Hoy, los comicios más cerrados en la historia de Nicaragua
Josetxo Zaldúa, enviado, Managua, 19 de octubre ¤: Veinte mil policías electorales, entre los que figura buen número de efectivos del ejército, fueron desplegados este sábado para garantizar el normal desarrollo de unas elecciones que se presentan como las más cerradas de la historia nicaragüense. Los candidatos que se disputan el poder, Arnoldo Alemán (Alianza Liberal), y Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, se encerraron en sus casas de campaña para analizar las informaciones frescas que llegan desde los diferentes puntos del país.
Ambos, por separado, se reunieron también con el ex presidente estadunidense Jimmy Carter, llegado al país la víspera para participar como observador en los comicios, tal como hiciera en los de 1990, saldados con la inesperada victoria de Violeta Barrios de Chamorro. Carter destacó que las condiciones están dadas para que se realice un proceso limpio, aunque lamentó que todavía cerca de 140 mil nicaragüenses (4 por ciento del electorado) no hayan podido retirar su credencial para ejercer el sufragio.
Alemán se reunió además con el cardenal Miguel Obando Bravo, quien en declaraciones tras la conversación con el líder liberal negó que la parábola contada por él hace dos días, referida a una víbora que luego de ser socorrida por un caminante lo mordió para matarlo, fuera una andanada contra el sandinismo, y reiteró que la Iglesia no se mete en política, pero sí orienta a su feligresía para buscar el bienestar común.
Ha sorprendido en esta última semana de campaña electoral el mutismo del ex presidente Ortega con la prensa. Lejos de sus pródigas apariciones durante su gestión hasta 1990, cuando además de jefe de Estado fungía en los hechos como portavoz de su gabinete, el líder sandinista ha hecho caso a los consejos de sus asesores quienes, encabezados por su hermano y ex jefe del ejército, general retirado Humberto Ortega, prefirieron proteger su nueva imagen.
No fue fácil convencerlo porque Daniel Ortega sí deseaba encontrarse con los periodistas, en grupos pequeños, e incluso tenía elaborada una agenda mínima de entrevistas que se realizarían entre ayer y hoy. Pudo más la opinión de los asesores que los deseos y las añoranzas de un hombre que siempre gustó de reflectores y titulares de prensa.
En la otra banda, el candidato y ex alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, estuvo más activo en cuando a apariciones ante la prensa. La constante en este hombre de raíz conservadora, hijo de un ministro de Educación de la época somocista, ha sido en los últimos días enviar un mensaje más calmado, como queriendo hacer olvidar la virulencia en la mayor parte de sus discursos de campaña.
De entre los variados errores cometidos por este político que aspira a la presidencia destaca el del 12 de agosto, cuando 21 candidatos presidenciales firmaron en presencia del cardenal Obando, el cuerpo diplomático y representantes de los cuatro poderes del Estado, el denominado Compromiso de Nicaragua con una Agenda Mínima Nacional.
Seguro de su triunfo en aquel mes, Alemán no se hizo presente en el acto y además cometió la imprudencia -uno de sus rasgos más característicos- de justificar su inasistencia con frases tan desafortunadas como ``Yo tengo ya mi propia agenda'', ``Yo no soy borrego para ir en manada'' y ``Ese es un documento de los sandinistas porque su artífice es (Alfonso) Martínez Cuenca -ministro de Comercio Exterior con los sandinistas-, que destruyó la economía de este país y por eso debía ser llevado a juicio''.
La Agenda Mínima es una radiografía-diagnóstico global de la situación en el país. Al refrendarlo, más de cien organismos sociales criollos instaron a la clase política a ``presentar propuestas concretas para la solución de los problemas aquí planteados''.
La actitud de Alemán sentó mal a los partidos políticos que vieron en esa Agenda Mínima una suerte de programa económico y social que bien puede servir como referencia para el futuro gobierno.