REPRESION CARCELARIA EN VENEZUELA
Ansa, Reuter, Dpa, Afp, Efe y Ap, Caracas, 22 de octubre Por lo menos 30 reclusos murieron esta mañana calcinados y asfixiados cuando tres miembros de la Guardia Nacional (GN) provocaron un incendio en la cárcel de La Planta, localizada al oeste de Caracas, en una acción que provocó la indignación del gobierno y de diversos sectores del país.
El ministro de Justicia, Enrique Meier, calificó lo sucedido como ``un crimen contra Venezuela y la humanidad'', y responsabilizó de los hechos a tres elementos de la militarizada Guardia Nacional, identificados como el capitán Osmel Martínez, un teniente de apellido Pérez y un cabo, quienes serán puestos a disposición de tribunales militares.
Todos los informes recabados por el gobierno, parlamentarios, medios de prensa y el capellán del penal, concluyeron que no hubo ningún motín de presos, y que se trató sólo de una ``atroz'' operación represiva ejecutada por los tres militares, quienes encerraron en el Pabellón 4 a aproximadamente 100 reclusos y posteriormente les lanzaron gases lacrimógenos.
El ministro Meier, quien dijo no descartar que también hayan sido lanzadas bombas incendiarias, aseveró que se debe ``acabar con esta mentalidad de represión, con esta cultura de la represión. Las cárceles no se mantienen con represión. Una cosa es la disciplina y otra que haya un trato digno, humano, hacia nuestros reclusos''.
Medios de prensa, parlamentarios, funcionarios, fiscales, entre otros que ingresaron al penal con el aval de los presos para constatar que no hubo amotinamiento ni armas de por medio, se encontraron con un espeluznante espectáculo: en dos celdas se apiñaban los cadáveres de las víctimas, quienes sucumbieron unas carbonizadas y otras asfixiadas.
Los reos, quienes demandaron justicia y alertaron sobre eventuales represalias de la GN, dijeron que los hechos se suscitaron cuando tenía lugar el cumplimiento del conteo rutinario de reclusos a las 06.30 de la mañana.
Al parecer, se dijo, los tres guardias se molestaron con los reos ``sin motivo justificable alguno''.
Fue entonces cuando, a manera de represalia, los reingresaron a las pequeñas celdas, y tras cerrar con candado, les arrojaron bombas lacrimógenas, lo que provocó la combustión de periódicos y de los colchones donde duermen los internos.
Entre los muertos, se sabe ahora, había artesanos, estudiantes y hasta un menor de edad.
El presidente del Congreso, el socialista Cristóbal Fernández Daló, abogó por que se realice una investigación a fondo en torno a lo que describió como ``dantesco cuadro'', al considerar que no puede quedar impune. Comentó el legislador que lo sucedido pone a Venezuela ``en la picota de la opinión pública internacional''.
El diputado Rafael Narváez dijo que este caso será llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El diputado Martín Pacheco fue otro de los que informó que no hubo amotinamiento alguno, en tanto que el sacerdote del penal, Aurelio Efraín López, acusó a la GN de provocar la tragedia, al corroborar la versión de los reclusos.
Antes de que se supiera la forma en que habían ocurrido los hechos, la GN mantuvo durante toda la mañana el control del penal y se hablaba de amotinamiento y enfrentamiento con los reclusos.
Incluso, familiares de los reclusos fueron objeto de control por la GN, que habría intentado alejarlos del lugar lanzándoles gases lacrimógenos. Algunos reportes consignaron disparos esporádicos y dos presos heridos.
Cerca de las 03.00 de la tarde fue desmontada esta situación de tensión, y sólo entonces las autoridades pudieron ingresar al penal para enterarse de lo que realmente había ocurrido. Allí, los reos sobrevivientes, unos 26, informaron que se trató de una ``verdadera masacre''.
El director de Prisiones, Antonio Marval, quien estimaba que podría haber más de 30 muertos, descartó la tesis de que un motín habría provocado el lanzamiento de bombas lacrimógenas. ``Estoy plenamente convencido de que aquí no hubo ningún motín'', asentó.
Se trata del peor incidente ocurrido en una cárcel venezolana desde que el 3 de enero de 1994 murieron unos 117 presos durante un motín que estalló en la cárcel de Sabaneta de la petrolera ciudad de Maracaibo, en Zulia.
Otro centenar de reclusos murieron abatidos por la policía y la GN cuando intentaron fugarse de una cárcel caraqueña, en el curso del alzamiento militar del 27 de noviembre de 1992.
Luego de la tragedia carcelaria ocurrida hoy, se alzaron nuevamente las voces de sociólogos, expertos y otros sectores políticos y sociales en favor de la humanización de los 47 penales venezolanos, en los que se encuentran hacinados más de 24 mil reclusos y que son con frecuencia escenario de hechos violentos