Cineteca Nacional estructuró a fines de septiembre, en la Sala 2 Salvador Toscano, un ciclo dedicado a John Huston, cineasta estadunidense, autor de 34 largometrajes y tres documentales a propósito de acontecimientos sobresalientes ocurridos durante la Segunda Guerra: Report from the Aleutians (1943), The Battle of San Pietro (1944), cuya exhibición fue prohibida por el alto mando militar, y Let there be Light (1945), documento que muestra sin ocultamientos la fatigante rehabilitación de un grupo de soldados flagelados por innúmeros traumas de guerra. Evidentemente, el film fue censurado por orden del ejército y no pudo ser visto hasta el 1981 cuando se presentó por vez primera en el festival de Cannes.
Apartémonos de esta problemática aún no resuelta para abordar: el cine negro. Pero, ¿cómo y por qué nació esta pulsión por escribir acerca de esta cinemática? Nació por una razón, misma que hace referencia a la cinta con la que comenzó el ciclo: El halcón maltés (1941), transvase al celuloide de una novela de Dashiell Hammett --escritor adscrito a la Hard-bolide school, cuyos textos aparecían en el pulp magazine Black Mask-- y que los historiadores consideran como el primer ``filme negro'' de la cinematografía universal.
Ubiquémonos en el contexto histórico cinematográfico en los periodos durante los cuales destacó aquel ``oscuro'' movimiento. Uno, primero, es necesario situarlo entre 1941 y 1946. En ese tiempo se establece el estilo visual (encuadres siempre esquivos, iluminación expresionista que permitía destacar entre las sombras casas solitarias, callejones sin salida, muelles deprimentes, cuartuchos descascarados, siempre cargados de violencia) y algunas notaciones temáticas, a cargo del detective privado, que fue un hombre completo... Un hombre de honor por instinto, por inevitabilidad, sin pensarlo y por cierto sin decirlo... Un hombre relativamente pobre, porque de lo contrario no sería detective... Un hombre que jamás aceptó el dinero de nadie, ni la insolencia de nadie... Un hombre solitario que hablaba con tosco ingenio y con un vivaz sentimiento de lo grotesco. Por el contrario las mujeres casi siempre representaban el papel de brujas intrigantes y duras, llenas de codicia y lujuria, capaces de envenenar cualquier situación. Ellas eran las causantes de la violencia, por ejemplo Brigid O'Shaughnessy encarnada por Mary Astor en El halcón.... Después de la guerra vino la segunda fase (1945-49) en la que la recreación de la realidad resultó más evidente. El antihéroe, se tornó menos romántico y más fatalista.
Obras como La ciudad desnuda de Jules Dassin es ejemplo de esa etapa: El tercer periodo iniciado en 49, es cuando el film noir alcanza su momento más rico y complejo: universo hostil, antihéroes capaces de atestiguar la desintegración de sus convicciones, como ocurre en aquel laberinto creado por Orson Welles titulado Sombras del mal (1958). Pero, ¿quién fué el cineasta iniciador de este estilo que aún hoy estremece a los espectadores? El llevaba el muy cristiano nombre de John Marcellus Huston, nació en Nevada, Missouri, el 5 de agosto de 1906, y murió 81 años más tarde, luego de concluir el que vendría a ser su postrer filme The Dead (Los muertos) la obra que clausuró el ciclo que la Cineteca organizó en su honor ¿Y qué tenemos que decir a proposito de la dinámica laboral de este que fue el irrebatible fundador del ``cine negro''?
Diremos que estuvo incorporado durante un breve periodo de tiempo al ejército mexicano, que practicó el boxeo y la galanura (``playboy'') y que ejerció la escritura (relato y guión). También que su primer script lo concretó para la Warner: A House Divided (1932), de Wyler, y que a causa de la eficacia que demostró en la realización de ese y otros guiones, consiguió que Hal B. Wallis le encomendara, en 1941, la dirección de El halcón maltés. A partir de entonces, la crítica lo consideró el más notable cineasta de la ``generación perdida''. Apreciación cimentada por películas como The Treasure of Sierra Madre (1947) cuya última secuencia, aquella que muestra la dispersión del oro por el viento, es antológica; como We were Strangers (1949) sobre los esfuerzos realizados por revolucionarios cubanos; como la cinta fundadora del cine negro, El halcón maltés, que describe el empecinamiento de un grupo de aventureros en la búsqueda de un halcón de oro incrustado de piedras preciosas y cubierto por una capa de cerámica negra.