CIEN MIL EN LA MARCHA DEL 2 DE OCTUBRE
Jaime Avilés Veintiocho años después, aunque dos horas antes de la hora justa en que nació aquella muerte de luces de bengala, una serpiente de cien mil cabezas partió ayer de la Plaza de las Tres Culturas arrastrando consigo los gritos, los ritmos, el canto y la música de muchas culturas más, y paseando su elástico organismo de reptil con millones de anillos tintineantes, acabó enroscándose en torno de la gigantesca, texana astabandera del Zócalo, hasta colmar las tres cuartas partes de la plancha, en espera del único discurso que importaba a los más chavos y que no era otro sino el del rock.
Marcha del Casco de Santo Tomás a la plaza de las
Tres Culturas, en Tlatelolco. Foto: Raúl Ortega
El 2 de octubre de 1996 fue, así, la antítesis del Dos de Octubre y, al mismo tiempo, la feliz culminación de aquel mitin ahogado en sangre: madura reunión ciudadana, donde más de la mitad de los marchantes no tenía edad para votar, la de ayer fue, ante todo, la expresión de una franja social que no piensa en los partidos y que por ello, en todos los muros y en todos los vidrios, al pie de todas las estatuas, escribió las siglas del EZLN junto a las claves cifradas de las escuelas que integraban el tumulto.
Animado en todo momento por consignas a favor del diálogo nacional por la paz y en defensa de la llegada de los zapatistas al D.F., el mitin se desarrolló línealmente en secuencia cronológica: abrió con los saludos de Francisco Martínez --a nombre del Consejo Nacional de Huelga de 1968-- y de la señora Rosario Ibarra de Piedra, en memoria de los jóvenes desaparecidos de los años setenta, que se fueron a la guerrilla después de Tlatelolco; luego tuvo como plato fuerte los discursos de una niña --Karla, estudiante del primer año del CCH-- y de un poeta --el maestro Juan Bañuelos, de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai)--, antes de transformarse en un prendido recital a cargo de Santa Sabina, con Rita Guerrero por supuesto; La Nao y Botellita de Jérez.
Historias de la serpiente
Antevíspera de la posible recepción del D.F. a los comandantes indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, la fiesta de ayer, comenzó, en Tlatelolco, a las dos de la tarde, ante la piedra labrada que recuerda las nombres de los caídos en la plaza bajo la furia de Díaz Ordaz, y concluyó pasadas las nueve de la noche en la inmensa intimidad del Zócalo, pero en medio de estas orillas del tiempo, al filo de las cinco de la tarde, estalló un cohetón.
Con su bote de spray en la mano, que puede servir también como lanzallamas, un joven anarquista --el pelo teñido con los colores del arcoíris, la ropa negra como el atuendo de muchos pero muchos más-- acababa de escribir en un muro una máxima a favor de la autoinmolación: ``No es importante morir, lo importante es nacer en los demás para seguir luchando''.
La cabeza de la serpiente de cien mil cabezas reptaba sobre el Paseo de la Reforma sobre la desviación a Balderas y la cola debía de andar apenas por las cercanías de Tlatelolco. Sin embargo en Reforma, a la altura de la siniestra glorieta que ahora bordea la PGR, la multitud se detuvo frenada por el sucesivo congestionamiento de su flexible estructura. Entonces, mientras las partes delanteras jalaban de sí mismo hacia delante para ayudar a avanzar a las de atrás, los marchantes que habían quedado ante la PGR empezaron a repetir en voz alta y a coro: ``¡Esos son/ ésos son/ los que chingan a la nación!''
Por las ventanas de la tétrica dependencia asomaban caritas de asombro y de inocencia cuando, entre las muchas manos que señalaban al edificio, alguien arrojó un palomón de cincuenta pesos (a juzgar por el estampido del cohete) y de momento hubo quienes creímos que se trataba de un tiro al aire, como para disuadir a los gritantes, y fue el primer momento de gran tensión para los coordinadores del desfile.
Media hora más tarde, cuando la descubierta --formada por veteranos del 68 como Joel Ortega, Salvador Ruiz, Jorge Peña, Fausto Trejo, Enrique Avila, Víctor Alvarez, Nicolás López y algunos más-- llegó al pie de la Torre Latinoamericana, otro coordinador tuvo a bien advertir a los presentes: ``No vamos a entrar por Madero, vamos a desviarnos a Cinco de Mayo, porque aquí, en Madero, ya se adelantó un grupo de porros, ¡y que lo sepa el Regente! Esos no son estudiantes: son provocadores mandados por el gobierno, así que, ¡desvíense, compañeros!''.
