¿quién propició el enfrentamiento? No fue Fuenteovejuna; ni siquiera la petición de los vecinos molestos, sino un particular interés de las autoridades, en este caso Alejandro Carrillo, plenipotenciario delegado en la Cuauhtémoc.
Administradores de la prostitución, del comercio ambulante y los giros negros; promotores de estacionamientos subterráneos sin consenso de los vecinos, traficantes de la obra pública, destructores de la ciudad para su beneficio, las autoridades delegacionales han sacado su disfraz más prosaico: ``mediadores'' en la Condesa y ``defensores de los vecinos''.
El delegado Alejandro Carrillo tiene sus motivos y proyecto propio, por lo cual se lanzó a la fama el 25 de septiembre contra los restauranteros de la Condesa, para abrirle el paso al capital inmobiliario y comercial en esta zona, mediante el cambio del uso del suelo y, ahí sí, adiós a los pequeños restaurantes y a la actividad gastronómica a pequeña escala, para recibir a Mc Donalds, Kentuckys, Burger King's, que seguramente dejarán más impuestos. Tripulando a la representación vecinal de la zona, lo que menos cuenta es la opinión de los vecinos.
El cambio de uso habitacional en la Condesa es un problema de fondo. Los pequeños restaurantes que iniciaron hace tres años, demostraron accidentalmente una cosa central: el gran potencial económico y comercial de la zona. Por eso la acción policiaca, la medida excesiva, el rompimiento del diálogo entre vecinos y restauranteros que ya existía, fue el primer paso para que todos se sujetaran a la nueva legalidad. ¿Cuál es el esquema de la delegación y del DDF en el caso de la Condesa y la Roma? ¿Por qué no exponen abiertamente su proyecto? ¿No son los estacionamientos subterráneos una punta de lanza para la apertura de oficinas y el cambio de uso del suelo?
El delegado se convirtió en ``mediador'' de vecinos y restauranteros durante la reunión sorpresa el domingo 13 de octubre. La propuesta de los restauranteros para la realización de un plebiscito fue aceptada por los vecinos con el carácter de consulta, la cual debe resolver la actividad controlada y regulada de las terrazas en la calle, que signifique varias condiciones: mesas en la banqueta sin privatizar el uso de ellas; equipamiento necesario para el desarrollo de esta actividad sin afectar a los vecinos, sonido limitado, y no a la expansión indiscriminada de restaurantes (que la Ley de Establecimientos Mercantiles no sea retroactiva antes del 25 de septiembre).
Los consejeros ciudadanos de la zona, por su actuación parcial y en favor de la confrontación, se convirtieron en parte del conflicto. ¿Este es el papel de los consejos ciudadanos y de los consejeros? ¿Les prestó el delegado Carrillo su partido pro-cambio de uso del suelo, a falta de uno propio?
Muchos vecinos estarán preocupados por las terrazas en el espacio público, mientras que en sus edificios las oficinas se van convirtiendo en mayoría. ¿Acaso no pagan más renta las oficinas que las casas-habitación, y por esta presión secreta, clandestina, hay un cambio masivo de los usos? Para ello son los estacionamientos subterráneos, promovidos por el DDF y el delegado Carrillo.
El delegado y los consejeros de la Condesa son los responsables no sólo de la confrontación vecinal (25 de septiembre), sino también de la posibilidad de un acuerdo. Si la consulta la convoca el Consejo Ciudadano de la Cuauhtémoc, deberá ser imparcial, pues los consejeros Fernández y Villamar y el delegado ``imparcial'' --por lo menos en este conflicto-- no pueden ser juez y parte. El delegado, a falta de respaldo priísta en la zona, buscó apretar con el mismo palo utilizando al mismo PAN en un conflicto de su propio interés, pues la mejor manera de ocultar su alianza con los giros negros fue la acción ejemplar del 25 de septiembre contra los restauranteros.
La consulta puede ser un instrumento efectivo para el acuerdo y la unión de los vecinos de la Condesa frente al enemigo real: el gran capital inmobiliario y comercial, y las autoridades delegacionales que coinciden en el mismo proyecto. Votar contra la alternativa del delegado Carrillo y su tripulación de intereses comerciales y políticos, significaría la posibilidad de una alianza sólida de vecinos y restauranteros para resistir y defender en verdad a la Condesa. Sin samaritanismos de banqueta.