Jalisco, otro foco rojo para el PAN
Los Lupercio y el gobierno de Cárdenas Jiménez
Cuando dos elementos de la quinta Región Militar, con sede en Guadalajara, fueron asesinados por presuntos narcotraficantes en una emboscada en Zapopan, el 22 de julio, los altos mandos militares ordenaron poner en marcha una operación para perseguir y detener a dos de los más influyentes narcotraficantes que han operado en los últimos meses en Jalisco: los hermanos Pedro Filiberto y Oscar Gerardo Lupercio Serratos.
La muerte de los dos militares se asoció casi de inmediato con los hermanos Lupercio, a quienes investigaban tanto la quinta Región Militar como otros grupos de inteligencia como la DEA, que ya tenían importantes expedientes sobre sus operaciones y su presunta relación con funcionarios del gobierno del panista Alberto Cárdenas Jiménez.
De suyo importante, la captura de los hermanos Lupercio no es sólo un golpe relevante al narcotráfico, sino que deja ver que persiste el distanciamiento entre el gobierno de Cárdenas Jiménez y los mandos militares asentados en la capital de Jalisco. Se sabe que, mucho antes de que los dos militares fueran emboscados y muertos en Zapopan, grupos de la quinta Región Militar indagaban la relación de personajes del gobierno estatal, entre ellos el ex oficial mayor, Saúl Tapia, con el narcotráfico.
Esa relación se confirmó el mismo día en que los Lupercio fueron detenidos en Aguascalientes, pues mientras mediante un desusado despliegue militar se capturaba a Pedro y Filiberto Lupercio Serratos, en Guadalajara se amparaba Saúl Tapia Contreras, el ex oficial mayor del gobierno de Cárdenas Jiménez, para impedir que se cumpliera una orden de aprehensión en su contra.
Con la detención de los hermanos Lupercio es previsible que se acreciente la crisis político-judicial que enfrenta el gobierno de Cárdenas Jiménez, quien desde todos los frentes ha pretendido desligar su administración de presuntos nexos con el narcotráfico, pero, pese a todos sus intentos, cada vez son más las evidencias del vínculo con el cártel de los Lupercio.
Por lo pronto, en Jalisco se ha encendido otro foco rojo para el Partido Acción Nacional, y con la captura de Pedro y Filiberto Lupercio Serratos, en los altos mandos militares y en la Procuraduría General de la República se ha iniciado una investigación a fondo para esclarecer las versiones que relacionan a los sucesores de Amado Carrillo con el grupo político que llevó al poder al actual gobernador de Jalisco.
Son muchas las preguntas sin respuesta respecto al mandatario estatal: ¿por qué mantuvo hasta el final al oficial mayor Saúl Tapia Contreras, pese a las repetidas advertencias de que era el administrador de los hermanos Lupercio? ¿Por qué no se ha ejercido acción penal en contra del ex funcionario y de otros servidores públicos de menor rango también implicados en el narcotráfico? ¿Por qué el juez José Trejo Orduña dijo que no existían elementos para librar las órdenes de aprehensión contra los hermanos Lupercio, pese a que se les vinculó con una larga lista de crímenes?
Todavía pasarán muchas cosas en Jalisco.
En el camino
Luego de 12 años de colaborar en La Jornada, ha llegado el fin de un ciclo, el más intenso y enriquecedor en la vida profesional de quien esto escribe. Es tiempo de caminar por otros senderos. Hasta hoy aparecerá en este espacio, y en La Jornada, el Itinerario Político, que reanudaremos muy pronto en otro medio. A Carlos Payán, el director fundador, y a Carmen Lira, esa extraordinaria mujer y directora actual, les digo ``gracias''. A todos los jornaleros un abrazo, y a los lectores todo mi agradecimiento.