En busca de la noticia exclusiva, eché a caminar por Madero y descubrí, cuadras adelante, que habían roto los vidrios de una tienda de hamburguesas, y que las cortinas metálicas de todos los otros negocios estaban cayendo a toda prisa, y que incluso las puertas del Hotel Majestic habían sido aseguradas con una cadena y un candado. ¿Y los porros? Allá, allá, me indicaban los mirones. Finalmente, encontré a un grupo de punks, peinados estrambóticamente con... ¿hace falta describirlos?, que se habían atrincherado dentro de los límites de un cordón de persiana, y aguardaban sentados en el piso, mostrando cierta preocupación ante la posibilidad de que cien pies de doscientos mil pies que se aproximaba con todo orden gritando, pudiese cobrarles algún agravio, lo que los habría dejado planchados como personajes de caricatura de Bugs Bunny.
El hecho es que, finalmente, nada ocurrió. Los más radicales tuvieron incluso la feliz ocurrencia de treparse a la nueva y monumental astabandera que no deja de parecer monumento a la NASA, y colgaron de un palo una desvencijada bandera de Estados Unidos y varias veces la asediaron con lenguas de fuego, salidas de un bote de spray, hasta que una chava dijo:
--Se resiste, la muy desgraciada.
La jover oradora del CCH, Karla, en ese instante leía, luchando contra el viento que ululaba en el micrófono: ``De 1968 a 1996, el Batallón Olimpia se desplaza tétricamente de los edificios de Tlatelolco al vado de Aguas Blancas. De la Preparatoria Uno a la Selva Lacandona... porque en 1996 como en 1968, la violencia viene del poder''.
Horas después, la policía informó que en las cercanías del Zócalo, fueron detenidos 45 jóvenes por motivos diversos como robo a transeúntes o desorden en la vía pública, y añadió que a tres de ellos les decomisaron botellas de cocteles molotov
De los corresponsales, 2 de octubre. Diversas
organizaciones de estudiantes y de la sociedad civil realizaron
marchas, mítines y distintas actividades en varios estados del país,
para recordar la represion estudiantil del 2 de octubre.
En Zacatecas el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, José Sarukán, manifestó que los hechos que desembocaron en el 2 de octubre de 1968, fue ``un periodo muy triste y doloroso para el país'' y dijo que la tolerancia y la apertura a todos los puntos de vista, ``caracteristica de todas las universidades'' debe ser la norma de conduccion y operacion en todos los ambitos de la vida nacional.
Subrayó que lo desable es no volver `` a ver nunca más'' sucesos como los de hace 28 años en ninguna parte de la república.
Mientras tanto en la garita internacional de San Ysidro, -- frontera con tijuana-- estudiantes de la Coalición por los derechos e la Raza en San Diego rindieron un homenaje en la a los cientos de estudiantes mexicanos que fueron asesinados por las fuerzas armadas durante un acto multitudinario en la plaza de las Tres Culturas hoy hace 28 años en la capital mexicana.
La protesta inició a frente a la garita internacional de San Ysidrio del lado estadunidense Los manifestantes también pidieron el alto a la represeción en contra de organismos no gubernmentales y respaldaron la representatividad de la Conai y la importancia de la participación de sus integrantes en el proceso de pacificación en Chiapas.
En Aguascalientes cientos de manifestantes pertenecientes a varias organizaciones no gubernamentales y partidos politicos, exigieron justicia y propusieron reabrir el caso e instalar la Comisión de la Verdad, en un mitin en la plaza de la patria, donde encendieron decenas de veladoras para recordar a los estudiantes asesinados hace 28 años.
Mientras en Durango, estudiantes de la Universidad privada José Vasconcelos realizaron una marcha la cual culminaron con una obra de teatro en donde se represento la tragedia de Tlatelolco hace 28 años. En Guadalajara, Diversas agrupaciones estudiantiles y sociales recordaron la matanza de 1968 en Tlaltelolco, con conferencias, videos y exposiciones fotográfica.
La Federación de Estudiantes Universitario (FEU) realizó diversos actos en preparatorias y algunos departamentos del nivel licenciatura. Los estudiantes demandaron la apertura de los archivos de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Secretaría de Gobernación y de otras dependencias que se vieron implicadas en los sangrientos hechos del 2 de octubre de 1968 (Angel Sánchez, Jorge Cornejo, Carlos A. Gutiérrez, Emmanuel Salazar, Gerardo Rico).