En ese libre mercado de las ideas que es internet, en donde las malas ideas siguen siendo malas a pesar de estar difundiéndose por todo el mundo, hay una página que podría ser la más bizarra de todas. No es ni mala ni buena, su amplio espectro la pone a viajar entre lo atroz y los sublime. Debajo del título The List of Possible Bad Names (Lista de Nombres Malos Posibles), empieza a desfilar, en riguroso orden alfabético, una lista de nombres malos para bandas de rock (cuyos integrantes sean incapaces de titular su propio proyecto con un nombre menos malo que los de la lista). ¿Sublime? ¿Atroz? Echemos un vistazo al final de la letra B y al principio de la letra C: Bad but Prolific (malo pero prolífico), Banana Flash (que además de ser intraducible no necesita traducción), Bestial Sandwich (tan claro y bestial como el Banana Flash), Bill and his Mother (Memo y su mamá, que por su riqueza en la traducción bien podría extenderse a: Memo Mamón y su Mama Mema). Buttafuoco and Menendez (por pura fonética debería estar en la lista de nombres malos para futbolistas; entre el Astroboy Chavarín y el Guama Puente, quedaría bien el Botafocos Menendez); y ya en los terrenos de la letra C, Cant' Spell Albuquerque (No puedo deletrear Albuquerque).
El video de la canción People of the Sun (El pueblo del sol), de la banda Rage Against the Machine, que aparece con rotación escasa en MTV latino, lanza una propuesta casi alarmante: sobre la base de los músicos tocando la rola, en edición vertiginosa, aparecen escenas de la época de oro del cine mexicano, mezcladas con fotografías del Zapata histórico, que vienen a su vez encimadas con imágenes del zapatismo contemporáneo. La letra es una denuncia, tan profusa como confusa, del sofisticado estado de miseria con que el sistema neoliberal ha condenado a la gente de Chiapas. Al final puede leerse esta frase: ``No queremos otro Vietnam en México''. Varias ideas lastiman en este video. Para empezar, todos los intentos que han hecho los artistas mexicanos para cooperar con la causa chiapaneca, quedan, a nivel planetario, automáticamente borrados; en Tailandia, en Moscú, en Amsterdam y demás capitales del mundo, la banda de rock que apoya la causa zapatista es, lo sentimos mucho, Rage Against the Machine. Esto en el fondo importa poco, la idea es que las imágenes se difundan y este videoclip, en rotación internacional, las derrama mejor que nadie. Pero, dejemos avanzar a la imaginación, por no decir al destino, y pensemos que la armada de Estados Unidos finalmente se interna en nuestro país para resolver, por la única vía que les ha conocido la historia, la inestabilidad social mexicana. Entonces nos encontraríamos estelarizando la paradoja del fin de milenio: nosotros pondríamos el terreno de juego para que Estados Unidos usara su equipo completo: su ejército y sus artistas detractores de su ejército. ¿Atroz? ¿Sublime?
Y de estas ideas que caen del trabajo de Rage Against the Machine, necesariamente caemos al medio que lo difunde. MTV: cadena de televisión que se dedicaba originalmente a transmitir videos musicales en Estados Unidos y que gracias a su éxito decidió expanderse hacia el mercado latinoamericano, con una versión especial, puesta a nuestro nivel o, para usar la palabra técnica, ``tropicalizada''. El problema es que los autores de la tropicalización piensan que en Latinoamérica, ese tramo del mundo que comprende desde Tijuana hasta la Tierra del Fuego, todos somos iguales. ¿De verdad pensarán que un habitante de Tegucigalpa, uno de Buenos Aires y otro de Los Mochis son iguales? Al parecer sí; basta observar el programa continental Noticias MTV. Un joven bien peinado, probablemente argentino y evidentemente recién bañado, reparte las noticias musicales (quizá esta sea su idea de la democracia en los medios de comunicación) entre los dos polos de Latinoamérica, a saber, México y Buenos Aires. Dice una de los Jaguares y la contrarresta con una de los Regorditos (¿o son Redonditos?) de Ricota; luego viene otra de Santa Sabina debidamente contrarrestada por una de Spineta. El guión está redactado en argentino, o en uruguayo, o quizá en chileno, y sale pronunciado en una mezcla impecable de los tres; de manera que, descontando las mordidas que se lleva nuestro idioma, este muchacho bien peinado carga también contra el idioma inglés: dice por ejemplo ``pank'', en vez de ``punk'' o ``ponk'' y ``ander'', en vez de ``under'' u ``onder''. ¿Y los países que no son ni México ni Argentina a que hora juegan?; es más: ¿De dónde demonios salieron los Regorditos (o Redonditos) de Ricota?. La verdadera desgracia es que esto no tiene remedio; si nos quejamos van a decirnos que no estamos obligados a verlos (ni, por supuesto, a oírlos). Todo depende de un señor que desde Nueva York o Miami, quizá sin haber pisado nunca el Tercer Mundo, goza con la posibilidad de convertir a Latinoamérica, con vistas a la tropicalización total, en una sola región uniforme del planeta.