Zedillo: el agro ya no será colchón de crisis
Rosa Elvira Vargas, enviada, Alvaro Obregón, Mich., 23 de agosto El campo mexicano ya no será colchón para amortiguar las crisis financieras del país, aseguró el presidente Ernesto Zedillo. Señaló que durante muchos años el agro estuvo postrado por políticas paternalistas en las que el Estado, indebidamente, quería sustituir la iniciativa y la capacidad de los productores.
Cada vez que el país enfrentaba un periodo financiero difícil o presiones inflacionarias, dijo, se pensaba que la crisis podía paliarse si se sacrificaba el progreso del campo y se reprimían sus precios, con la consecuente afectación de su rentabilidad. Este gobierno, sostuvo, tomó una decisión distinta, convencido de que esa actitud no es conveniente ni para el país ni para quienes viven de la tierra.
En reunión con productores agropecuarios de Michoacán, Zedillo anunció que en breve hará un balance de la evolución de las finanzas gubernamentales y ofreció que de existir en ellas ``algún espacio'' el campo tendrá asignación prioritaria. Ahí mismo, anunció que la próxima semana se publicará la norma oficial mexicana para el aguacate.
Se refirió también al Programa de Apoyo Financiero para el sector agropecuario que, dijo, supondrá un costo apreciable sobre las finanzas públicas pero que ``vale la pena'' para iniciar la recapitalización del campo, y confió en que las instituciones que participan en ese instrumento "reaccionen rápidamente, con flexibilidad y sin burocratismo".
Más tarde, en Morelia, el jefe de Ejecutivo dedicó amplio espacio en las reuniones que tuvo con alcaldes, empresarios y artesanos a ponderar la pluralidad política, al resaltar que "cuando existe auténtica convicción federalista y firme voluntad política, la asignación del gasto no puede ni debe hacerse con criterios partidistas".
Planteó que el basamento político del progreso económico es la democracia y que ésta, antes que nada, debe basarse en el respeto a la voluntad popular que en Michoacán y en todo el país se manifiesta en un intenso y activo pluralismo.
Ante ello, el Presidente resaltó que una vez iniciada la recuperación financiera, ahora se requiere un periodo muy prolongado de crecimiento económico sostenido, porque sólo así podrá ser viable el proceso de transformación política del país y contar con los ingresos que requieren el Estado y la sociedad para impulsar una política social que supere los rezagos.
También, dijo, se requiere el crecimiento económico porque entre más progreso material se tenga, será más fácil preservar, acrecentrar y defender la soberanía.
En esta gira michoacana se buscó en todo momento poner de relieve la pluralidad política y se ilustró con la intervención de alcaldes de tres partidos: el panista Salvador López Orduña, de Morelia; el perredista Rafael Melgoza, de Lázaro Cárdenas, y el priísta Francisco Javier Girón, de Apatzingán. Tanto ellos como el resto de los munícipes michoacanos, en los breves intercambios de saludos con el mandatario, dejaron claro que, cuestiones partidistas aparte, la entidad reclama servicios, empleos y, de manera preponderante, caminos.
Zedillo abordó el punto. Hasta hace poco, señaló, Michoacán era un estado estancado, con inestabilidad política y donde era frecuente que el enfrentamiento, el encono y las diferencias se expresaran incluso de manera violenta.
La raíz de esas diferencias, explicó, eran la insuficiencia en la vida democrática y el frecuente atropello a las opiniones ciudadanas. "En realidad, lo que existía aquí era un fuerte reclamo por democracia, por respeto a la pluralidad", prosiguió.
"Eso es ahora un hecho, y si bien aún hay diferencias, lo valioso para un país es reconocerlas y lograr la unidad nacional. Eso se quiere para México, que haya respeto, que haya democracia, que se valore siempre el mandato popular", expresó.
Durante la reunión con artesanos indígenas de Michoacán, el Presidente escuchó que para ellos todo está por hacerse. En las comunidades, dijo Elvia Silva, de Zipiajo, no hay agua, hay brechas y no caminos, lo que causa la destrucción de la alfarería. No hay mercado para la venta de sus productos y por eso no pueden pagar sus deudas, no hay transportes y sobre todo no hay médicos.
"Nosotros no somos capaces de hacer un compromiso de pedir prestado económicamente para curarnos, porque ya sabemos que no podemos conseguir para pagar después; por eso mejor de una vez estamos ahí nomás donde hay clínicas, y nos dicen que no hay medicina de la que nosotros ocupamos o la que estamos necesitando. Ya estamos perdiendo a la familia por eso, porque las que nos habían dicho que podríamos aprovechar las tarjetas, las que nos habían dicho que íbamos a curarnos, no nos dan validez", expuso Elvia Silva en su escaso español.
Alma Rosa Bautista, del Oriente Otomí-Mazahua, donde se dedican a la alfarería, señaló ante el Presidente: "Cuando salimos de nuestra región a vender nuestras artesanías nos atacan en los caminos, nos tratan mal, no nos tratan como artesanos y nos tratan con la punta del zapato".
Zedillo admitió entonces que las políticas de bienestar aún no llegan, o no lo han hecho suficientemente, a las comunidades indígenas. Refirió entonces que dentro de poco se promoverá la reforma constitucional para reconocer las formas de representación de cada grupo, hacer explícitos sus derechos específicos y establecer un sistema de justicia que considere sus particularidades. Se hará con respeto a sus lenguas y a su cultura, ofreció.
El mandatario comentó que incluso el plazo para presentar un programa integral que conforme una política de Estado, dirigida a las comunidades indígenas, ``ya se está venciendo'', pero resaltó que en su contenido se dejará atrás el centralismo.
Antes de volver a la ciudad de México, el Presidente comió con representantes de diversos sectores de Michoacán. Asistieron el gobernador Víctor Tinoco; el alcalde de Morelia, Salvador López; los líderes del PRI, PAN y PRD, Carlos Gálvez Herrera, Luis Villanueva y Antonio Soto, respectivamente; los senadores Genovevo Figueroa, priísta, y Cristóbal Arias, perredista; el arzobispo local Alberto Suárez y el general Gastón Menchaca, comandante de la 21 Zona Militar.