La Jornada 19 de agosto de 1996

El despliegue de tropas en Chiapas, como para un ataque relámpago, asegura Marcos

Blanche Petrich /II y última, La Realidad, Chis., agosto La distribución de las tropas dentro de la zona de conflicto, en los Altos, en el norte del estado y en la selva, es para un ataque rápido, relámpago, del tipo de la guerra del golfo Pérsico. No son tropas para contener el posible avance del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Los destacamentos que tienen ubicados en los principales puntos son tropas especiales, aerotransportadas, especializadas en la lucha de comandos.


Mujeres zapatistas en Oventic. Foto: Duilio Rodríguez

Si fuera un dispositivo defensivo, con la décima parte de esas tropas podrían contener el despliegue del EZLN. Pero no sólo es la masividad, sino también la calidad de las tropas. Tienen una fuerza de intervención rápida, de unos 4 mil paracaidistas para atacar en varios puntos, además de los grupos de comandos que están en San Quintín, Guadalupe Tepeyac, La Garrucha, La Sultana y otras partes. Esas tropas no son de infantería, son de la fuerza aérea, paracaidistas especializados en combate en la selva, entrenados para combates que se llaman de infiltración, para caminar de noche con aparatos de luz infrarroja, con modernos sistemas de comunicación y pequeñas unidades. Uno no ubica tropas en ese terreno si no piensa atacar.

Con todo, hay una tercera fuerza de presión que puede influir para detener esa vía de solución militar, una fuerza conformada por la opinión pública, ese grupo de gente que está pendiente del proceso de paz. Entre asesores y no asesores sí puede crearse una suerte de tercera fuerza, o fuerza de presión, que obligue al gobierno a comprometerse realmente por la vía política.

El caso de la militarización en Guerrero, Veracruz, Puebla y Oaxaca no responde a la voluntad de los mandos del Ejército federal. Lo que está haciendo allí es dislocar sus fuerzas, y eso es malo para un ejército que tiene que hacer eso a la ofensiva; eso sirve para la defensiva. Creemos que la militarización sí está respondiendo a un deterioro social y a grupos armados que sí están allí y que han surgido precisamente porque se cierran las vías políticas y porque la condición social es muy aguda. Nosotros lo habíamos advertido desde antes.

--La resistencia que está desarrollando el EZLN tiene muy alto costo social; se habla de un cerco de hambre en torno de las zonas bajo control zapatista...

--El cerco de hambre consiste en dos aspectos fundamentales: uno es evitar el ciclo de vida de las comunidades dificultando la siembra y el cultivo de la tierra. Los militares que están en la selva se dedican a patrullar las milpas y a hostigar y perseguir a los campesinos. Les piden identificación, los revisan, los tratan como si estuvieran cruzando una frontera. Eso los amedrenta y les impide trabajar. Pero además en las guarniciones que están cerca de los poblados los soldados acechan a las mujeres y los varones tienen miedo de que las vayan a violar y prefieren quedarse a cuidarlas.

Dentro del trabajo de las mujeres, que forma parte de la manutención de la familia, está el ir a cortar leña, y ahora no lo hacen porque tienen miedo de ser atacadas sexualmente por los soldados. Además de eso, el flujo de apoyo, de créditos y abasto hacia las comunidades indígenas está bloqueado, especialmente para las que se identifican como zapatistas.

Llamo la atención sobre esto que definiste como ''comunidades bajo control del EZLN'' nada más para aclarar que nosotros decimos que en realidad es el EZLN el que está bajo control de comunidades como La Realidad, como Guadalupe Tepeyac...

--Claro, es otro concepto...

--Sí, ellas son las que nos controlan a nosotros, y lo que han dicho los compañeros es que nos alzamos en armas y no puede ser que nos alcemos en armas para que las cosas sigan igual. Quieren una solución profunda y que sea producto de un acuerdo, que no quieran contentar a las comunidades con un poco de maíz o un poco de frijol, una carretera o una pequeña clínica sin doctores y que luego las cosas vuelvan a ser como antes. Las comunidades quieren soluciones de fondo, y lo que el gobierno está haciendo es ofrecer parches. Esa política ya la conocen... es la que logró construir el elefante blanco de Guadalupe Tepeyac, la clínica esa que nunca funcionó, que nada más cuando la inauguró Salinas le pusieron aparatos y doctores y que apenas se fue Salinas se quedó sin doctores y sin aparatos.

--Justamente en el renglón salud este cerco tiene un costo muy grande. ¿El gobierno les ha ofrecido ayuda y ustedes rechazan la asistencia médica, campañas de vacunación?

--No. El gobierno no ha hecho nada, ningún intento por ofrecer una campaña de abasto ni una campaña de salud. Lo que han hecho los compañeros es funcionar como antes de la guerra; es decir, sin ningún apoyo gubernamental, cuando no había ningún programa de salud ni nada y la mayoría de los programas eran llevados a cabo por Organizaciones No Gubernamentales y los indígenas resolvían las cuestiones con lo que tenían a la mano, principalmente con la medicina herbolaria.

--¿Y cómo están resolviendo el problema en este momento?

--Ahorita están las cosas mejor que antes de la guerra. Aparte de la herbolaria hay el apoyo de Organizaciones No Gubernamentales con programas de salud. Se puede decir que dentro de las carencias del cerco y dentro de la resistencia, las comunidades están mejor que antes de 1994.

--Esta situación del cerco ¿no es de alguna manera el resultado de no haber logrado en las negociaciones un acuerdo de distensión?

--No, porque la distensión que pretendía el señor Gustavo Iruegas (primero asesor de Manuel Camacho Solís, después cabeza de la delegación gubernamental durante el periodo del ex secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma, y durante algunos meses más, después del nombramiento de Marco Antonio Bernal, miembro de la delegación oficial) era un acuerdo de rendición.

