La Jornada 23 de octubre de 1996

El arzobispo no violó la ley: senadores de AN; críticas del PRI y PRD

Ismael Romero Priístas y perredistas sumaron ayer voces para condenar desde la tribuna del Senado lo que el domingo expresó desde el púlpito el arzobispo primado de México, monseñor Norberto Rivera Carrera: la Iglesia católica mexicana ``puede y debe meterse en política como lo hizo Jesús''.

``¿Es acaso el retorno de la intolerancia jacobina en México?'', reclamó, en respuesta, el panista José Angel Conchello.

``¿En qué parte de su homilía violó el prelado la ley?'', preguntaron sus compañeros Juan de Dios Castro y Alfredo Ling Altamirano a los priístas José Manuel Toraya y José Luis Soberanes.

Pero éstos no respondieron, porque sólo llevaban los discursos que les escribieron, para leer en tribuna.

Toraya fue quien abrió el debate sobre las declaraciones de Rivera Carrera, quien en su homilía dominical dijo también que si la autoridad ``se sale del marco legal'' o contraviene los derechos humanos, ``no hay obligación de tributarle obediencia, e incluso ésta puede llegar a negársele''.

El legislador yucateco señaló que al afirmar que la Iglesia tiene derecho a participar en política, Rivera Carrera desconoce las determinaciones que a aquélla le impone la ley. A la Iglesia, agregó, corresponde aceptar los límites que le impone la ley a su campo de acción.

Héctor Sánchez, coordinador de la bancada del PRD, pidió actuar con imparcialidad, porque mientras las iglesias católica y evangelista sirvieron a los intereses del gobierno y del PRI, ``hubo siempre bocas calladas''.

Desde hace ya varios años, mencionó, la Iglesia hace política abierta y arbitraria. Y pidió anteponer una demanda explícita en contra de todos aquellos miembros de cualquier iglesia que hayan violado la ley. Además, agregó, las autoridades respectivas deben intervenir para evitar que estas acciones o declaraciones de las iglesias sean ``la punta de lanza para intervenir directamente en la vida política de México''.

Conchello preguntó a los dos senadores qué perseguían con reconvenir un discurso de quien es la cabeza visible de la Iglesia católica. Y si estaban condenando el contenido de la homilía o a la persona que la leyó. ``La única explicación que encuentro a esta inesperada manifestación de intolerancia, es que tal vez, en alguna parte, quiere tenderse una cortina de humo frente a los graves problemas que está padeciendo el país'', conjeturó.

Toraya no respondió. No recibió línea y además no tenía discurso escrito para hacerlo. Héctor Sánchez sí pidió la palabra y rechazó que su posición fuera una actitud de intolerancia. ``La posición nuestra es que haya más apertura para que los curas puedan intervenir de manera individual en la política, en un partido, pero no como parte de una iglesia. Eso no se debe permitir y eso no es intolerancia''.

Habló Irma Serrano y después de ella, el panista Juan de Dios Castro preguntó al priísta Toraya en qué parte de la homilía de Rivera Carrera había un quebranto a la ley, a la Constitución, al espíritu del artículo 130 constitucional, porque hablar de política no lo prohíbe ni la Carta Magna ni las leyes. ``Que puede hablar de política, puede. Yo diría: debe'', subrayó.

El priísta subió a tribuna, pero no respondió a Castro Lozano. Sólo apuntó que las opiniones de Rivera no le habían parecido, y que él tampoco toleraba la intolerancia. El panista destacó la evasiva de Toraya para hablar de la litis, y pidió no ``envolver'' esta semana o la semana próxima con la vieja discusión de las relaciones entre el Estado y las iglesias.

José Luis Soberanes, del PRI, manifestó que revivir debates que antaño dividieron a los mexicanos, parece ser un intento de los jerarcas de la Iglesia católica, y que lo dicho por el arzobispo Rivera Carrera era una declaración política y que en esto no había ``cortinas de humo''.

Entre los legisladores y las autoridades eclesiásticas, dijo, no ha habido reciprocidad porque los primeros han cumplido con la Constitución y los segundos han pasado por alto las leyes. E hizo un llamado a la jerarquía católica para que respete la ley y no siga malinterpretando los preceptos constitucionales en materia religiosa.

``A éstas no les está permitido hacer política desde el púlpito. Solamente pido que se respete cabalmente el derecho reconocido en los preceptos que la Carta Magna establece'', indicó.

Alfredo Ling Altamirano cerró el debate. Y no porque él lo quisiera, sino porque José Luis Soberanes no hizo el menor intento para responder ninguna de las críticas que contra él lanzó el panista.

Le dijo que había subido a leer un discurso que le habían hecho y que nunca se tomó la molestia de leer bien la homilía de Rivera Carrera; que al igual que Toraya, no respondió al cuestionamiento de Juan de Dios Castro; que subió a hablar con un tono doctoral, como el que se usa en la doctrina; que su mundo en la política se agota en un partido; que sólo cometió pifias en su intervención y que confundió la gimnasia con la magnesia.

Ling Altamirano sostuvo que Rivera Carrera, con su homilía, salió en defensa de la Constitución y que no hay nada de agresivo en sus afirmaciones. ``¿En qué agredió la ley el arzobispo cuando está poniendo como condicional que sólo no se debe obediencia si se aparta la autoridad del marco legal?'', preguntó.

El senador guanajuatense recomendó a Soberanes, antes de que lo manden a leer un discurso, leer la litis, el fondo, la homilía que está a discusión