En México, la peor modernización: Suárez Dávila
Juan Antonio Zúñiga/I La falta de apego a la realidad del país y la introducción de elementos claros de dogmatismo en la política económica desde 1988, particularmente en materia monetaria y fiscal, provocaron que México haya obtenido los peores resultados del mundo en la aplicación del modelo modernizado, subraya el presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Francisco Suárez Dávila.
``Hemos sido muy ineficaces en la aplicación de este modelo modernizador'', indica en entrevista con La Jornada. ``A partir de 1988 se impuso una concepción muy simplista de la política económica, una política monetaria que casi regresa al viejo sistema del talón oro del siglo XIX o XVIII'', indica.
El presidente de la Comisión de Hacienda, Francisco
Suárez Dávila. Foto: Ernesto Ramírez
Ex directivo bancario y extraño caso de un ex subsecretario de Hacienda y Crédito Público que ocupa ahora un cargo de elección popular por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Suárez Dávila advierte que en la compleja vecindad con Estados Unidos ``no podemos incurrir en una situación en la que malbaratemos los bancos, malbaratemos las empresas y que adquieran los activos que los mexicanos han construido a lo largo del tiempo a precio de chatarra''.
Hijo de Eduardo Suárez, quien en 1935 fuera secretario de Hacienda del presidente Lázaro Cárdenas, Francisco Suárez Dávila no rehuye el debate. ``No debemos, de manera alguna, subordinar nuestras políticas a la ortodoxia del Fondo Monetario Internacional'', señala.
Enumera a La Jornada los dogmas de aplicación de la política económica, el otro fundamentalismo que llevó al país al gran fracaso económico de fines de 1994: ``Se ha privilegiado por encima de todo la lucha por el abatimiento de la inflación; se ha entronizado el equilibrio o superávit fiscal; se ha privilegiado lo financiero sobre lo productivo y se ha considerado que la globalización es la maestra y no la servidora. Estamos al servicio de la globalización, no la globalización a nuestro servicio''.
--¿En qué bases teóricas se apoya la política económica que, sin diferencias de fondo, se aplica en México desde 1983?
--Creo que la política económica se sustenta en lo que pudiéramos llamar los cuatro pilares de una estrategia o modelo modernizador. En primer lugar, una reforma del Estado; en segundo, una razonable estabilidad macroeconómica, y subrayo razonable; tercero, una participación competitiva y eficiente de la empresa productiva mexicana en un mundo globalizado y, cuarto, una política social que ataque los problemas de pobreza, desigual distribución del ingreso y justicia social.
``Sobre estos cuatro pilares no debería haber mucha controversia, subraya. Las diferencias se muestran en los matices y esto, a su vez, responde a cuatro problemas que fueron los que provocaron la salida del anterior modelo de estrategia. Un Estado obeso y difuso; desequilibrios muy agudos en finanzas públicas; una empresa mexicana sobreprotegida, muy metida en el mercado interno y poco capaz de competir en un mundo globalizado y, cuarto, un severo deterioro en la distribución del ingreso y los elementos de pobreza que dan lugar a una política compensatoria del costo social del ajuste.
``El problema está en las políticas seguidas para llevar adelante este modelo modernizador, en las políticas concretas y en elementos claros de dogmatismo o de falta de apego a la realidad de México. Es a partir de 1988 en que incurrimos en elementos dogmáticos, y que provoca que México tenga uno de los peores resultados en materia de aplicación de este modelo modernizador. Hemos sido muy ineficaces en la aplicación de este modelo modernizador. Creo que son elementos de dogma, de aplicación de políticas equivocadas y de errores en los matices'', remata.
--El mercado se ha erigido como el elemento rector de la actividad económica en México. Esta práctica parece sustentarse en que a menor intervención estatal mayor eficiencia económica y, entre más libre sea la competencia, mayor será el crecimiento ¿Este sistema asegura un pleno y eficiente empleo de todos los recursos disponibles, humanos y materiales? ¿Es garantía de elevación de los niveles de bienestar de la población? ¿Modifica la distribución del ingreso en beneficio de las capas mayoritarias de la población?
--Yo creo que aquí se ve cuáles son aquellos matices o elementos de política que están llevando el sentido dogmático que nos ha perjudicado mucho. Es a partir de 1988 en que se impone una concepción muy simplista de política económica en el sentido que usted señala. La política económica es prácticamente igual a una política monetaria que casi regresa al viejo sistema del talón oro, en que se vuelve al siglo XIX o XVIII, que se expande la moneda en la medida en que acumulamos reservas y que genera una política sumamente restrictiva.
``Por otra parte --agrega-- el equilibrio fiscal o superávit fiscal se entroniza. Esos sí son ya elementos dogmáticos de carácter neoliberal. Se cree como auto de fe que lo que arreglará las cosas será una política de mercado; que en la medida en que nos acerquemos a un mercado perfecto la microeconomía se arreglará por sí sola, y yo creo que estamos muy lejos en México de lograr esta utopía del mercado''.
Extendido en sus respuestas, el diputado ex banquero busca la conclusión del político. Hay que recordar, dice, que el mercado es un buen instrumento, pero un muy mal maestro. El mercado también tiene que ser gobernado en alguna medida hasta alcanzar una nueva síntesis de una rectoría eficaz de un Estado con funciones bien definidas de lo que es prioritario, y esté apoyado en un mercado que tiene que ser más eficiente.
--¿Se agotó el modelo neoliberal?
--Hay un modelo modernizador que se sustenta en los cuatro puntos señalados inicialmente. Esto es incontrovertible. Nadie quiere volver al pasado, pero la aplicación de las políticas (económicas) en México ha sido extraordinariamente ineficaz, de las más ineficaces de cualquier país que haya aplicado este modelo modernizador.