``La ampliación del mercado hace que en México, en materia petroquímica básica no sólo se pueda, sino se deba construir plantas de la mayor dimensión posible, a escala mundial, como se ha hecho en amoniaco, en acetaldehido y como se está haciendo en etileno, en cloruro de vinilo y en las plantas criogénicas. Los costos, así, resisten la comparación internacional. Esto es muy importante desde el punto de vista del desarrollo económico del futuro de México.
``En efecto, en nuestro desarrollo ya pasó la etapa en que se sustituían con facilidad importaciones; queda, sin embargo, un amplio campo para seguir reemplazando importaciones con producciones que, por su tecnología e inversiones, resultan complejas. Entre ellas, por su cuantía y valor, por la tendencia de la demanda, la petroquímica básica y secundaria son decisivas. Quedan muchos productos por lanzar al mercado, tanto básicos como secundarios'', agregó.
También señaló que Pemex ``reparte dividendos a la nación: precios bajos y subsidios; altos impuestos; reinversión del total de las utilidades, con la única excepción de la parte correspondiente a los trabajadores; promoción y fomento de industrias auxiliares, con fuerte grado de integración nacional; inversiones estratégicas para el desarrollo regional; investigación tecnológica; formación de técnicos y capacitación obrera; sustitución de importaciones petroleras y de productos petroquímicos; seguridad de autoabastecimiento de hidrocarburos en el futuro, mediante una exploración mejorada e intensificada; explotación racional de un recurso natural no renovable; elevadas prestaciones a trabajadores. Estos son algunos de los mayores dividendos producidos para México por Pemex''.
Hoy es pertinente recordar sus palabras porque la privatización de la petroquímica es de nuevo tema de interés nacional y uno de los personajes involucrados es el hijo de ese pensador veracruzano que fue también secretario de Educación Pública y de Gobernación, el actual secretario de Energía, Jesús Reyes Heroles González Garza.
Otro factor que revivió la polémica fueron las ceremonias por los aniversarios luctuosos de Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas del Río, el sábado anterior. El que fuera llamado ``jefe máximo'' de la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles, y el autor de la expropiación petrolera, Lázaro Cárdenas --quien llegó a la Presidencia de la República por decisión de aquél-- devinieron en enemigos políticos porque el michoacano no aceptó ser uno más de la cadena de presidentes sometidos al ``maximato'' e inclusive desterró al revolucionario sonorense.
A pesar de ese distanciamiento, el destino los unió para siempre. Ambos fallecieron el mismo día, con un cuarto de siglo de diferencia, y sus restos reposan en el Monumento a la Revolución. Por eso cada año se les rinde homenaje en la misma fecha, pero a diferente hora, en una extraña distinción que sólo los mexicanos podemos medio entender.
La paradoja no ha concluido, 26 años después de la muerte de Cárdenas y 51 después de la de Calles se repitió la doble ceremonia:
En el homenaje a Lázaro Cárdenas, su hijo Cuauhtémoc dijo que el proceso de privatización de la petroquímica secundaria representa un paso atrás en la defensa de la soberanía y abre la puerta para que de nuevo el petróleo caiga en manos de las empresas trasnacionales, de las que la rescataron su padre y un notable grupo de mexicanos en 1938. En el homenaje a Calles, Jesús Reyes Heroles González Garza sostuvo que el actual gobierno federal no busca popularidad, sino el bienestar de los mexicanos actuales y de las futuras generaciones.