Interesa a Estados Unidos conocer la metereología del norte de México

Juan Carlos Villa Soto ``Hoy se espera por la tarde una fuerte lluvia sobre el valle de México''. Es posible que este pronóstico del tiempo lo escuchemos en un segmento noticioso de la radio o de la televisión. Inmediatamente pensamos: ``lo más probable es que ocurra lo contrario''. El doctor Michael Douglas, investigador del National Severe Storms Laboratory de Oklahoma, Estados Unidos, nos dice en entrevista que es necesario que los pronósticos del estado del tiempo alcancen un nivel alto de éxito para que la gente acepte que es conveniente utilizar estos servicios. ``En la ciudad de México, por ejemplo, podrían cambiar poco a poco las actividades de las personas; si tomamos en cuenta que son 20 millones de habitantes, estos cambios pueden ser importantes en términos de la eficiencia de operación de la ciudad''.

El doctor Douglas, quien se encuentra en México desde el mes de febrero como profesor del ``Diplomado de Meteorología'' que se imparte en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, señaló que los servicios de pronóstico que hay México, incluyendo al Servicio Meteorológico Nacional, han emprendido programas de modernización de su equipo (radares meteorológicos, estaciones de radio-sondeo, etcétera). Sin embargo, advirtió que no existen suficientes meteorólogos para utilizar el equipo disponible, interpretar la información y realizar los pronósticos. Estas tareas regularmente las realizan físicos, ingenieros o geográfos, pero muy pocos especialistas en meteorología.

El problema, dijo, es que no existe una licenciatura en meteorología en México. ``En este momento, el diplomado es una solución a muy corto plazo para aumentar el nivel de educación meteorológica. Sin embargo, es muy reducido el número de participantes. Apenas veinticinco. Sin duda insuficiente para pensar en operar centros de pronóstico regional''.

¿Los problemas meteorológicos y climatológicos conducen de manera natural a la cooperación internacional? ``La frontera política y geográfica se vuelve artificial en meteorología. Los fenómenos atmosféricos se propagan rápidamente. En nuestro laboratorio en los Estados Unidos estamos interesados en pronosticar mejor la temperatura, las lluvias, el viento, en fin todo lo que puede ocurrir en nuestro territorio; pero la verdad es que para esto tenemos que conocer bien la meteorología del norte de México. En este sentido también nos interesa impulsar el desarrollo de esta área en México'', aseveró el entrevistado.

Michael W. Douglas (Montreal, 1954) dijo que es muy importante contar con pronósticos confiables y que la información se transmita lo más rápido posible a la población. Recordó que hace unos días siete personas murieron en Acapulco debido a tormentas. Y advirtió que tanto en México como en los Estados Unidos son más importantes las inundaciones locales que los huracanes en relación a la pérdida de vidas. Es cierto, agregó, que estas tormentas locales son lo más difícil de pronosticar, sobre todo en las zonas tropicales, porque no hay sistemas para realizar mediciones con esta resolución espacial.

``Esto es complicado, pero lo es más si no se fortalecen la educación y el entrenamiento en cuestiones meteorológicas'', apuntó.

Michael Douglas, doctor en Meteorología por la Universidad Estatal de Florida, señaló que por ahora se está enfatizando la compra de equipos. ``Parece que el problema no es estrictamente de carencia, sino de asignación de los recursos: El planteamiento no debería ser cuántos radares podemos comprar con este presupuesto, sino qué es lo mejor que podemos hacer con los recursos disponibles''. En este sentido dijo que frecuentemente lo mejor no es es comprar equipo, sino entrenar gente. En todo caso advirtió que la capacidad no viene con el equipo.

Finalmente, el investigador aseguró que los gastos asociados con el establecimiento de una licenciatura en meteorología, con profesores de alto nivel, es mucho menor a los gastos asociados con las pérdidas humanas y económicas por falta de información precisa.