Votación unánime en el congreso y grandes fiestas conjuntas de todos los partidos en celebración de la ruidosísima reforma electoral. Eso ya suena feo. Cuando en nuestro escarmentado país todo mundo se pone de acuerdo en algo, y festeja con todas las matracas, seguro se trata de una catástrofe. Cuando veas a todos tus vecinos celebrar, pon tus barbas a remojar.
Hay una frase que nunca leí en los escritos de Francisco Martínez de la Vega, pero que se le atribuía como boutade en los años setenta. También entonces, durante la feria de las demagogias de Echeverría, se hablaba mucho de reformas y aperturas democráticas, y de ingenierías administrativas para ganar una medalla de corcholata en las olimpiadas de las democracias occidentales. ``Lo importante es que se gobierne para el pueblo, y no tanto sólo en nombre suyo'', dicen que decía Martínez de la Vega.
La reforma electoral reciente dizque garantizará que la ``voluntad popular'' cuál? se refleje transparentemente en las urnas, y luego en el poder. Que los votos tengan garantizado su valor y se sumen correctamente.
Y eso qué? Se puede representar técnicamente al pueblo para gobernar precisamente en contra suya: por ejemplo, casi la mitad de los votantes mexicanos de 1994 eligieron transparentemente a un señor, Ernesto Zedillo, que prometía crear 800 mil nuevos empleos en 1995: no creó uno solo, y echó por la borda un millón de viejos empleos en ese año. Se dice que ninguna elección de nuestro siglo fue tan legítima técnicamentecomo ésa: tampoco hubo otra, en sus resultados, más fraudulenta.
Hartos de la demagogia izquierdista en que andábamos por los años ochenta, y más hartos todavía de la demagogia populista del PRI, diversos barbudos el primero de todos, Carlos Pereyra se sintieron chinos: se sintieron Confucio en pleno Distrito Federal. Como sabemos, Confucio recomendaba, para sanear a una sociedad, empezar por sanear su lenguaje. Bueno, pues nuestros barbudos quisieron sanear el término ``democracia'', para que respondiera a lo que esos barbudos querían decir en sus tesis, sus artículos y sus discursos, y no al contenido social que esa palabra, ``democracia'', tenía tradicionalmente en la sociedad mexicana desde al menos 1824.
Democracia, se nos dijo, es un término y no un costal de términos; tiene un significado preciso, y no un costal de significados ilusorios o voluntaristas. La democracia es un sistema aritmético para contar pacíficamente la voluntad popular tal como se presenta en los votos. (Ya sabemos que uno vota para tener 800 mil nuevos empleos, y recibe un millón 800 mil nuevos desempleos: viva el voto!).
La gente piensa otra cosa en su lenguaje diario, que democracia es una forma moral y filantrópica de gobernar: ``el gobierno para el pueblo''. Lo democrático sería, entonces, mejorar el nivel de vida de la gente, especialmente de la más pobre, y ampliarle sus oportunidades, aunque los notarios electorales pusieran el grito en el cielo por la forma ``alquímica'' de contar los votos.
Por desgracia, ese contenido populista de la democracia, que mal que bien han esgrimido lo mismo los dictadores del siglo pasado que los presidentes de éste, no soporta un examen histórico. Esos mandones democráticos-a-lo-populista se dedicaron a explotar a la gente, y a formar grupos de privilegiados, especialmente entre sus familiares, amigos y paisanos. La democracia del PRI.
Ahora, con la reforma electoral, tenemos democracia técnica. Votos con valor específico y sumas comprobables. Hartas reglas, hartos árbitros, hartas computadoras, harto gasto. Me gustaría saber la cantidad de millones de dólares que se han gastado en los últimos diez años en realidad, veinte para llegar a este parto de los montes. Sabremos el año que entra si valió la pena tanto despilfarro y tanta saliva: si esta democracia software sirve para algo, o simplemente fue una armada invencible.
Servirá para tener gobernantes de oposición a la manera del panista Lozano Gracia? Permítanme entonces a lo que hemos llegado! sentir cierta nostalgia por el absolutismo de Ruiz Cortines. O para seguir votando por 800 mil nuevos desempleos?La democracia garantiza, nos dicen los barbudos, la correcta emisión de los votos y su suma correcta, y ninguna otra cosa. No garantiza lo que hagan los próceres una vez encaramados en la silla presidencial, en las sillas de los gobernadores ni en las curules del congreso. Garantiza meramente la representatividad: que se gobierne ``en nombre del pueblo'', y de ninguna manera la calidad del gobierno no garantiza que sea ''para el pueblo''.
Seamos modestos, nos dicen los barbudos, la democracia significa poca cosa. Es una rama diminuta de la contaduría o de la administración de empresas. No es propiedad de ilusos sino propiedad de notarios.