La Jornada 22 de octubre de 1996

Alemán, presunto ganador; Daniel Ortega demanda revisión de actas

Josetxo Zaldúa, enviado, Managua, 21 de octubre Por segunda ocasión en seis años, Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), perdió las elecciones presidenciales, esta vez frente al candidato derechista de la Alianza Liberal, Arnoldo Alemán quien, según las cifras del Consejo Supremo Electoral, no precisará una segunda vuelta para refrendar su triunfo y suceder a Violeta Barrios viuda de Chamorro el 10 de enero de 1997.

``Se impuso Gordoman'', dijo sumido en una de sus grandes carcajadas el virtual presidente electo de Nicaragua, cuya obesidad provocó el sobrenombre. Y es que un caricaturista criollo lo rebautizó hace algunos meses, y desde entonces la gente lo llama así. Es casi imposible que en este país alguien se salve de ser llamado por un mote. Alemán no tuvo empacho hoy en reconocerse como Gordoman, y además pidió al caricaturista que no abandone ese personaje a pesar de que, a partir del 10 de enero de 1997, Arnoldo Gordoman Alemán será presidente de Nicaragua.

Circunspecto y rodeado de sus asesores, el ex presidente Ortega compareció brevemente ante la prensa a media tarde para explicar que así como en 1990 no dudó en reconocer la victoria de Barrios viuda de Chamorro, en esta ocasión tiene severas y fundadas dudas sobre los resultados preliminares del proceso electoral y que, por lo mismo, ``por ahora no los reconozco''.

Dijo que según el conteo paralelo de sus expertos, al FSLN le faltan 60 mil votos que, al parecer, desaparecieron en su viaje de provincia al Centro de Cómputo. Aseguró que las actas no se corresponden con las cifras constadas en los telegramas enviados por las juntas receptoras de votos.

``No ponemos en cuestión la autoridad del Consejo Supremo Electoral pero sí encontramos serias irregularidades y actitudes fraudulentas. La ley nos ampara y por eso demandamos la revisión de actas. Esperaremos los resultados finales para decir nuestra última palabra'', precisó el líder sandinista.

Al parecer, lo que los sandinistas pretenden es que se les reconozcan esos 60 mil votos ``perdidos'', lo que elevaría su porcentaje en detrimento del de los liberales. La idea sería evitar el triunfo de Alemán en la primera vuelta y buscar el milagro en segunda ronda, algo que los expertos locales consideran como ``un sueño de opio''.

Exultante, Arnoldo Alemán tendió la mano a su contrincante y, a través de los medios de comunicación, lo invitó a ``reconocer caballerosamente'' los resultados electorales. El virtual presidente electo de Nicaragua realizó tales declaraciones luego de reunirse con el ex presidente estadunidense, Jimmy Carter, quien se dirigió posteriormente a la casa de campaña del FSLN para reunirse en privado con el cariacontecido Ortega.

La actitud del sandinismo contrasta con la asumida en 1990, cuando bastaron unas pocas horas desde que se dieron a conocer oficialmente los resultados para que fueran reconocidos por Ortega y los suyos. Esta vez la historia, al menos por ese lado, no está repitiéndose, aunque pocos dudan de que, de un modo inevitable, Ortega deberá reconocer los resultados habida cuenta de que ningún organismo de observación, incluyendo a la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea, ha hablado de fraude.

Se coincide, sí, en que la víspera se registraron muchas y variadas irregularidades, pero a nadie le interesa hablar de fraude, de anulación de las elecciones. Al fin y al cabo costaron mucho dinero, dinero aportado por la comunidad internacional. Por lo mismo, evitar una segunda vuelta electoral es la otra buena noticia para esos donadores.

La casi segura victoria de Arnoldo Alemán, el ex alcalde de Managua que hace 15 años fue objeto de confiscación de tierras por parte de los sandinistas, coloca a dos nombres muy conocidos en sendas carteras ministeriales de vital importancia. La de Relaciones Exteriores será ocupada por Emilio Alvarez Montalván, ideólogo del conservatismo criollo, en tanto que el ministro de Defensa será Jaime Cuadra Somarriba, sempiterno líder del Consejo Superior de la Empresa Privada, organismo que, a la par que la Iglesia católica que dirige con mano férrea el cardenal Miguel Obando y Bravo, fue la punta de lanza del antisandinismo local entre 1979 a 1990.

No hay parentesco entre el futuro titular de la Defensa y el actual jefe del Ejército, general Joaquín Cuadra Lacayo, a quien es más que probable que la designación del empresario no le hará feliz. En estos últimos seis años fue Violeta Barrios quien ocupó la jefatura de la Defensa, un título que en la práctica nunca dejó de ser honorífico.

