La Jornada Semanal, 4 de agosto de 1996
Al llegar a su despacho y encontrarse con un conjunto de dibujos
perfectamente enmarcados con vidrio y colgados en las paredes, uno
cree que son planos de algún edificio antiguo. Si se miran con
detenimiento, se piensa en edificios muy complicados de construir. Sin
embargo, cuando uno averigua lo que realmente son, la
conclusión es la misma: para construir un rompecabezas de un
edificio en tres dimensiones (algo así como un lego de antes),
se necesitan artesanos y un maestro constructor. Así me di
cuenta de que estaba en uno de esos talleres en donde lo que cuenta es
el material y la mano de obra. Un taller artesanal con herramientas
muy precisas.
El arquitecto Alfonso Govela se dedica a jugar con lo construido y también con lo destruido. Es un juego apasionante y calculador, que en algunos casos podría resultar demasiado serio y ortodoxo, pero en otros permite que uno comprenda las diferencias entre restaurar, reconstruir, readaptar, rehabilitar y reutilizar, y al final se convenzade que lo que cuenta es el proceso. Al igual que el rompecabezas que decora la oficina de Alfonso Govela, la cuestión es jugar con la memoria... la memoria construida.
Quién organizó el concurso para restaurar este
convento de la Compañía de Jesús en Antigua,
Guatemala?
Fue un concurso español organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que tiene una agencia de cooperación internacional (AECI). Los miembros de esta agencia se dedican a juntar fondos para asignarlos a proyectos internacionales dentro de una gran diversidad de programas, como el programa de rescate del patrimonio cultural en Iberoamérica.
En Antigua, lograron que les otorgaran, por 25 años, la manzana entera donde se encuentra el convento de la Compañía de Jesús, a cambio de la restauración del edificio. Es decir que, en vez de pagar renta, la organización se encargaría de restaurar y mantener el edificio durante este tiempo.
Te consideras un arquitecto restaurador?
Yo no soy restaurador. Esos estudiosos tienen conocimientos muy detallados que yo no tengo; yo me dedico al diseño arquitectónico; y creo que es lo mismo saber respetar un edificio, como la iglesia de la Compañía o la Aduana de Tampico, que responden a un contexto urbano, que saber respetar un contextonatural cuando se piensa en agregar un elemento artificial.
Entonces, el problema conceptual es cómo poner un nuevo elemento sobre algo ya existente...
Exacto. Siempre se está interviniendo en el contexto de alguien más; puede ser la obra de un profesional, de un artesano porque en muchos casos no se sabe quién fue el constructor o de la misma ciudad. Esta idea de que somos artistas expresándonos en el vacío surge en el periodo de entreguerras, con la Bauhaus, que representa la vanguardia arquitectónica de aquel momento.
Quieres decir que no hay papel en blanco?
En realidad siempre estás interviniendo sobre un papel muy dibujado o muy escrito: a veces borroneas, a veces apuntas al margen, a veces sólo pones un pie de página, y en ocasiones corriges el estilo.
Qué hiciste en el caso de la iglesia de la Compañía en Antigua?
En este caso había pocos elementos construidos. Lo que hicimos fue encontrar el trazo original de la iglesia. Por ejemplo, analizando y sobreponiendo todas las columnas encontramos un diámetro promedio, y descubrimos que, curiosamente, su radio es igual a la diagonal de 1 vara=83 cm; detectada esta medida, uno ya puede suponer cómo se trazó todo el edificio. La vara se sigue utilizando actualmente en Guatemala. Precisado ese trazo básico, comenzaron a aparecer proporciones generales con esa misma medida: entre ejes de las columnas, de los arcos, las bóvedas vaídas, etcétera. Lo que están haciendo los arquitectos que se encargan de la obra es seguir las instrucciones que les señalan cómo construir la iglesia original.
Seguir una especie de tratado de arquitectura. Pero una vez que tuvieron el trazo original y comprendieron el proceso de proporcionamiento y construcción, en qué consistió la intervención?
En definir cuáles eran los mínimos elementos necesarios para re/construir en el espacio original. No se trataba, lógicamente, de borrar nada, sino de determinar cómo añadirle en unas cuantas líneas el espacio que se cayó.
Lo que se hizo fue proponer unos grandes muros, y unos arcos sobre éstos; los arcos dibujan en el espacio la nave principal y las dos naves laterales. Se utilizó la cimentación original y se volvieron a apoyar los muros sobre los mismos puntos de la estructura original. Este dibujo o trazo se forma con unos muros perforados que tienen el trazo de los arcos pero están abiertos, no existe la bóveda vaída. Algo interesante en Antigua es este fenómeno paradójico de que la ciudad se preservó porque se destruyó. Antigua es una ciudad que se esta transformando continuamente, que constantemente se reconstruye. Cuando uno va a Antigua, el cielo azul intenso asoma impresionante a través de las ruinas. Es un paisaje que comúnmente no se ve. Y la analogía de la bóveda celeste es la bóveda de la iglesia. La bóveda de la iglesia es el símbolo construido del cielo. Entonces, por qué no dejar que se vea el cielo, en vez de construirle un cielo simbólico que acabará cayéndose con los temblores.
Los frailes del XVII generan el espacio de la cúpula bajo la idea de Alberti, para manejar el elemento constructivo como proceso de comprensión de un símbolo de la naturaleza. Tú retomas este proceso pero a partir de un símbolo destruido: cómo redefines la comprensión del símbolo natural?
