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¿Guerra de televisoras en México? Será con la sociedad, porque entre ellas han pactado la paz...y el reparto de los carriles de la gran autopista de la comunicación al margen de la legislación vigente. Ahora Televisa, Multivisión, TV Azteca, Medcom, Acir y Telmex, insertadas en la globalización y las tendencias hacia la concentración del capital, propietario de los medios, hacen lo propio internamente, comparten la misma infraestructura de transmisión y establecen alianzas, nuevas sociedades y fusiones. La comunicación global, principalmente de la televisión, ha destruido los países del mundo, y en esa destrucción, México llega en condiciones totalmente desfavorables al exportar su imagen como la caricatura de Estados Unidos y con una programación que ya no produce, sino que ahora importamos del vecino del Norte por su contenido ``latino''.
El tema de los medios de comunicación electrónica, excluidos deliberadamente del TLC, constituye hoy una de las ramas más dinámicas de interrelación México-Estados Unidos. La reforma impulsada por Clinton y aprobada por el Congreso para el desarrollo de corporaciones multimedia, antes prohíbidas, abrió un proceso de concentración de las grandes empresas de comunicación y generó fusiones en todo el continente, hasta convertir la comunicación de masas en carriles que se concentran en una sola autopista. Excepción del fenómeno, ha sido la mundialización del Internet, sobre el cual no han cesado las amenazas de los gobiernos por detener su expansión ya que utiliza medios como telefonía y sátelite para dar una comunicación horizontal y barata de la sociedad a nivel internacional. La revolución tecnológica abrió un periodo de reorganización de la estructura y propiedad de los medios de comunicación electrónica a través de satélites, lo cual está convirtiendo a Televisa, TV Azteca, Multivisión, Telmex, Acir y Medcom en simples mediadores de la explotación del mercado interno. La fusión de los últimos meses entre Pasamasat (Sky) con Huges Corporation (Direct TV), y la más reciente entre Time Warner y Turner Broadcasting Sistem (TBS) en Estados Unidos, mantiene en México un vacío legal en cuanto a la utilización de señales de sátelites americanos en territorio nacional y de los sátelites mexicanos por parte de usuarios fuera del territorio. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Federal Comunications Commision (FCC) de Estados Unidos, junto con las corporaciones y sus fusiones, ante el vacío constitucional y reglamentario, optaron por firmar acuerdos de ``reciprocidad'' satelital (60 señales de Estados Unidos, contra sólo diez de México) a través de la recién fusionada Huges Corporations que concentra 21 satélites para la transmisión de más de 220 canales sobre territorio mexicano. México abandona definitivamente la disputa por el espacio satelital, lo cede, y en perspectiva disminuirá más la producción interna de programas nacionales y de exportación, salvo, quizás, telenovelas.
La reestructuración de la propiedad de los medios ha intensificado el proceso de privatización: la empresa pública Intelsat, con cobertura en cien países, está en proceso de privatización al igual que la infraestructura satelital mexicana. En México la fusión Televisa-Telmex, a través del Grupo Carso, que acaba de adquirir todas las acciones de Cablevisión, capitaliza y se asocia con Medocom-Telered y con el Grupo ACIR convirtiéndose en parte del bloque Telmex-Televisa. En el bloque Multivisión --aliada también a Huges Corporation y la poderosa TBS-- se asocia ahora TV Azteca para utilizar los servicios de DTH a través del Direct-TV. Anteriormente, TV Azteca pactó una alianza con NBC.
Luego de estos acuerdos y fusiones --previamente establecidos con consorcios de Venezuela, Brasil, España, Australia y Estados Unidos, bajo los cuales se han alineado los monopolios de la comunicación--, ``América'' está integrada y en ella se disputan los raintings dos bloques, cuya diferencia de contenido no es mayor que dos gotas de agua. Con enorme atraso, en México se sigue discutiendo el derecho a la información y los derechos de expresión, cuando ya la facultad de informar a los mexicanos está en el extranjero, al margen de nuestras formas y nuestra voluntad. La mezcla en México, de globalización y apertura total de exterior y ultraproteccionismo interno de la información, por los monopolios de la opinión estatal y privada, favorece una acelerada pérdida de la identidad nacional y una segregación de los territorios y sus conflictos creando un México del norte y un México del sur.
Para redondear la política, en respuesta, la SCT de México ha instrumentado una Red Nacional de Monitoreo al Radioespectro para detectar señales ``piratas'' de las localidades que buscan comunicarse utilizando medios electrónicos. México necesita un piso propio para la comunicación, donde esté garantizado el derecho de todos los mexicanos a la expresión y la comunicación pues sin democracia ni soberanía en los medios propios, no hay país ni libertad.