BALANCE INTERNACIONAL Eduardo Loría
La deuda externa del desarrollo

Alrededor del problema de la deuda externa existen al menos dos ideas erróneas. La primera se refiere a que los países más endeudados del mundo, tanto en monto como en proporción de su producto, son los que se encuentran en vías desarrollo y que por ello, representan un grave problema a la estabilidad financiera internacional. La segunda idea falsa, que en gran medida se deriva de la primera, indica que los países avanzados presentan datos superavitarios en sus cuentas externas, por lo que, consecuentemente, son los principales acreedores del tercer mundo.

Sin duda que un factor que determina la posición superavitaria o deficitaria de un país en gran medida se basa en su saldo de cuenta corriente, que es el rubro que expresa el estado final de las transacciones de bienes y servicios que un país realiza con el resto del mundo.

Entre 1990 y 1996 (último dato proyectado por la OECD, Economic Outlook. 58. December, 1995, París, France) los siete países más poderosos del planeta (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá) generaron en su conjunto un déficit acumulado de cuente corriente de 316.5 mil millones de dólares (mmd), mientras que el total de los países miembros de la OECD generó un déficit de 313.3 mmd.

Ahora, si consideramos a los países de la OECD pero tan sólo de América del Norte, incluyendo a México, se obtiene un dato alarmante de 977.3 mmd. Esto implica que gran parte del desequilibrio de cuenta corriente de esta organización depende principalmente del desempeño de las economías de Estados Unidos y de Canadá, aunque habría que decir que el desequilibrio acumulado en este último país fue 130.9 contra 103 de la economía mexicana.

De acuerdo con datos recientes de The Economist (mayo 25 al 31), la economía que presenta una deuda externa más grande en términos de su producto es Nueva Zelanda con 80 por ciento. Le siguen en orden descendente: Suecia, Australia, Canadá, Dinamarca, España y Estados Unidos con 60, 58, 44, 30, 20 y 10 por ciento, respectivamente. todos estos países, con excepción de Dinamarca, han presentado déficits de cuenta corriente sistemáticos y elevados en proporción de su producto.

En particular, Nueva Zelanda entre 1978 y 1980 presentó muy altos niveles que incluso alcanzaron el 8.8 por ciento en 1984, y si bien desde entonces lo ha reducido, en promedio (entre 1989 y 1996) ese coeficiente ha sido casi de 3 por ciento.

El caso de la economía de Estados Unidos es claramente paradójico, ya que si bien es la que en nivel presenta el déficit de cuenta corriente más alto de todos los países de la OECD, al mismo tiempo tan sólo su deuda externa representa alrededor del 10 por ciento de su producto.

De los países más endeudados destaca que presentan un déficit muy alto y persistente de cuenta corriente que, como ya se dijo al principio, tiene mucho que ver con este resultado final.

Parece que muchos economistas todavía no comprenden esta sencilla relación y continúan pensando que los desequilibrios externos altos no representan ningún problema a largo plazo, debido a que consideran que mientras se puedan financiar, aunque sea a través de deuda externa, a la larga se terminarán reduciendo. El proyecto seguido en México entre 1990 y 1994 demuestra su carácter falaz, ya que el gobierno en turno planteó que diez años de desequilibrio decuenta corriente, mientras siguieran fluyendo los capitales externos, no representarían ningún riesgo debido a que en algún momento la economía nacional revertiría, y con creces, esa situación. Y no sólo eso, sino que hubo un alto funcionario que dijo que la magnitud del desequilibrio externo era el mejor indicador del éxito económico del país.

Quizás es por eso que algunos científicos sociales lúcidos a veces acusan a los economistas de no aprender de las lecciones de la historia.