200 delegados y 100 observadores, en el Congreso Nacional Indígena Nueva Constitución que tome en cuenta a las etnias, la demanda
Rosa Rojas y Matilde Pérez Bajo el signo de la pluralidad y enmedio de la expectación por la posible llegada de una delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a sus trabajos, se inició ayer el Congreso Nacional Indígena (CNI) con la vieja propuesta-reclamo de construir una nueva relación entre el Estado mexicano y los pueblos indios.
La voz de los ancianos marcó la pauta en la inauguración del CNI: ``Entre los pueblos indios nadie es más, nadie es menos... Este no es un congreso de una organización ni para una organización'', señaló el gobernador totonaca Juan Zimbrón.
Honores a la bandera durante la ceremonia de
inauguración del Congreso Nacional Indígena
en la Unidad de Congresos del Centro Médico
Nacional. Foto: Raúl Ortega
Félix Serdán, nahua morelense sobreviviente de la guerrilla agrarista de Rubén Jaramillo, subrayó que se busca que quienes ``nos gobiernan entiendan que no queremos la guerra, pero sí una paz justa y con dignidad'', y en referencia a los acuerdos de San Andrés Larráinzar entre el EZLN y el gobierno federal, exigió que se acabe la discordia, la corrupción, la mentira, ``que los acuerdos que se tomen se lleven a la práctica sin regateos''.
Los acuerdos de San Andrés, dijo, deben pasar a la Cámara de Diputados, ``queremos lograr un nuevo constituyente, que se elabore una nueva Constitución que tome en cuenta a los pueblos indios de México''.
Enmedio de una estricta vigilancia, que incluye desde la revisión de las bolsas con equipo detector de metales hasta la revisión personal y entrada restringida, inició el CNI en la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional.
Una vez superada la insistencia de la administración, que pretendía se apagara el incensario con copal para la ceremonia propiciatoria inicial, unos 200 delegados indígenas -de 450 que hasta la tarde de ayer estaban inscritos- comenzaron sus discusiones. En la sala principal había además un centenar de observadores de organizaciones fraternas.
Después de que Juan Zimbrón afirmara que el país lo que requiere son cambios y reformas -``México no necesita una revolución todavía'', dijo-, se realizó la ceremonia indígena ``para que los trabajos de este congreso sean fructíferos y se traduzcan en beneficios para los 56 pueblos indios de México'', una de cuyas demandas fundamentales es la autonomía y la libre determinación, ``que no llevan el ánimo de segregar a la nación, que no son separatistas sino que buscan enriquecer y fortalecer la unidad nacional'', apuntó Aristarco Aquino.
En el presidium, una treintena de líderes indígenas de 25 etnias, provenientes de una veintena de entidades del país. A sus espaldas, una enorme bandera nacional que en el campo rojo lleva estampados a dos caballeros tigre combatiendo a un conquistador español. De ahí parte una cadena que se liga al águila que aparece en el campo blanco. La cadena se rompe al entrar al campo verde, que lleva estampados los ojos y la nariz del subcomandante Marcos. Abajo de este ícono, dos cabezas mayas que aún derraman lágrimas.
Siguieron los honores a la bandera y se entonó después el himno nacional. Los vivas a México se mezclaron con los vivas al EZLN, a los pueblos indios y a Emiliano Zapata.
Joel Aquino, zapoteca de Yalalag, Oaxaca, destacó el extraordinario valor que para las organizaciones y pueblos indios del país tiene este acto, que ``pretende descubrir el pensamiento y acción política de millares de luchadores sociales que trabajan en el anonimato''.
En 1974, recordó Aquino, el Congreso Indígena de Chiapas fue un avance que al final ``el Estado capturó'' con la creación del Consejo Nacional de Pueblos Indios, y para poder romper esa cadena transcurrieron dos décadas de muchas luchas.
La aparición del EZLN, agregó, significó una síntesis de estas demandas y contribuyó a clarificar el pensamiento político de los cientos de organizaciones indígenas que reclaman que el Estado mexicano le reconozca la calidad de sujetos a los pueblos indios. Para llegar a esto, señaló, ``hubo muchos fracasos, muchos muertos, muchos golpes, muchos encarcelados''.