Se propusieron una serie de arcos abiertos, que no tienen techo, y aparecen ciertos arcos adicionales que dibujan la bóveda en el otro sentido. La bóveda aparece dibujada en el espacio pero no está construida. Cuando uno ve en el sentido procesional de la iglesia, se percibe el espacio completo; cuando se ve en el sentido transversal, se te abre el cielo, de tal manera que queda dibujada la bóveda vaída sobre los muros.
Hace un momento decías que siempre se interviene sobre un papel muy dibujado o muy escrito, pero en este caso, al parecer, el papel estaba casi en blanco. Creo que conviene hablar acerca del uso que se le dará ahora a este edificio, para esclarecer hasta qué punto tú rayaste sobre el papel.
La iglesia ya no es un templo, ha dejado de serlo desde hace 250 años. Los jesuitas fueron expulsados el mismo año en que se terminó de reconstruir por quinta ocasión, después de algún terremoto.
Pero aunque el templo haya perdido su función de culto, continúa siendo un espacio de la comunidad. Lo que estamos proponiendo es que se le reintegre a su condición de espacio comunitario, con lo que volverá a tener sentido su posición urbana, su atrio, su función procesional, etcétera.
Lo que se propone es un espacio comunitario donde se pueden realizar conciertos, exposiciones, representaciones, todo esto en el templo. También se propuso hacer un museo virtual una propuesta que no era común escuchar hace un año...
Con qué sentido se da a este tipo de espacios un uso contemporáneo y novedoso?
Lo que se planea es un museo virtual sobre la arquitectura conventual de Antigua. La paradoja de Antigua es: se preservó porque se destruyó; ahora la estamos destruyendo porque la estamos deconstruyendo.
Antigua se ha vuelto un lugar muy elegante, con turismo de fama internacional, con casas muy caras, y esto ha provocado que se reconstruya y se vuelva a habitar.
Qué relación existe entre la paradoja que has definido y lo que el museo virtual va a mostrar?
Siempre existe la discusión, entre la gente involucrada en la restauración, de si se regresa y se reconstruye como el original o se hace algo nuevo. Con las ventajas de la informática podemos reconstruir todos los conventos de Antigua; así como se encontró el trazo de uno, se puede encontrar el trazo de los demás. La idea es construirlos en una imagen tridimensional, en un formato digital; inclusive, se pueden ir "destruyendo" conforme al registro histórico de los sismos.
Tú propuesta se podría tomar como utilitaria. Qué le dirías a la gente para que comprenda lo que realmente se hizo con este edificio?
La iglesia tiene un uso comunitario y la comunidad decide lo que quiere hacer con ella; si la comunidad quiere usarla para el culto, lo puede hacer, es su decisión.
Esta libertad que tú propones mediante una precisa intervención sobre el "dibujo" de otro y modificarlo mediante la inserción de unas cuantas líneas, da por sentado que tu actividad profesional en este tipo de propuestas te hace sentir mejor que cuando haces algo completamente nuevo.
Cuando la actividad profesional se ve como una intervención, siempre aparece como una labor a partir de algo que ya existe, y esto creo que te da una dimensión más amplia que la realización de una propuesta nueva y aislada.
Esto lo has hecho a través de todos los proyectos en los que has intervenido?
Cuando nos toca rescatar zonas o elementos de una ciudad, creo que una constante es, primero, hacer una cuidadosa lectura de lo que ya está, de lo que ya existe, de lo que hay. Es imprescindible poder leer en dónde estás el paisaje natural, poder ver qué parte de lo que ya existe es necesario preservar y qué parte "agregada" no está ayudando a mostrar la esencia del edificio. Luego hay que reinterpretar los principios originales del edificio, del sitio urbano, inclusive del paisaje, en una nueva intervención.
Hasta este punto, todavía no tiras la primera línea; es decir, que si uno pudiera realizar esta lectura y comprenderla de los elementos que constituyen el edificio y su entorno, las rayas se colocarían en los pocos y precisos lugares donde no afecten lo que ya está dibujado.
Así es.
Una última pregunta. Consideras que la restauración debiera ser la actividad primaria de todo aquitecto en la actualidad?
Es evidente que la actividad profesional, si la vemos en un sentido más amplio, siempre es una inserción de algo nuevo sobre algo existente. Como decías, no hay hoja en blanco. Esta inserción nos la va a exigir cada vez más la situación urbana, social y económica. Nuestras ciudades ya no pueden seguir creciendo; el costo de la infraestructura es mayor: entre más crece el anillo exterior de una ciudad, mayor es el área de servicios de la que se le debe dotar. Creo que la frontera del desarrollo urbano, en un futuro próximo inmediato, dentro de una crisis económica, es el Centro. Y entonces la intervención sobre lo construido se vuelve un área de lo más factible como actividad profesional. Al rescatar nuestras ciudades, estamos preservando nuestro mejor patrimonio individual y colectivo.
Un desarrollo irregular de tierra, como se afirma que es el 60% de nuestras ciudades, no tiene acceso al crédito, y por esta razón no puede ser sujeto de un financiamiento bancario. Si las ciudades no se construyeron con crédito, entonces con qué se construyeron? Con ahorro.
Lo que quieres decir es que toda la ciudad es patrimonio de cada individuo, puesto que se pagó día a día, cada uno haciendo su casa...
Precisamente. El ahorro de todos nosotros ha sido el ir comprando de saco en saco el cemento, tabique más tabique, y así se hacen las casas; toma mucho tiempo, pero es el ahorro de cada uno, y no del banco o de alguién más.
Al intervenir en edificios o zonas de nuestras ciudades, estamos intentando preservar de la mejor manera el patrimonio de todos; hay un impacto social y económico muy fuerte. Si a esto le agregamos que sobre este patrimonio está construida nuestra memoria, el asunto se torna más importante: nuestra ciudad es nuestra mayor memoria construida.