Es tiempo de que dimita el gabinete, dice la CGT argentina tras la exitosa huelga general
Afp, Ansa y Efe, Buenos Aires, 28 de septiembre #&164: El gobierno argentino y la central obrera Confederación General del Trabajo (CGT) endurecieron este sábado sus posturas, un día después de una exitosa huelga general de 36 horas contra la política económica neoliberal, la mayor de las que ha afrontado el presidente Carlos Menem desde que llegó al poder.
``El gabinete debería estar pensando en renunciar'', dijo hoy Carlos West Ocampo, uno de los principales dirigentes de la CGT, que convocó al paro principalmente en protesta contra la propuesta gubernamental de desregulación laboral que acabaría con conquistas obtenidas por los trabajadores en anteriores gobiernos peronistas.
West Ocampo sostuvo que el presidente Menem calificó de ``un fracaso'' la huelga finalizada la medianoche del viernes, porque ``se ha quedado en soledad, no tiene gabinete, tiene que salir a atajar todo y a explicar lo que no explican sus ministros''.
El líder sindical la emprendió en particular contra los ministros de Trabajo, Armando Caro Figueroa, y del Interior, Carlos Corach, a quienes acusó de elegir ``la política de la confrontación, absolutamente convencidos de que convenía apostar al fracaso de la CGT''.
Luego señaló que el mensaje que dio la gente durante la huelga, que comenzó el mediodía del jueves con una movilización de unas cien mil personas frente a la casa de gobierno, ``excede la cuestión laboral y plantea un problema más amplio que tiene que ver con la distribución del ingreso en Argentina''.
La protesta, la quinta y más prolongada durante el mandato de Menem iniciado en 1989, fue también la más extensa de todas las que afrontaron los gobiernos peronistas durante los cuatro periodos que estuvieron en el poder en los últimos 50 años.
De su lado, el ministro Caro Figueroa dijo que la central sindical de orientación peronista es ``la que debe tomar la iniciativa'' para dialogar con las autoridades, aunque amenazó con ``profundizar la discusión política'', si el gremialismo continúa con su plan de lucha.
``Es la CGT la que tiene que decirle al gobierno y al país qué va a hacer. O convoca a un plan de lucha al estilo de los años 60 o se prepara para el diálogo'', señaló.
Sin embargo, el funcionario aseguró: ``Por ahora, el diálogo para nosotros es estrictamente político-parlamentario, y si quieren conversar, veremos''.
Caro Figueroa insistió en que el gobierno podría aprobar mediante polémicos decretos de ``necesidad y urgencia'', sin debate legislativo, varias de las normas de flexibilización que impulsa.
Entre ellas figura la eliminación del régimen de indemnizaciones por despido, la extensión de la jornada laboral de 8 a 12 horas y la posibilidad de que los trabajadores cumplan diversas funciones dentro de un mismo centro laboral.
Al respecto, Alberto Kohan, secretario general de la Presidencia, reiteró que el paro ``no va a cambiar el camino o la línea que el gobierno lleva adelante desde 1989''.
Sin embargo, el ministro Corach dio un giro en la posición oficial al reconocer que ``el gobierno no va a perder poder, prestigio ni razón por dialogar con la CGT'', tras revelar la intención de consultar con los sindicatos antes de enviar al Congreso el proyecto de reforma al régimen laboral.
El titular de la CGT, Rodolfo Daer, condicionó por su parte el diálogo a que la directiva sindical sea convocada en pleno y en forma pública, aunque agregó que ``con este gabinete no se va a dialogar, porque fue el que llevó al quebranto las relaciones institucionales''.
Daer vaticinó que en la próximas elecciones legislativas de 1997 ``nadie va a votar al gobierno'' y dijo que Menem ``no expresa la historia del Partido Justicialista (peronista) ni los valores culturales e históricos del pueblo'' argentino.
A su vez, el secretario general adjunto de la CGT, Juan Manuel Palacios, de una corriente sindical combativa, advirtió que ``no se descarta'' una nueva huelga general y opinó que'' hablar con el presidente no tiene sentido''.
Sobre los alcances de la huelga, el titular de la poderosa Unión Industrial Argentina, el empresario Jorge Blanco Villegas, la calificó de ``importante'', tras calcular en 60 por ciento el nivel adhesión en las fábricas, mientras que la prensa local calculó que el acatamiento a la protesta fue total en 14 de las 23 provincias argentinas, incluidos los centros de mayor concentración industrial, como son la periferia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.