Estudian los posibles daños de la actividad de Pemex en el Golgo

Juan Carlos Villa Soto ``No se ha identificado algún riesgo de consumir elementos tóxicos en los productos marinos del Golfo de México, asociados con la actividad petrolera''. El doctor Felipe Vázquez Gutiérrez, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, nos dice en entrevista que los metales asociados con el petróleo y con los trabajos de perforación son el níquel, el vanadio, el bario, la plata, el plomo y el cinc, entre otros.

``Es muy difícil que en el medio marino estos elementos alcancen concentraciones en las que se consideren tóxicos''. El movimiento del agua, dijo, es muy grande y esto propicia que tales elementos se dispersen y diluyan. No obstante, se debe observar su concentración en los sedimentos. Además, la propia actividad pesquera conjuntamente con la actividad petrolera ocasiona que el recurso comercial busque áreas protegidas, alejándose, de este modo, de una fuente crítica de elementos tóxicos.

El investigador comentó que están realizando algunos bioensayos para determinar la presencia de posibles elementos tóxicos derivados de la actividad petrolera en diversos organismos a lo largo de la cadena alimenticia.

¿Cuál es el primer eslabón de esta cadena? ``El primer eslabón que vamos a examinar son las bacterias degradadoras de petróleo. Estas bacterias se adhieren al petróleo para alimentarse de él. Se encargan de romper los enlaces químicos de los compuestos de alto peso molecular y los transforman en compuestos más pequeños, más solubles y menos tóxicos''. Estos microorganismos, agregó, nos recuerdan los procesos industriales mediante los cuales se obtienen los diversos derivados del petróleo (parafinas, olefinas, etcétera). Sin embargo, la tasa de degradación del crudo es muy lenta, por lo que no conviene su uso industrial.

``Continuando con los eslabones de la cadena, también vamos a trabajar con gusanos que comúnmente sirven de alimento a los peces, a los cangrejos y camarones''. Nos interesa conocer qué va ocurriendo con los hidrocarburos y los metales a través de toda la cadena.

Nuestro propósito es determinar sus niveles de concentración en las especies comerciales. Esto es muy importante porque el último eslabón de la cadena es el ser humano, acotó.

El doctor Vázquez Gutiérrez, coordinador del Proyecto Académico Especialización, Maestría y Doctorado en Ciencias del Mar, comentó que es muy difícil que los hidrocarburos y los elementos traza alcancen altas concentraciones en el medio marino. ``Cuando ocurre un derrame de petróleo, los productos más ligeros y volátiles se pierden en la atmósfera; los productos más pesados caen al sedimento y los que se encuentran en la superficie del mar son degradados fotoquímicamente por los rayos solares. Todo esto sin olvidar la acción de las bacterias degradadoras de petróleo''. La combinación de estos factores tiene un impacto benéfico, aseguró el entrevistado.

El especialista en oceanografía química dijo que hace miles de años la cantidad de petróleo presente en las chapopoteras habituales del medio marino se balanceaba naturalmente: en ese entonces el desprendimiento de crudo era muy poco. Actualmente hay más hidrocarburos en el medio ambiente efecto de la industrialización petrolera. ``Evidentemente hay más hidrocarburos en el medio marino que el que pueden digerir las bacterias'', apuntó.

``Las concentraciones de los metales asociados con las actividades de perforación en el Golfo de México son muy semejantes a las que se reportan en otras áreas marinas donde hay yacimientos de petróleo''.

Finalmente, el investigador dijo que es cierto que la actividad industrial de Pemex tiene un impacto en el ambiente; empero, conviene conocer cuál es la naturaleza y la magnitud de este impacto. En este caso, dijo, no hemos detectado efectos negativos para el medio ambiente marino.