La Jornada 22 de octubre de 1996

Gobernación reprende al arzobispo Rivera

La secretaría de Gobernación recordó al arzobispo Norberto Rivera Carrera que ``nadie, bajo ningún argumento, se encuentra eximido del respeto y la obediencia al régimen de derecho''. En ese contexto de sujeción a la ley, la dependencia puntualiza que los ministros del culto religioso no pueden ``meterse en política'' y que cuando emiten mensajes apartados del quehacer religioso se exponen a ser interpretados como convocantes a la desunión y la discordia entre los mexicanos.

Las ``puntualizaciones'' de Gobernación se dieron en respuesta a las declaraciones del pasado domingo por parte del arzobispo primado de México, quien dijo que la Iglesia ``puede y debe'' meterse en política y que los ciudadanos tienen derecho a desobedecer a las autoridades cuando estas contravienen los derechos humanos o ``se salen del marco legal''.

Los argumentos del gobierno se basan en ocho artículos de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, además de uno del reglamento interior de la propia Secretaría de Gobernación.

Firmada por Angel Andrade Rodríguez, director de Normatividad de la Dirección General de Asuntos Religiosos, la misiva de tres hojas --cuya copia consiguió La Jornada en fuentes eclesiásticas-- va dirigida a monseñor Rivera Carrera, con copia para Gerónimo Prigione, nuncio apostólico; Sergio Obeso Rivera, presidente del episcopado mexicano; Rafael Rodríguez Barrera, subsecretario de Gobernación encargado de asuntos religiosos y Armando López Campa, director general del ramo.

De entrada, el oficio AR-03/14375 recuerda que los artículos constitucionales 24 y 130 establecen que ``los ministros de culto no podrán en reunión pública, en actos de culto o de propaganda religiosa, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones''.

Más delante, señala que la ley del ramo establece, bajo el principio de separación Estado-iglesias, ``que los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo; esto en lenguaje común es lo que se entiende por `meterse en política'. Para la sociedad está claro que la función de las asociaciones religiosas es la asistencia espiritual al individuo y no la política''.

Cuando los ministros, y sus mensajes, se apartan de su ámbito propio, agrega el documento, ese contenido ``frecuentemente es interpretado por quienes sí pretenden crear un clima desestabilizador, como intentos, llamados o convocatorias para provocar la desunión y la discordia entre los mexicanos; declaraciones que confunden y a nada positivo o constructivo conducen y que, además, van más alla de lo que la norma jurídica establece, generando malestar e irritaciones innecesarias''