Finaliza la reunión BM-FMI con un llamado a lograr ``equidad social''
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 3 de octubre Con un llamado a mantener las reformas del mercado libre y la política de privatización, concluyó la reunión anual conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), aunque en la sesión de clausura se subrayó que tales tendencias ya no son suficientes para garantizar la estabilidad de los países en vías de desarrollo, por lo que ambos organismos multilaterales hicieron un llamado para que sus 181 naciones integrantes enfaticen la inversión social para enfrentar la pobreza y la desigualdad del ingreso.
Este giro fundamental, que se aparta del enfoque exclusivo sobre los indicadores macroeconómicos y la ortodoxia del mercado libre, se produce en una coyuntura donde más líderes empresariales, banqueros y gobiernos reconocen que las recetas tradicionales promovidas por estas dos instituciones internacionales ya no garantizan un clima de inversión estable en los países del mundo en desarrollo.
El presidente del BM, James Wolfensohn, subrayó hoy que en los países donde se nota un ``avance político y económico, a la par también se debe tener un avance social''.
El director-gerente del FMI, Michel Camdessus, informó a la prensa que los delegados al encuentro destacaron ``el vínculo entre la equidad social y el mantenimiento del proceso de reforma''.
Wolfensohn señaló hoy que se debe tomar en cuenta la amenaza que representan la pobreza y la desigualdad económica para la estabilidad de las naciones y el desarrollo de los mercados en los países en desarrollo, e insistió en que el BM estará evaluando estos programas.
El FMI y el BM endosaron esta semana una serie de campañas para abordar otros problemas, como el endeudamiento de los países más pobres, la promoción de nuevas medidas para asegurar la buena administración y la eliminación de la corrupción en sus países miembros, y el incremento de acciones para fortalecer al sector bancario en muchos países en desarrollo.
México, como el más grande cliente del Banco Mundial y del FMI en el mundo, ocupó con frecuencia el centro de atención.
Pero los dirigentes de ambos organismos multilaterales también estaban conscientes de la percepción de que sus organizaciones están añadiendo más condicionamientos, a las ya de por sí controvertidas que integran sus programas en los países del mundo en desarrollo.
Wolfensohn, en respuesta a preguntas de los reporteros, dijo específicamente que la decisión del BM de abrir una oficina ampliada y de más alto nivel en México sólo tiene el propósito de asegurar una mejor representación en el país con el volumen más alto de préstamos del banco.
``No estamos interfiriendo de ninguna manera (en las políticas internas). Todo es simplemente para permitirnos hacer mejor lo que ya estamos llevando a cabo ahora en México'', dijo. Añadió que México no se ha opuesto a estas nuevas medidas, y que en reuniones con funcionarios del BM realizadas esta semana, los representantes del vecino país no las han interpretado como interferencia.
Varias naciones, entre ellas India, Pakistán y Malasia, protestaron públicamente por las nuevas normas del FMI sobre administración gubernamental y reforma, y hace unos días funcionarios del BM y el FMI comentaron que habían recibido instrucciones de sus superiores para bajar el tono de las discusiones en torno a estos esfuerzos, para evitar ofender o provocar a algunos de los países miembros.
Pero esta preocupación no detuvo al presidente Wolfensohn cuando declaró hoy que ``donde existan proyectos en los cuales estamos involucrados, y encontremos evidencia de corrupción, cancelaremos ese proyecto''. Añadió que aunque su organización no debe interferir en los asuntos políticos internos de los países, ``podemos intentar crear un clima en el cual la gente luche contra la corrupción''.
Esta reunión anual, sin duda, fue notable por un marcado cambio de retórica sobre las anteriores prácticas de las dos instituciones, que han sido bastiones del rigor macroeconómico y de aplicación de medidas diseñadas para metas casi exclusivamente definidas por el mercado. Ahora llamaron a crear un nuevo enfoque sobre la importancia de la inversión social y los esfuerzos para aliviar la pobreza y la desigualdad.
``El ajuste fiscal tiene no sólo que reducir déficit presupuestarios, sino también mejorar la calidad del gasto dejando lugar para gastos en áreas críticas de salud y educación'', declaró Camdessus ayer.
Wolfensohn añadió que las ``actividades de asistencia no son caridad'', sino esenciales para los esfuerzos de los países desarrollados por asegurar la estabilidad y las condiciones que conducen a la inversión y al comercio en el mundo en desarrollo.
Protestas de deudores mexicanos
Cinco activistas mexicanos de la Asamblea Ciudadana de Deudores de la Banca (ACDB) no se convencieron de este giro en la retórica, y por unos minutos bloquearon hoy la entrada principal de la sede del FMI para clausurar simbólicamente esa institución. Con pancartas donde reclamaban contra ``Una institución maldita: clausurada'', los activistas obstaculizaron dos de las puertas de la entrada al edificio. Varios agentes de seguridad se enfrentaron con ellos e intentaron, en un principio, empujarlos a un lado, pero al darse cuenta de la presencia de fotógrafos de la prensa, se retiraron.
Según uno de los organizadores, un policía de Washington a quien le fue solicitado retirar a los manifestantes, declinó hacer arrestos cuando fue informado de que los mexicanos estaban protestando por los efectos de las políticas económicas que dañan a su pueblo.
``Eso me suena a lo que está ocurriendo aquí (en Estados Unidos)'', comentó el uniformado.
El de activistas mexicanos era uno de varios grupos y redes de organizaciones no gubernamentales que se presentaron en Washington esta semana para protestar contra las políticas del FMI y el BM.
La agrupación más exitosa es una red de ONGs organizada por el Grupo de Desarrollo para Políticas Alternativas, que convenció al BM de empezar a hacer una evaluación conjunta sobre las repercusiones de las políticas de ajuste estructural en varias regiones del mundo.
Wolfensohn dijo hoy que las ONGs y el BM están trabajando conjuntamente y han seleccionado diez países, entre ellos México, que serán el centro de la investigación a fondo sobre el impacto de las políticas de ajuste macroeconómico. Wolfensohn comentó además que está a la espera ``de tener una examen directo con las ONGs y con los países que han sido afectados por el ajuste estructural, para averiguar si lo que estamos haciendo es bueno o malo''.