El quería ubicar las tropas zapatistas porque el problema que tenía el Ejército era que no sabía dónde habíamos quedado después del repliegue del 95, y a este señor se le ocurrió la brillante idea de decir: ''que salgan y luego los metemos en un corral y ahí vamos a saber dónde están''. Pero fracasó porque nosotros no nos tragamos esa mentira y la rechazamos.

La otra opción que querían manejar era que depusiéramos las armas y entonces iba a haber distensión militar.

Lo que nosotros sabemos es que el factor militar está presente, no por el peligro que representemos nosotros para la seguridad nacional --y ellos saben que no somos un peligro para la seguridad nacional--, sino para tratar de intimidar y conseguir ventajas en la mesa de San Andrés.

Iruegas quería ganar por vías militares lo que no podía conseguir políticamente en la mesa. No tenía argumentos ni razones para oponerse a las demandas del EZLN. Entonces, como no puede ganarlo en la mesa trata de ganarlo afuera, mediante la presión militar en las comunidades. Esta política estúpida duró desde abril del 95 hasta febrero de este año, cuando se lograron los primeros acuerdos, y ahora volvió a retomarse y no produce ningún efecto. Ni consiguen la rendición ni avanza el diálogo y sigue el periodo de inestabilidad.

--Según lo que se declara oficialmente, la delegación gubernamental, tanto con Gustavo Iruegas como después de Iruegas, considera ya cerrado el factor militar...

--Todavía sigue ahí detrás. No, no lo considera cerrado y ese es su único argumento en la mesa, Lo que está haciendo es alargar la negociación y el tiempo para hacer que fracase y culpar al EZLN y que eso le dé el argumento que perdió en 1995: la legitimidad para una acción armada contra nosotros.

--¿Consideran ustedes que sería importante y útil retomar bajo otras premisas el punto de distensión? ¿Tomar otras medidas de distensión?

--Pensamos que ese es uno de los aspectos más importantes. Hay otros, pero ellos no están dispuestos a tocar ese ni otro. No vemos intención de dar señales políticas ni militares. Ni siquiera nos pueden decir: ''bueno, no vamos a dar señales militares pero vamos a dar señales políticas''.

El cálculo sigue siendo: sentemos a esta gente, vamos a hacerlos que hablen mucho, que se cansen y luego vamos y les pegamos.

La distribución de las tropas dentro de la zona de conflicto, en los Altos, en el norte del estado y en la selva, es para un ataque rápido, relámpago, del tipo de la guerra del desierto del golfo Pérsico. No son tropas para contener el posible avance del EZLN, que era el argumento que usaban antes, del ''tenemos que estar allí para que ellos no vayan a realizar un ataque''.

--¿Entonces son tropas con capacidad ofensiva?

--Las tropas que tienen ubicadas en los principales puntos son especiales, tropas aerotransportadas, especializadas en la lucha de comandos.

--Ellos, el gobierno, insisten en el argumento de la no ofensiva militar.

--No, es mentira. Si insisten en ese argumento, ¿por qué ponen un dispositivo ofensivo? Si fuera defensivo, entonces con la décima parte de esas tropas podrían contener el despliegue del EZLN. Pero no sólo es la masividad, sino también la calidad de las tropas. Tienen una fuerza de intervención rápida de unos 4 mil paracaidistas para atacer en varios puntos, además de estos grupos de comandos que están en San Quintín, Guadalupe Tepeyac, La Garrucha, La Sultana y otras partes. Esas tropas no son de infantería.

--¿Qué características tienen?

--Son de la fuerza aérea, son paracaidistas especializados en combate en la selva, entrenados para combates que se llaman de infiltración, para caminar de noche con aparatos de luz infrarroja, con modernos sistemas de comunicación, en pequeñas unidades. Uno no ubica tropas en ese terreno si no piensa atacar.

--Los asesores zapatistas hablan de la doble vía que está utilizando el gobierno, la de negociar y preparar al mismo tiempo una acción militar. ¿Cree que hay posibilidades de que se destrabe el punto de la negociación política, aunque ahorita están en un capítulo particularmente difícil y sin avances y la política le logre ganar la carrera a lo militar?

--Sí, yo creo que es una buena posibilidad, porque debido al trabajo de la opinión pública, de este grupo de gente que está pendiente del proceso de paz, entre asesores y no asesores sí puede crearse una suerte de tercera fuerza, o fuerza de presión que obligue al gobierno a comprometerse realmente por la vía política.

Si ambos ejércitos dieran señales muy claras de que abandonan, cuando menos mientras dura la negociación, la vía militar, eso sería una buena señal para la sociedad y para el país en general. Pero en este caso el dispositivo que están montando, y van escalando cada vez más, va para arriba y apunta ya hacia preparar un golpe contra la dirección del EZLN. Para atacar a Marcos no van a usar tanques de guerra, van por unidades especiales que están colocando ya en estos puntos.

--Y el EZLN ¿qué se prepara a hacer ante esta eventualidad?

--Resistir, resistir y partirse en muchos pedazos. Nada más que si logran pegarle a la cabeza va a pasar como con los Aguascalientes. Destruyeron uno y ahora tienen cinco. Si destruyen o asesinan a los del Comité van a tener muchos comités y muchas guerrillas sueltas, autónomas e independientes, y ya no va a haber diálogo ni nada de eso. Van a tener que hacer cinco, seis o diez diálogos, según el número en que se haya partido el EZLN.

--¿Se replegarían ustedes?

--¿A dónde, si ya estamos en la montaña? Si llegan a buscarnos a la montaña tendremos que pelear.