La Jornada 23 de octubre de 1996

EDUCACION PRECARIA

Alejandra Gudiño Ramírez, corresponsal, Chimalhuacán, Méx., 22 de octubre En condiciones infrahumanas toman clases unos nueve mil alumnos de los niveles preprimaria y básico, debido al explosivo crecimiento demográfico de la población, con 12 por ciento anual.

Durante un recorrido realizado por La Jornada en los barrios Xochitenco, San Pablo, San Juan y Acuitlapilco, fue constatado que al menos 30 escuelas que son abanderadas por organizaciones sociales, como UGOCM, UPREZ, Frente de Escuelas Democráticas Febrero 25, Movimiento Estudiantil Nacional (Mena), in-tegradas todas en el Frente de Organizaciones Independientes (FOI), funcionan en condiciones paupérrimas.

Sentados en la tierra, hacinados en cuartuchos mal edificados de dos metros de largo por dos de ancho, toman clases cientos de miles de menores de edad, quienes además del rezago social y la marginación en que viven, tienen que enfrentarse a la inseguridad, y a las agresiones de grupos caciquiles, como el de la poderosa lideresa priísta Guadalupe Buendía Torres, alias La Loba.

Los pequeños de la primaria Xochitenco, enclavada en la parte alta de este poblado, desde donde se observa el lago Nabor Carrillo, acuden desde hace siete años a tomar clases en la calle Miramar. La primera generación se fue ya, y aunque quizá continúen padeciendo la marginación y el atraso en el nivel secundario, por fin se olvidarán de escalar la cuesta, con más de un kilómetro, para llegar hasta ese plantel.

Con los surcos marcados en el rostro, por el polvo y el sol, los alumnos de Xochitenco estuvieron felices de que les fueran tomadas fotografías, dentro de las diminutas aulas que albergan hasta tres y cuatro grupos de niños.

La directora del plantel, Laura Palacios de la Cruz, resaltó el hecho de que tienen el reconocimiento de las autoridades educativas de la entidad, las cuales insisten en que la escuela se instaló por capricho y no por necesidad.

``Si no hubiera necesidad de escuela, no tendríamos alumnos'', replicó la profesora, quien recuerda que el terreno donde se asientan es prestado, porque en esta parte del cerro no hay áreas de donación, según la versión de las autoridades locales.

Recientemente la escuela primaria y secundaria Quetzalcóatl amaneció consu-mida por el fuego; pupitres, bancas, pizarrones y hasta libros de texto gratuitos quedaron reducidos a cenizas. Nada quedó de ese plantel, que con mucho esfuerzo levantaron padres de familia, maestros y educandos.

El centro se ubicaba en la esquina de las calles Violeta y Lirio, en el barrio San Pablo, en plena calle, donde al igual que en todos los centros de enseñanza de esta zona, las clases se imparten con la luz del día, porque las noches son más oscuras y peligrosas, por la falta de electrificación.

Los 500 alumnos que acudían al plantel construido con láminas de cartón y madera, por lo que estaba considerado de alto riesgo, hoy se instruyen en una casa particular, en obra negra, ubicada en la carretera Cruz de Olvido y barrio de San Juan.

Ellos consideran que las autoridades de la Secretaría de Educación, Cultura y Bienestar Social del estado de México, dedicadas a atender el rezago y las carencias de todo tipo en estas escuelas, no avalan el trabajo de las organizaciones sociales, sobre todo cuando se trata de agrupaciones afines a algún partido de oposición.

Los profesores Mario Miguel López, de la UGOCM, y Rosario Sánchez Sánchez, directora de la secundaria Quetzalcóatl, advirtieron que un dato muy significativo del atraso y marginación en que operan los centros educativos de este municipio, es el hecho de que tan sólo en la zona número uno, de las cinco que existen, hay 18 escuelas, de las cuales 10 no tienen edificios construidos por el gobierno