La Jornada 30 de agosto de 1996

``Triangulación'' entre gobierno, IP y academia, plantea Sarukhán

José Gil Olmos/ III y última A escasos cuatro meses de que termine su gestión en la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Sarukhán Kermez rechazó que la matrícula total de la máxima casa de estudios --260 mil alumnos actualmente-- haya disminuido. También negó que existan intentos de privatizar las instituciones públicas de educación superior y calificó estas versiones de simple ``retórica''.

En entrevista con La Jornada, propuso establecer una ``interacción'' entre el gobierno y los sectores privado y académico que permita el desarrollo nacional de la educación superior. ``Triangulación'', advierte, que no podría estar basada sólo en cuestiones monetaristas.

Sentado en las oficinas que habrá de entregar a su sucesor en los primeros días de enero de 1997, Sarukhán señaló que la UNAM debe continuar como el centro más importante del país en la generación de conocimiento. Sin embargo, siente que la capacidad de la institución para la formación de alumnos de posgrado ha sido ``subutilizada'' y por ello plantea cambios a fin de que crezca la matrícula en este nivel.

En la última década, la institución educativa ha tratado de mantener su matrícula total a pesar de la creciente demanda de más lugares. Salvo en el ciclo 1992-1993 --cuando alcanzó el mayor número de estudiantes, con 270 mil 249, y de 255 mil 177 en el periodo 1991-1992-- la media ha sido de 260 mil.

Sin embargo, en donde se observa una reducción de la población estudiantil es en el bachillerato, especialmente en los planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades, los cuales han perdido 12 mil lugares en ese mismo periodo, según estadísticas de la Dirección General de Administración Escolar de la UNAM.

Ante la demanda de más lugares y las afirmaciones de dirigentes estudiantiles de que ha disminuido considerablemente la matrícula universitaria, Sarukhán aseguró que ésta ``se ha mantenido literalmente estable a partir de 1981 a la fecha. Se ha modificado de dos mil para arriba o para abajo, dependiendo de las fluctuaciones que tienen que ver con cuestiones de tipo demográfico o sociales.

''Pudiera haber cambios organizacionales, o lo que sea, pero yo no veo que la matrícula total realmente pueda disminuirse. Entonces, hay que hacer un esfuerzo para que con esa matrícula tengamos la mejor calidad posible'', expuso.

--¿Cuáles son los retos de la UNAM?

--Debemos ser el centro más importante, no porque sea el único, sino porque es el mejor en términos de la generación de nuevo conocimiento. Creo que esta universidad debe tener como prioridad la investigación y la docencia de la más alta calidad, en todas las ramas en la que pueda entrar.

``Hay una misión de la UNAM: crecer con calidad en muchos campos del conocimiento que son muy importantes para México, no necesariamente porque sean aplicados, sino porque le dan a este país la inteligencia de entender mucho mejor su entorno social, económico, físico y natural''.

El otro reto, abundó, es incidir y colaborar con el resto del sistema educativo en la formación de gente a nivel de posgrado. ``Esta institución tiene la mayor capacidad de hacerlo, la está subutilizando hasta este momento y creo que todos los cambios que se ha planteado en la institución recientemente, que van desde el replanteamiento del posgrado, los apoyos a las divisiones de posgrado, las nuevas políticas de becas, los nuevos apoyos a investigación en el posgrado para los alumnos, justamente van encaminados hacia ese fin, de tal manera que nuestra matrícula de posgrado realmente pueda crecer sensiblemente en el futuro lo más inmediato posible''.

--¿No existe el riesgo de una privatización de la universidad pública o de su comercialización por la restricción de recursos públicos?

--Yo no veo ninguno, honestamente; me parece que esto, otra vez, es un manejo retórico de las cosas. No solamente no veo eso, sino veo una necesidad creciente de mayor apoyo del Estado a las universidades públicas. No veo qué es lo que va a producir la privatización de las universidades y sería muy inconveniente y muy inaceptable que eso pudiera ocurrir.

El rector prefiere no manejar el término de ``un nuevo pacto'' entre la sociedad, las instituciones de educación superior y el Estado, como algunos investigadores y organizaciones han planteado, para superar la crisis mundial en la que se encuentra este nivel de enseñanza.

``Yo no sé a qué se refiere esto del pacto social'', responde y afirma que la universidad pública ha mantenido una relación ``íntima'' y permanente con la sociedad desde 1910.

La UNAM, precisa, ha tenido un trato de gran respeto, apertura y mucha interacción con el aparato gubernamental, con el gobierno y con las administraciones que tienen a su cargo, ``porque una función de esta universidad es servir a su sociedad, y las personas que tienen la obligación de encarar alguno de estos problemas se apoyan en la universidad''.

Lanza su propuesta: ``Debería haber una interacción mucho más planificada, con mucho más propósito claro de desarrollo, entre el gobierno, el sector privado productivo y las instituciones académicas, en términos de definir el desarrollo del país. Una interacción que no se está dando más que de manera esporádica, pero que si usted analiza el desarrollo de cualquier país que ha tenido auge económico, que ocupa un lugar preponderante en el comercio internacional, en todas va a encontrar esa triada a la que yo me he referido''.

Ante el riesgo de una mayor atención a la formación tecnológica sobre la humanística, Sarukhán Kermez consideró que esto podría desbalancear a la educación superior.

``Puede ocurrir si no somos cuidadosos, puede ocurrir si solamente nos vamos sobre cuestiones netamente utilitarias y a corto plazo. Creo que este país tiene la gente y la capacidad para discernir con mucho cuidado los impactos y los significados sociales de esos desarrollos y procurar que tengan el efecto social o humanístico que deberían tener.

''Sería muy miope que esa triangulación se basara en cuestiones exclusivamente inmediatistas, monetaristas y economicistas y dejase a un lado para qué queremos que ocurra ese cambio, para qué queremos esto para este país, (porque) finalmente es para la sociedad mexicana y si no es así, entonces no nos va a ser útil'', consideró el rector.