La demanda fundamental, explicó, es que se reconozca el derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos indios en la Constitución. Será una tarea difícil porque el Congreso de la Unión ``tiene limitaciones graves'', está por verse si tiene la suficiente sensibilidad para ello, pero además ese órgano está integrado ``por los principales enemigos de los pueblos indios'', en primer término por los representantes de los cacicazgos regionales.
Planteó que, además, aun en el caso de que se lograra incluir los derechos de los pueblos indios en la Constitución, no significaría que la lucha terminara, pues faltaría ``descolonizar el pensamiento de millones de mexicanos''. Por ello, destacó que ``el primero de enero -en alusión al levantamiento del EZLN- significó el inicio de una tercera revolución que va encaminada a la liberación de los pueblos indígenas''.
María Gregoria Catalina, tenek de San Luis Potosí, enfatizó que para las mujeres indígenas ``no hay ni leyes ni artículos'', pues ``sólo tenemos que dedicarnos a los hijos y al hogar; ahí empieza la humillación de las mujeres y termina en el pueblo, con las autoridades'', situación que debe cambiar porque las mujeres indígenas ``tenemos el mismo derecho tanto como los hombres, los mestizos y el pueblo en general''.
Antes, en conferencia de prensa, las mujeres indígenas de Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, San Luis Potosí, Veracruz, Puebla, Guerrero y estado de México aportaron su propuesta de reformas al artículo cuarto constitucional. Demandaron que en éste se reconozca su propio espacio, voz y poder. ``La autonomía que queremos como mujeres indígenas es para tener poder sobre nuestras propias vidas y cuerpo, a la necesidad de autorrealización y autoliberación''.
Autonomía política, física y sociocultural y ver la costumbre desde otra mirada que no sea violatoria a ``nuestros derechos como personas y nos dignifique como indígenas'', dijeron.
La comisión de enlace de los congresistas con la prensa, también en conferencia, advirtió del peligro de que autonomía y autodeterminación no queden plasmadas en las reformas que deberá aprobar el Senado en el actual periodo de sesiones.
Denunciaron que ``hay fuerzas oscuras en los poderes Ejecutivo y Legislativo que se oponen a los cambios constitucionales y a cumplir los acuerdos mínimos de San Andrés respecto a derechos y cultura indígenas''.
Respecto al primer borrador del artículo 4o. constitucional que salió del Senado, los comisionados indígenas indicaron que ``es un documento apócrifo'' y muestra que la discusión de los cambios constitucionales se pretende realizar de manera oculta, lo cual ha generado fuertes discusiones incluso en los partidos políticos y hasta en la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), porque hay quienes se resisten a cumplir con los acuerdos de San Andrés, abundaron.
Indicaron que los grandes ejes del CNI serán: reformas constitucionales, dentro del cual se ratificarán los acuerdos de San Andrés y reivindicarán los derechos no reconocidos por el Estado; proceso de unidad del movimiento indígena nacional y su interlocución con el Estado y la sociedad civil no indígena; y que la palabra de los pueblos indígenas se vea como un llamado al diálogo nacional.
A pregunta expresa del costo del alquiler de uno de los auditorios de la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional, los comisionados de prensa informaron que se pagaron 42 mil pesos por el uso de los salones a partir de ayer y hasta el día 11, que se recabaron de donaciones de diversos sectores de la sociedad. ``Aquí no hay dinero del gobierno, esto es producto de la solidaridad de la sociedad civil''.
Mientras informadores preguntaban insistentemente respecto a la presencia de ``algunas personalidades'', en la explanada de la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional se colocó una manta que simulaba un enorme paliacate rojo y el padre Nacho, acompañado del diácono Víctor, llegó con dos imágenes de la Virgen de Guadalupe como un signo de bienvenida a los delegados. Y no faltó el protagonismo: José Luis Chavez Rivero, del ``Frente Rocanrolero de Liberación Mental'', se desnudó como una ``muestra de liberación'', explicó.
Ayer también fue el inicio de un día de denuncias no sólo de los casos de violación a mujeres indígenas por militares y paramilitares en Chiapas, Oaxaca y Guerrero, sino de la retención de los recursos federales en los municipios de Chiapas y Oaxaca gobernados por la oposición.
Un escrito sobre el caso de Chilón, Chiapas, se entregó a Bill Means, delegado del Consejo Internacional de Tratados Indios ante la ONU, quien se comprometió a presentarla ante esa instancia internacional