La Jornada 21 de octubre de 1996

En 9 años de pactos, 50% menos poder adquisitivo

Patricia Muñoz y Judith Calderón El poder adquisitivo de los salarios se redujo casi 50 por ciento respecto al nivel que tenía hace nueve años, cuando comenzaron las concertaciones económicas conocidas como ``pactos''; en este periodo la canasta de productos básicos se encareció en 663.30 por ciento, mientras los salarios aumentaron 375 por ciento, apunta un análisis del Congreso del Trabajo (CT).

El informe documenta que a casi nueve años de la entrada en vigor del primer pacto --en diciembre de 1987--, el poder de compra de los trabajadores se desplomó 43.34 por ciento, debido a que los incrementos a las remuneraciones han estado permanentemente por abajo de los aumentos a los precios.

El informe Salarios-precios-poder adquisitivo, basado en datos a octubre del presente año, puntualiza que mientras los precios de la canasta básica crecieron por arriba del 660 por ciento, los salarios lo hicieron en 375 por ciento. De esta forma, los trabajadores sobreviven prácticamente con la mitad del poder de compra que tuvieron al comienzo de la política de concertaciones.

Además, entre diciembre de 1994 y septiembre de 1996, hubo un deterioro salarial superior al del último año de gobierno de Miguel de la Madrid, que fue el que empezó con la política de contención salarial. Esta fue la base de la política de reordenamiento general de los precios aplicada por la administración Carlos Salinas de Gortari.

La información del CT señala que incluso en periodos de crisis o en años de crecimiento, el poder de compra no se recuperó. Así, de diciembre de 1987 a septiembre de 1996 el salario ha continuado su desplome, sin tener ni un solo año de repunte. Desde fines de 1994 a la fecha la caída del poder adquisitivo pasó de 29.91 a 43.34 por ciento.

El año pasado los salarios mínimos tuvieron un incremento de 9.12 por ciento, mientras los precios al consumidor se elevaron en promedio 51.87 por ciento, en una marcada disparidad que acentuó el deterioro del nivel de vida de las clases económicamente más desprotegidas. Esta tendencia continuó durante 1996, cuando los salarios mínimos se han elevado 13 por ciento, mientras el Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) lo hicieron en 20.39 por ciento en promedio.

El análisis del CT señala que la política salarial ha estado determinada por los ``pactos nacionales'', que desde la concertación inicial no han frenado el deterioro del poder adquisitivo de los salarios, documenta el estudio basado en las cifras del Banco de México sobre precios y salarios.

En referencia a la canasta básica de consumo nacional señala que de la firma del último pacto a la fecha ha tenido un incremento acumulado de 22.97 por ciento; pero esta misma canasta se elevó de precio 662.52 por ciento desde la concertación inicial a la fecha.

Se gesta una nueva concertación

A pesar de los resultados, los sectores empresarial, laboral y gubernamental discuten los términos de un nuevo pacto. El vicepresidente del Congreso del Trabajo, Enrique Aguilar Borrego, reconoció que los empresarios insisten en renovar este acuerdo y aseguró que en esas negociaciones el movimiento obrero deberá tomar como eje la recuperación salarial.

El secretario del Trabajo, Javier Bonilla, y el dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Fidel Velázquez, coinciden en advertir que cualquier concertación a futuro deberá incluir los lineamientos de la nueva cultura laboral.

En tanto, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Héctor Larios Santillán, indicó que en las próximas semanas se sentarán a discutir los términos de una nueva etapa de la Alianza para la Recuperación Económica (Apre), el cual ``está vigente'' y es un excelente foro de discusión intersectorial.

El presidente de la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México, José Santos Asseo, indicó que el Apre por ningún motivo deberá eliminarse, sólo se deben replantear algunos de sus puntos básicos como la cuestión de precios y tarifas del sector público, debido a que el sector privado demandará que los incrementos de los productos y servicios que ofrece el primero estén por abajo de la inflación programada, y los salarios un poco por arriba de este último indicador, a fin de ``quitarle presión a la economía'' e iniciar una ligera recuperación del poder de compra.