Las cifras y los datos

Escrutado el 54.22 por ciento de los votos válidos, Alemán obtenía el 48.54 por ciento (495 mil 305 votos), contra el 38.96 por ciento (397 mil 554) del FSLN. La sorpresa vino de la mano del partido Camino Cristiano Nicaragüense (evangélicos), que contabiliza 42 mil 526 votos y se consolida como la tercera fuerza política del país en detrimento del histórico Partido Conservador, que va en cuarta posición con 25 mil 509 votos. El Movimiento Renovador Sandinista (MRS) del ex vicepresidente Sergio Ramírez está en octavo lugar con 4 mil 719 votos, lejos de toda posibilidad de puestos de elección popular.

Los nicaragüenses votaron en cascada; se pensó que tal vez a la hora de elegir a sus representantes ante la Asamblea Nacional (Parlamento), el Parlamento Centroamericano y alcaldes y concejales, la ciudadanía optaría por otras agrupaciones políticas a fin de darle equilibrio y diversidad a los órganos legislativos y municipales.

No fue así porque liberales y sandinistas coparon el terreno con una superioridad aplastante. La gran tajada en el Parlamento, que será compartida por la coalición liberal (donde hay varias corrientes conservatistas) y el FSLN, que sigue siendo el partido más fuerte y organizado del país, sólo será compartida por sendos representantes de los evangélicos de Camino Cristiano y los conservadores clásicos encabezados por el ex vicecanciller Noel Vidaurre.

Pero, a tenor de los resultados dados a conocer por las autoridades electorales, es prácticamente imposible que los liberales gocen de la mayoría necesaria como para introducir modificaciones constitucionales por su cuenta. Será, al parecer, una Asamblea Nacional muy equilibrada, lo que permitirá al FSLN mantener su posición hegemónica partidista en el país.

Hace seis años Barrios viuda de Chamorro fue llevada al poder por una alianza centro-derechista de 14 partidos, pero esa unidad duró lo que una tormenta de verano. A partir de ese momento el Parlamento nicaragüense fue controlado en gran medida por el FSLN. Falta ver cuánto aguantará la Alianza Liberal que acuerpó a Arnoldo Alemán en esta ocasión. De eso dependerá en gran medida el futuro inmediato de las grandes decisiones que se tomen en Nicaragua.

Por de pronto, el virtual presidente electo envió hoy mensajes muy claros a los sandinistas. Si durante la campaña electoral no dejó de jurar que haría pagar el valor de las propiedades confiscadas (``robadas'', dijo él) para sí por los lideres sandinistas y que, en su defecto, deberían abandonar esas propiedades, este lunes aseguró que su gobierno entregará los títulos de propiedad a la gente humilde, en tanto que a los otros, a los dirigentes sandinistas, les envió una señal conciliadora al decir que el Estado pagará el valor real de las propiedades en disputa a sus dueños originales. Será, dijo, con ayuda de la comunidad internacional porque, y eso no fue necesario que lo dijera, en las arcas de la nación sólo habitan las telarañas.

Más allá de las rectificaciones que eventualmente vaya a hacer el Consejo Supremo Electoral, parece evidente que la carrera política de Daniel Ortega está llegando a su fin. Y lo mismo sucede con su ex amigo y ex vicepresidente Sergio Ramírez, un escritor de altura, un hombre inteligente que dejó de serlo un rato y se embarcó en un experimento, el Movimiento Renovador Sandinista, condenado al fracaso de antemano.

Uno y otro son ya, más allá de los resultados electorales, parte de la historia de este apasionante país centroamericano. Ortega y Ramírez formaron en la década de los ochenta una dupla formidable; eran el corazón y el cerebro de una singular amalgama político-social que responde a las siglas de FSLN. Rojo y negro sigue siendo su color, pero el resto está por escribirse de nueva cuenta.

Y ellos, Ortega y Ramírez, serán testigos mudos de la inevitable refundación del sandinismo.

EU, satisfecho

Afp, Washington Las elecciones en Nicaragua ``fueron libres y equitativas a pesar de los problemas logísticos'' que se presentaron durante la jornada comicial, aseveró el Departamento de Estado. ``No hubo ninguna forma de fraude'', indicó el portavoz del Departamento de Estado, Nicholas, Burns, quien dijo basarse en informes de los observadores estadunidenses desplegados en la nación centroamericana.

Mientras, el presidente costarricense, José María Figueres, manifestó su disposición a cooperar con el próximo presidente de la vecina nación, y el jefe de las fuerzas armadas hondureñas, general Mario Hung, hizo énfasis en el ``fervor cívico'' demostrado por los nicaragüenses al acudir a las urnas.

En San Salvador, la oficialista Arena y el ex insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional hicieron énfasis en lo ``ordenado'' del proceso electoral, aunque expresaron sus diferencias sobre el virtual triunfo de Alemán. El diputado oficialista René Figuerora dijo que ve con ``agrado'' la victoria de Alemán, pero el diputado del FMLN, Miguel Saénz, atribuyó la derrota de Ortega a que el cardenal Miguel Obando se inclinó en favor del postulante liberal. Y, el vicepresidente del Congreso guatemalteco, Jorge Barrientos, indicó que la celebración sin incidentes de las elecciones nicaragüenses consolidan la democratización de Centroamérica.