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Man Ray y James Joyce nunca fueron amigos. Sin embargo el primero fotografió al segundo durante una sesión en su estudio. No se sabe exactamente cuándo conoció Ray a Sylvia Beach, la dueña de la librería parisina Shakespeare and Company, a quien se debe la primera edición de Ulyses. El caso es que ella concertó la cita para que se le tomaran a Joyce las fotografías ante la inminente aparición del libro, que tras múltiples trifulcas salió de prensa el 12 de febrero de 1922.
En realidad Man Ray fotografiaba a todos los escritores que Sylvia le enviaba, pero lo hacía más por encargo que por gusto, excepto si se trataba de sus amigos, fuesen pintores o poetas. Poco antes de la sesión fotográfica, Joyce había padecido nuevamente de ``iritis'' y presentaba acentuada fotofobia. Debe haber sufrido bastante durante la larga sesión, pues son varias las fotografías de Joyce tomadas por Man Ray, todas con idéntico atuendo, correspondientes a enero de 1922. La que se exhibe en el Museo Tamayo es la más impresionante, capta la expresión temerosa, desconfiada de un genio minuválido. Se reprodujo en el número de julio del ``magazzine'' Vanity Fair. Meses después Jean Cocteau, con quien Ray llevaba estrecha amistad, le pidió que fuera a tomar la fotografía de Proust en su lecho de muerte. Esa foto no está integrada a la colección que ahora comento pero vale la pena recordarla porque fue muy difundida. La cabeza oscura de Proust con la ojera visible muy acentuada aparece de perfil sobre los almohadones blancos. Man Ray se encontraba muy agripado aquel 18 de noviembre de 1922, no obstante se dirigió al rumbo de L'Etoile, donde Proust vivía recluido en el lujoso apartamento que describe Steiner. Por cierto: Joyce y Proust ciertamente sabían uno del otro y conocían sus respectivos trabajos, pero no se entendían. Dialogaron una sola vez sin que manifestaran acuerdo en nada, excepto en lo siguiente: a ambos les gustaban las trufas.
Como es sabido, la trayectoria inicial de Man Ray es de pintor. Tuvo su primera exposición individual en la Galería Daniel de Nueva York en 1915 y como no le gustaron las fotografías profesionales que se hicieron de sus obras se hizo de una cámara, aprendió todo lo que era posible aprender y volvió a tomarlas él mismo empleando placas pancromáticas que le permitieron lograr fotografías blanco y negro sin perder los valores tonales. Esto es evidente en la mayoría de las fotos que se exhiben en el Museo Tamayo. Una de las más hermosas, Blanco y negro, es la que presenta el rostro recostado de la mujer con los ojos cerrados sosteniendo verticalmente una máscara africana. La modelo es Kiki de Montparnasse, cuyo nombre no aparece acreditado en ésta, pero sí en dos obras más del conjunto. Su nombre real era Alice Prin, aparte de cantante fue modelo de varios pintores. Man Ray la conoció casi recién llegado a París, la invitó a posar y formaron pareja al poco tiempo. La convivencia entre ambos parece haber sido grata, se prolongó por 9 años. En 1923 le hizo un retrato al óleo que se encuentra en Princeton, New Jersey, muy distinto al estilo propio de sus pinturas anteriores a su llegada a París. Estas deben mucho a Duchamp concretamente al Desnudo bajando una escalera, la más conocida y famosa de todas debido al título, no tanto a sus especiales peculiaridades de composición, pues de hecho Duchamp tiene pinturas más personales e interesantes de esa época, 1912-1913, que no han alcanzado idéntica fama. Otras pinturas de Ray realizadas en NY --no especialmente afortunadas-- abrevan en una mezcla de cubismo y expresionismo. La mejor es un retrato cubistoide de su amigo Alfred Stieglitz.
Los rayogramas son ``pinturas hechas con luz'', según definición no especialmente imaginativa de Jean Cocteau. Aparecieron en varias publicaciones dadaístas y surrealistas, la innovación que suponen es que no implican uso de cámara, es el papel sensibilizado el que recibe la impronta de los objetos cuya disposición Man Ray disponía, realizando montajes. El procedimiento es por tanto distinto del que empleó en las fotografías solarizadas, como la del desnudo de medio cuerpo (1929) de la joven que levanta el brazo izquierdo rodeando su cabeza y dejando caer la mano flexionada a la altura del pómulo. Estas fotos semejan dibujos debido a que se acentúa el contorno de las siluetas proyectando un destello de luz a mitad del proceso de revelado sobre una emulsión. Si este efecto es conocido como ``efecto Sabatier'' posiblemente sea Sabatier quien lo utilizó primero, no Lee Miller como se supone, ni Man Ray. La pose de la modelo (Natasha) es curiosamente similar a la del Ex Voto de San Sebastián de Angel Zárraga (la pintura se encuentra en el Museo Nacional de Arte). Se trata de una fuente común a ambos artistas: Ingres (1780-1867). Este influyó y fue influido por los protagonistas de los inicios de la fotografía, de la que se valió durante la última etapa de su vida.