La Jornada 20 de octubre de 1996

MOTIN EN EL PENAL DE BARRIENTOS; 25 HERIDOS

Raúl Llanos, y Ana Salazar y Alejandra Gudiño, corresponsales Más de siete horas duró el amotinamiento que realizaron ayer cerca de 150 internos del penal de Barrientos, en el municipio de Tlalnepantla, en protesta por las que consideran condiciones de abuso, corrupción y tortura que imperan en el centro. Tras el enfrentamiento entre elementos de seguridad y reclusos el saldo fue de 25 personas lesionadas por golpes y arma de fuego, dos vehículos dañados y varios dormitorios quemados.

Hasta el cierre de esta edición, los internos del dormitorio cinco, donde están los reclusos de más alta peligrosidad, mantenían a dos celadores como rehenes y las autoridades estatales negociaban su liberación a cambio del cumplimiento de un pliego petitorio, entre las que se incluían la destitución del director del Cereso, Arturo César López, y del jefe de custodios, Andrés Dorantes.


Granaderos y judiciales repliegan a familiares de los
presos a las afueras del penal.
Foto: Guillermo
Sologuren

Los hechos ocurrieron aproximadamente a las 12:30 horas, cuando medio centenar de internos del dormitorio cinco, con el rostro cubierto con pasamontañas o camisas, aprovecharon el horario de visita familiar para detener a dos guardias, mientras otros empezaron a quemar colchones y causar destrozos en el interior del penal.

Efectivos de seguridad del penal trataron de manera infructuosa de controlar el motin, y al verse rebasados solicitaron de inmediato refuerzos, por lo que arribaron al lugar entre 400 y 500 elementos del grupo antimotines Fuerza de Apoyo y Reacción (FAR), quienes sometieron a golpes a los internos, mientras cientos de policías judiciales y efectivos de Seguridad Pública de los municipios aledaños rodearon el penal.

Los internos del dormitorio cinco se replegaron en sus celdas, y con los dos celadores como rehenes pidieron la intervención de autoridades estatales y de periodistas para poder dialogar. Al mismo tiempo, efectivos de seguridad del penal desalojaron a los familiares de los internos, en algunos casos por medio de la violencia.

A las 16 horas, el director de los Centros de Readaptación Social del Estado de México, César Fajardo, y el responsable del penal de Barrientos, Arturo César López, encabezaron las pláticas con los amotinados y ante representantes de medios de comunicación escucharon las quejas por la corrupción, malos tratos y deficiente atención médica y alimentaria que persisten dentro de ese centro.

En ese momento, cuando estaban negociando, los internos de los dormitorios dos, tres y cuatro se amotinaron, quemaron colchones, cobertores y almohadas. Algunos presos intentaron romper la malla metálica que da hacia una zona restringida, en un intento de fuga.

También causaron destrozos en las instalaciones de talleres, quemaron madera de carpintería, subieron al techo de uno de los dormitorios para romper los tinacos de agua, y prendieron fuego a un vehículo Dart K y a un camión de volteo recolector de basura.

Policías armados con toletes y escudos entraron en acción para controlar a los internos. Lanzaron gases lacrimógenos para replegar a los inconformes, en tanto que los guardias apostados en las torres de vigilancia realizaron más de cien disparos, tratando de detener el amotinamiento.

Luego de media hora de descontrol y enfrentamientos, cerca de 180 reclusos fueron sometidos y situados en el patio del Cereso, quienes, de acuerdo con versiones de familiares de los presos, tenían las manos y pies atados con cables.

A las 18 horas, socorristas de la Cruz Roja ingresaron al penal para trasladar al Hospital Central de esta benemérita institución a Martín Saldaña Martínez, con una herida de bala en el antebrazo derecho, y a Efraín Marmolejo Treviño, con un disparo en el muslo izquierdo. Su situación se reportó estable.

En el interior, paramédicos de instituciones del estado de México atendieron por los menos a 20 internos por golpes contusos en la cabeza, abdomen, piernas, brazos y en el rostro, así como a cinco custodios.

No hubo muertos, afirman autoridades

Una vez controlada la situación en los dormitorios dos, tres y cuatro, cerca de las 19 horas, César Fajardo, director de los Ceresos del estado de México, ofreció una conferencia de prensa a los medios de comunicación que sirvieron de intermediarios en las negociaciones con los internos, en la cual descartó que haya habido muertos durante el ``movimiento de resistencia organizada''.

Expresó que entre las demandas de los reclusos están: mejor trato a los internos y a sus familiares; cese de los cobros y castigos por parte de los celadores; mejora en la comida y en los servicios médicos, así como que no haya represalias, todos los cuales ``son fáciles de resolver''.

César Fajardo comentó que en el penal hay mil 170 internos, con quienes hay diálogo para conocer su problemática, y en el caso de las denuncias de tortura dijo que no se han solapado y el hecho es que más de 100 celadores han sido destituidos por incurrir en alguna irregularidad.

Al hablar de los disparos, dijo que ``fueron preventivos''; precisó que se utilizó la ``fuerza pública mínima necesaria'' para controlar la situación, y añadió que durante las pláticas con los internos tuvieron una intervención importante representantes de derechos humanos estatales.

Descontrol entre familiares

Afuera del penal imperaba el desconocimiento y la incertidumbre entre los familiares de los reclusos. Desde el momento del amotinamiento exigieron a gritos que se les informara de la situación de los internos, sin embargo, no tuvieron ninguna respuesta de las autoridades del penal.

Hubo incluso momentos en que se generaron conatos de enfrentamiento con la fuerza pública que resguardaba el centro penitenciario de Barrientos y que reforzaron sus acciones con una veintena de perros de ataque.

Ahí también denunciaron que los custodios exigen constamente dinero a sus familiares o de lo contrario los castigan y golpean, además de que las mujeres que visitan a sus familiares ahí presos son sometidas a vejaciones y humillaciones por los celadores.