La Jornada 11 de octubre de 1996

La seguridad pública, el hilo más delgado de la gobernabilidad: PRI Hay una crisis de credibilidad y un contubernio delito-corrupción: PAN No es con la tentación represiva como se resolverá la inseguridad: PRD

Alonso Urrutia La seguridad pública ya no es un fenómeno aislado o eventual; en la actualidad representa el ``hilo más delgado de la gobernabilidad''. Cuando la delincuencia rebasa toda expectativa, la inseguridad ``comienza a alcanzar visos de un problema que se inscribe en el nivel de la seguridad nacional''.

Tal fue el diagnóstico que a título de la fracción del PRI expuso Rafael Luviano, durante la comparecencia del secretario de Seguridad Pública, Enrique Salgado. El priísta dijo que aun cuando el ideal de seguridad en la ciudad se presenta como una posibilidad lejana ``estamos aún a tiempo de cerrar las puertas a una mayor descomposición social''.

Con matices, todos los partidos políticos ofrecieron un crítico diagnóstico sobre la inseguridad pública. El representante del ecologista, Arturo Sáenz Ferral, fue más allá de las cifras aisladas del general Salgado Cordero para demostrar la ineficacia de la seguridad pública.

De las cifras dijo: se han remitido 34 mil presuntos delincuentes, pero siguen en la impunidad más de 125 mil; pese a contar con mayor número de elementos policiacos, la corporación aprehende --proporcionalmente-- la décima parte de los delincuentes que se logra detener en Londres.

Para el panista José Espina los niveles de inseguridad pública han evidenciado que no hay autoridad que pueda hacer frente a la delincuencia en la ciudad de México. Hay crisis de credibilidad en la institución, inercias y rezagos que parecen advertir un contubernio delito-corrupción. Son muchos años de padecer negligencia, burocratismo y corrupción.

La creciente ola delictiva, la corrupción en los cuerpos policiacos; la incertidumbre en el cumplimiento de la ley; la presurización económica y la contracción facciosa y futurista del gasto social'' son otros factores que impiden recuperar la seguridad pública.

Espina hizo una pormenorización del incumplimiento de los ofrecimientos del general. Dijo que de acuerdo con las cifras oficiales, la policía resuelve menos del 25 por ciento de las quejas en su contra; el retiro de la policía distribuída en los bancos no se ha concretado y el combate a la extorsión no ha tenido resultado alguno; la población la sigue padeciendo.

Para el perredista Pedro Peñaloza la seguridad pública se ha convertido en la parte neurálgica de los problemas de la ciudad.

Hizo una larga lista del impacto que ha tenido la creciente delincuencia organizada y la ineficacia de la policía para su combate; habló de niveles históricos de incidencia delictiva, independientemente de la cifra negra no denunciada, así como de la violencia desbordada: ``Si antes algún ciudadano era asaltado, hoy es asaltado y corre el riesgo de ser asesinado''.

Peñaloza dijo que el robo a nóminas y a camiones distribuidores ha repuntado; los asaltos son cada vez más frecuentes, mientras ``los órganos policiacos son incapaces de someter la delincuencia y la población está crecientemente inconforme contra la policía''. Advirtió que no es mediante la tentación represiva o la militarización como se habrá de resolver el problema.

El asambleísta del PRD dio un largo recuento de la evolución presupuestal de la SSP, que ha pasado de representar el 20.45 por ciento en 1989 del total presupuestal del gobierno capitalino al 11.61 en 1996.

A su vez, el representante del PT, Germán Aguilar, dijo que la delincuencia ha aumentado al menos en un 35 por ciento y aseveró que el problema de la inseguridad rebasa ya las esferas de la SSP para ser un problema y un fracaso del gobierno de la ciudad.