De Raúl sólo hablo conmigo mismo, ``con cariño'', dice Salinas Lozano
México, DF, a 18 de agosto de 1996.
Sra. Carmen Lira S.
Directora General del Periódico
La Jornada
Presente.
El domingo 18 del presente, el periodista José Ureña en la sección ``Clase Política'', publicó un artículo sobre mi persona. Al efecto me permito poner a su reflexión las siguientes consideraciones:
La carta que envié al Sr. Presidente Ernesto Zedillo, se la hice llegar a su secretario particular, el Lic. Liébano Sáenz, por conducto del Sr. Carlos Salomón, entonces jefe de Prensa de la Presidencia, al que se la entregé en una reunión amistosa.
Lo que es de suma importancia es la fecha de dicha misiva: abril de 1995, es decir hace un año y cuatro meses. ¿Por qué hasta ahora, casi un año y medio después se publica y se hace del conocimiento del lector?
Pero aún más importante es que en esa fecha el Ing. Raúl Salinas sólo estaba acusado de ser parte del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu. Todo se basaba en ``dicen que dijo'', ``oí que expresó''. Aún no había, ni hay prueba fehaciente alguna.
Fue llevado a la cárcel de Almoloya de Juárez, en el Estado de México, como si fuera un reo de ``altísima peligrosidad''. El no supo a dónde lo trasladaron (aún no sabe del lugar), sólo conoce su celda en la cárcel. ¿Cárcel? No. El lugar y el tratamiento no son ni de mazmorra, sino de ergástulo.
Se dice en el artículo de marras:
``Me temo que el caso de Raúl pasará un largo rato donde está, adelantó el anciano con tono evidente de humildad'', refiriéndose a mí.
Sólo aduciré lo del ``tono evidente de humildad'':
Pregunto a todo aquél que tiene un hijo en la cárcel y que sabe que es injusto su trato, si su tono de voz sería grave o de rabia. Ambos, a mi ver, serían equivocados.
Yo estoy totalmente seguro, repito, totalmente seguro, que Raúl nada tiene que ver en el asesinato de José Francisco. Mi amistad con éste fue hasta el final cordial, sobre todo porque era el padre de mis nietas y ellas lo adoraban.
Raúl tendrá muchos defectos, pero fue siempre amable y cariñoso con mucha gente. Díganlo si no, la cantidad de cartas que él y yo hemos recibido.
¿Por qué, entonces, ese artículo difamatorio para mi persona?
Nunca he enviado copia de mi carta a un periodista, a un funcionario o a alguna persona de importancia. Primero, porque no la tengo y principalmente porque procuro no tocar este tema con nadie, ni siquiera con un amigo.
Conmigo mismo, sólo hablo con cariño de Raúl en silencio. Todos, todos mis hijos están dentro de mí, pero en mis ojos ocupa el primer lugar Raúl, aunque haya cometido errores.
Sra. Carmen Lira:
No contestaré ya a ninguna expresión o diatriba. Quedaré con mi silencio y mi tristeza hasta que mi familia esté tranquila, o hasta que se acuerden de mí los hados.
Una opinión personal. El periódico La Jornada, es sin duda uno de los diarios con prestigio en el país. En cambio existen pasquines sobre mi persona. Esto último no me preocupa.