EL PAN: LA PRUEBA DEL PODER

Son muchos los asuntos que hoy tienen al Partido Acción Nacional en el centro del remolino. El más notable de ellos es, desde luego, el relacionado con la actuación de Fernando Antonio Lozano Gracia como procurador general de la República. La liberación de Othón Cortés, y el deterioro de la tesis del complot que ha defendido abiertamente Lozano Gracia, pareciera poner bajo la lupa al panismo como opción depuradora de carcomidos espacios del poder gubernamental.

No son, sin embargo, esos terrenos de suyo sembrados de minas los únicos en los cuales se vive el enfrentamiento entre los propósitos que se enuncian cuando se es simplemente oposición y los logros alcanzados cuando se ejerce el poder.

La historia política reciente muestra con abundancia casos en los cuales pareciera que la intolerancia, el clientelismo, y tambien la corrupción, o cuando menos el tráfico de intereses, emergen del aparato gubernamental aun cuando los titulares provengan de un partido distinto al que tradicionalmente ha ejercido el poder.

En ese sentido, una percepción extendida es la de que la simple alternancia en el poder, es decir, la sustitución de unas personas por otras, sin compromisos políticos más allá de las buenas intenciones o la mayor honorabilidad de los individuos, no lleva necesariamente a los cambios profundos que se desean o se proclaman desde las trincheras partidistas de oposición.

Así, vemos por ejemplo a un dirigente panista potosino declarando públicamente que fue una recomendación generada en un ámbito partidista la que llevó a la designación de un subdirector del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas. De visita en San Luis Potosí para fines partidistas, Carlos Castillo Peraza conoció a Ricardo Cordero Ontiveros y lo recomendó ante su correligionario Lozano Gracia para que le diera un alto nombramiento, que ahora le ha provocado serios dolores de cabeza al procurador, al denunciar la corrupción interna vinculada al narcotráfico.

En Jalisco, en tanto, el gobernador panista continúa haciendo declaraciones con las que parece no estar dipuesto a ver y a oír lo que pasa en su estado, golpeado por la inseguridad, el narcotráfico y la ineficiencia. Y otro presidente municipal jalisciense, tambien panista, solicita licencia para que se investiguen desviaciones diversas, luego de que en Zapopan había sucedido algo similar. Esa es la prueba del poder, una prueba en la que, al menos hasta ahora, el PAN está pagando un precio alto por el noviciado.