La reacción de un sector de la prensa oficialista ante la absolución de Othón Cortés Vázquez, acusado por la PGR de ser el segundo tirador en contra de Luis Donaldo Colosio, no hace más que evidenciar la grave crisis del grupo gobernante, pues pretende que la exoneración de Othón es también la de Carlos Salinas de Gortari, lo que deja en una situación difícil al gobierno actual.
1. Las sospechas de que Carlos Salinas y el grupo salinista eran los responsables de la muerte del candidato presidencial del PRI surgieron muy pronto por el hecho de que Salinas tenía motivos fundados para haberse arrepentido de su decisión y querer eliminar a quien iba a ser su sucesor, y por la facilidad con la que el Estado Mayor presidencial (dependiente de Córdoba) facilitó el crimen, pero también por algo muy evidente: lejos de investigar el magnicidio, el gobierno se dedicó a borrar todas las evidencias de lo que había pasado en Lomas Taurinas.
2. La muerte de Colosio entrañó dos operaciones criminales: la de su asesinato y la del encubrimiento de éste. En la primera, todas las pistas llevaban a Los Pinos, pero no se investigaron y subsistieron las dudas; en la segunda, no hubo más que certezas: la responsabilidad de Salinas fue muy clara, como ahora la de Zedillo.
3. El gobierno de Carlos Salinas pudo investigar los hechos y no quiso; el de Ernesto Zedillo se esfuerza en demostrar a los mexicanos que quiere pero no puede.
4. La decisión de acusar como coautor del homicidio a un individuo relacionado con el general Domiro García Reyes (responsable de la seguridad de Colosio), a quien muy difícilmente se podía probar el haber disparado contra el candidato priísta y que se sabía que tendría que ser absuelto, aparece no sólo como una nueva fase de la operación de encubrimiento tendiente a distraer la atención de los mexicanos, sino como un ardid más para establecer la supuesta inocencia de Salinas. De ahí la campaña en los medios, que insiste que si Othón es inocente también lo son el Estado Mayor y el propio Salinas.
5. La publicación del libro Domiro, en el que éste pretende su inocencia, y que apareció pocos días antes de la sentencia (Rayuela Editores, 1996, 176 pp.), tiene en este contexto un objetivo latente que muy pocos han advertido: el de presentar a un gobierno que en su celo por hallar la verdad (y acusar a Salinas) comete un sinfín de tropelías.
6. La salida de Othón de Almoloya abre, por lo mismo, una nueva crisis en el gobierno ``de Zedillo'', pues muestra no sólo su incompetencia sino su cada vez más evidente complicidad con su predecesor (quien sigue detentando un poder determinante), y la naturaleza de la colusión del PAN con el salinismo, ya que el papel del Procurador General Antonio Lozano Gracia queda en entredicho: si actuó de (supuesta) ``buena fe'', siguiendo una pista dudosa y negándose a llamar a declarar a Salinas y a sus amigos, no fue más que un ``tonto útil'', y si lo hizo por el ``entendimiento'' que él y Diego Fernández de Cevallos no ocultan tener con Salinas, fue un corrupto y se asume como cómplice de éste.
7. La crisis política y moral del régimen arrastra también, a pesar suyo, al Partido Acción Nacional, que ha cogobernado con Salinas como ahora lo hace con Zedillo. Lozano, un inexperto en cuestiones penales, llegó al cargo como una posición del PAN en el gabinete en el marco de su ``alianza estratégica'' con el salinismo, que aún mantiene, y tras de que Diego y Gómez Mont declinaron el papel, y ni Lozano ni el PAN pueden deslindarse ahora de la operación de encubrimiento ni de sus responsabilidades, ahondando la crisis.
8. Qué credibilidad puede tener un gobierno que ha hecho de la política una representación teatral?
9. La pretensión de Zedillo de que los mexicanos le otorguen el beneficio de la duda, y que cuando dice que ya rompió con Salinas se la crean, no pasa de ser un episodio más de una comedia. Lo primero que hizo Othón al salir de Almoloya fue agradecer a Zedillo su liberación.
10. El gobierno actual pretende alcanzar la confianza de los mexicanos manipulando la información, y al seguir ecubriendo al salinismo no logra más que las dudas se tornen certezas.