La Jornada 6 de agosto de 1996

Ahora, equilibrio de poderes: Zedillo

Elena Gallegos El presidente Ernesto Zedillo sostuvo que el avance democrático logrado con la reforma electoral no significa el aniquilamiento de ninguna fuerza política; tampoco la rendición de principios, ni conlleva actitudes de avasallamiento o imposiciones autoritarias. Por eso, exhortó a la sociedad a aprovechar y enriquecer el nuevo marco institucional.

Convocó a perseverar en el esfuerzo para que los cambios constitucionales recién aprobados se traduzcan en una adecuada legislación secundaria, y para que sus principios y objetivos permeen en las prácticas cotidianas hasta consolidar una nueva cultura democrática de civilidad, equidad y transparencia.

Luego, y ante los distintos señalamientos que se han hecho, reiteró que la reforma electoral es también un avance ``firme, irreversible y definitivo'' para erradicar para siempre las sospechas, recriminaciones, suspicacias, controversias o insatisfacciones que pueden empañar los comicios.

Sin embargo, convino en que se debe aquilatar el esfuerzo que para todos entrañó el consenso que sirve de base para los cambios constitucionales; también debe hacerse una ponderación objetiva y clara en torno a todo aquello ``en lo que aún debemos perseverar''.

En un acto que se efectuó ayer por la mañana en la residencia oficial de Los Pinos, el presidente Zedillo recibió a las comisiones de cortesía de las cámaras de Senadores y Diputados --encabezadas por los líderes Fernando Ortiz Arana y Humberto Roque Villanueva--, mismas que acudieron a informarle de la clausura del periodo extraordinario de sesiones que se realizó la semana pasada y en el cual se aprobó, prácticamente sin disenso alguno, el marco constitucional que habrá de ser base para las nuevas reglas electorales.

Así, frente a diputados y senadores de las cuatro fuerzas políticas que construyeron la reforma, el mandatario refrendó su compromiso de seguir impulsando la reforma del Estado, en la que el Ejecutivo ``preferirá, privilegiará, preferirá el consenso, como el respaldo más sólido para todo avance democrático''.

Para ello, empeñará esfuerzo y, con pleno respeto a la independencia del Poder Judicial, ``el gobierno de la República sabrá honrar su compromiso de continuar impulsando una reforma para edificar un país de leyes y de justicia, en el que se combata eficazmente la corrupción, la impunidad y la inseguridad pública''.

Además, en un marco de colaboración respetuosa, alentará todas las iniciativas que consoliden al Poder Legislativo como un poder más fuerte, activo y coadyuvante de las tareas nacionales.

En síntesis, ofreció todo su esfuerzo para continuar por el camino del fortalecimiento de un equilibrio republicano, ``claro y efectivo entre los tres poderes de la Unión''.

De la misma manera, y con estricto respeto a la soberanía de los estados y los municipios, el Presidente dijo que se apoyará un nuevo federalismo basado en una profunda redistribución de responsabilidades y recursos para vigorizar la unidad de la nación en la diversidad, y para sustentar un desarrollo más equilibrado y más justo.

A las diez de la mañana, en el salón Manuel Avila Camacho de Los Pinos, legisladores del PRI, PAN, PRD y PT se dieron cita para su encuentro con el Ejecutivo. De entrada, les dijo que el consenso alcanzado no es sino reflejo de la decisión compartida de todos de avanzar a una plena normalidad democrática.

Insistió en que en el consenso reside la autoridad moral, la fuerza y corresponsabilidad políticas de esta reforma, que sienta bases para contar con instituciones más sólidas y mejor arraigadas en la confianza ciudadana. Con ello, se dejarán atrás, y para siempre, las controversias e insatisfacciones acerca de lo esencial en nuestra democracia electoral.

Para Ernesto Zedillo, el consenso que respalda a la reforma es también prueba de que la vida política tiene la vitalidad y la capacidad de ofrecer amplios cauces para enriquecerse y perfeccionarse con la pluralidad, unidad de propósitos, con el diálogo abierto y permanente.

Todo ello, precisó, prueba que México vive una honda transformación democrática y que es más lo que unidos podemos lograr que lo que la división impide realizar.

Fue cuando habló en torno a que el desarrollo democrático del país no implica avasallamientos, aniquilamientos o imposiciones. En cambio, ``significa diálogo y acuerdo; consenso y compromiso; fortalecimiento de la representación democrática de genuinas bases sociales y de una intensa participación ciudadana''.

La reforma electoral --redondeó-- es un paso de gran importancia en la construcción de la democracia que México exige y merece. Es, además, un paso importante en el proceso de la reforma del Estado.

Terminó su mensaje a los legisladores de las diversas fuerzas políticas, con el exhorto a la sociedad para que, ejerciendo sus garantías y aportando sus ideas y su libre opinión, aproveche el nuevo marco institucional alentada ``por el consenso para la democracia que han mostrado los partidos políticos y el Congreso de la Unión''.

Entre los asistentes al acto estuvieron los coordinadores parlamentarios de los distintos partidos, Gabriel Jiménez Remus, Ricardo García Cervantes, Pedro Etienne y Alfonso Primitivo Ríos, entre otros.