La Jornada 19 de agosto de 1996

La nueva cultura dejó fuera la cuestión central: mejorar salarios

Andrea Becerril Al igual que el camino al infierno, la llamada nueva cultura laboral está empredada de buenas intenciones, pues la mayoría de sus planteamientos están contenidos ya en la Ley Federal del Trabajo (LFT) y la Constitución, y no aborda en forma alguna el problema de fondo que es mejorar los ingresos de los trabajadores, acabar con el corporativismo, instaurar la libertad sindical y una verdadera justicia pronta y expedita, sostuvo Néstor de Buen.

Catedrático, litigante, experto en derecho del trabajo y autor, conjuntamente con su hijo, Carlos de Buen Unna, de las iniciativas para reformar la LFT y el artículo 123 presentadas por el Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados, aclaró que pese a las críticas recibidas este proyecto sí plantea cambios radicales y de fondo, con miras a una nueva relación obrero-patronal.

El documento que se firmó en Los Pinos fue objeto incluso de una gran depuración, ya que dejó fuera muchos de los planteamientos que formaban parte de las conclusiones de las ocho mesas de trabajo, agregó De Buen.

Resaltó que sólo quedó en la llamada nueva cultura laboral la posibilidad de pagar salarios de acuerdo con el rendimiento, el concepto de capacitación y ''cierta ética que me parece bastante ridícula, pues mientras los trabajadores no ganen bien, no veo cómo se les pueda exigir que se porten bien''.

En todo caso, la ética empresarial debería ser pagar bien a los obreros y no acudir a los despidos como primera medida cuando hay problemas financieros.

De Buen añadió que tampoco puede pasar desapercibido que el reciente pacto fue convenido y luego signado por organismos cupulares que no representan a la totalidad de los empresarios ni de los trabajadores. ''La CTM cada vez tiene menos presencia y la Coparmex no es la más representativa de los organismos industriales mexicanos.''

Da risa, subrayó, la afirmación patronal de que con la nueva cultura laboral desaparecerá la lucha de clases.

--¿Qué objeto tiene firmar algo así entonces?

--Para los empresarios, la garantía de que podrán avanzar en su proyecto de reformar la LFT de acuerdo con sus intereses, sin tocar por el momento la vieja y caduca estructura corporativa.

De ahí, agrega, que el mayor número de críticas, la mayoría infundadas hacia los proyectos del PAN para reformar la LFT, proviene de los dirigentes sindicales. ''Ello se debe a que se están proponiendo cambios que mandan a la mierda el corporativismo''. Entre otros, eliminar el registro sindical que ha propiciado la intervención de las autoridades en los sindicatos, borrar en definitiva la cláusula de exclusión y desaparecer las juntas de Conciliación para dar paso a jueces sociales dependientes del Poder Judicial, no del Ejecutivo.

Carlos de Buen Unna, también profesor universitario y litigante, añade que en tales propuestas no hay ataque alguno a los sindicatos. ''Por el contrario, se propicia que los trabajadores puedan elegir realmente a su dirigencia y que ésta, en lugar de usar los cargos para enriquecerse o para alcanzar posiciones políticas, los represente''.

El satanizado proyecto de reforma a la LFT, agregó, es un amplio y serio estudio para modernizar la legislación sin vulnerar derecho alguno. Por el contrario, introduce elementos como el de la cogestión --que fue eliminado por completo de la nueva cultura laboral--, e incrementos considerables en vacaciones y aguinaldo.

De Buen Unna resaltó que desde hace ya varios años en la práctica opera otra normatividad en las relaciones obrero-patronales, pero los cambios no se han formalizado por la fuerte resistencia de las viejas cúpulas sindicales.

En materia colectiva, añadió, se fortalece incluso el precepto de bilateralidad en las negociaciones para que sean más libres y abiertas. Una modificación sustancial, precisó, es identificar a la empresa como una unidad económica para evitar las maniobras patronales de acudir a quiebras fraudulentas o a la evasión del reparto de utilidades y otras obligaciones.

Respecto de los cambios propuestos al derecho de huelga, De Buen Unna, quien además coordina un libro próximo a publicarse en torno de la iniciativa panista, comentó que es también falso que se violente ese derecho. ''Se plantean huelgas programables con el fin de que los trabajadores decidan si la paralización de labores afecta a toda la empresa o sólo una parte, dejar de trabajar en definitiva o exclusivamente disminuir el ritmo, etcétera''.

Además, se introducen elementos de flexibilidad que ya se practican en muchas empresas, lo que no pone en peligro en forma alguna la existencia de los sindicatos.

El proyecto, expuso Néstor de Buen, debe analizarse, discutirse, en lugar de descartarse de antemano.