La Jornada 4 de agosto de 1996

Prepara Clinton un ataque militar, acusa Irán

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 3 de agosto #&164; Esta semana Bill Clinton lanzó dos ataques simultáneos: contra el terrorismo y contra los pobres en Estados Unidos al continuar la exitosa estrategia de la Casa Blanca de colocar al presidente-candidato como un ``nuevo'' demócrata conservador.

Con Clinton apoyando posiciones antes identificadas con los republicanos, su contrincante electoral Bob Dole sigue enfrentando dificultades para definir sus posiciones y atraer a votantes centristas y como consecuencia, las encuestas continúan mostrando a Clinton con una amplia ventaja.

Al promover su doble enfoque esta semana, Clinton también decidió anunciar su oposición a las propuestas para definir el inglés como idioma oficial y las iniciativas para negar educación pública a los hijos de indocumentados; pero sin duda el evento político más dramático fue su decisión de acabar con una política social de más de medio siglo al apoyar la revisión más profunda hasta ahora de los programas de bienestar social.

Sin duda, la decisión de romper el compromiso histórico del gobierno federal, nacido de la Gran Depresión y establecido por el héroe personal de Clinton, Franklin Delano Roosevelt, de garantizar un apoyo básico a los más necesitados en el país más rico del mundo, es el acto de política nacional más importante de esta presidencia.

Con la decisión de Clinton de promulgar en ley la legislación aprobada esta semana por el Congreso, Estados Unidos realizará una histórica reforma de su sistema de asistencia social para los pobres (welfare) y pondrá fin a una política cuyo centro es el Programa de Asistencia para Familias con Niños (AFDC, por sus inciales en inglés) promulgado hace 61 años, que garantizaba el apoyo financiero a las familias más necesitadas.

El proyecto aprobado afectará a la mayoría de los 12.8 millones de personas que reciben ayuda y a la casi totalidad de los 25.6 millones que reciben cupones de alimentos. Se prevé que afectará a una de cada cinco familias estadunidenses con niños.

Y en forma más severa, eliminará el apoyo financiero para todo pobre que además tenga el infortunio de ser indocumentado. Los ilegales desaparecerán del radar de apoyo público por completo (con la excepción de atención médica de emergencia).

La nueva ley tendrá cuatro elementos básicos: se traslada la administración de la mayoría de los fondos de asistencia pública federal a los gobiernos estatales, se obligará a todo beneficiario a encontrar empleo después de dos años de recibir apoyo federal, se limitará el derecho de recibir asistencia pública a cinco años en total y se eliminará casi toda asistencia de welfare a inmigrantes legales, sin importar sus condición económica.

La decisión de Clinton de promulgar esta ley fue producto de un cálculo político: refrendar su imagen como ``nuevo demócrata'' y ocupar todo terreno que antes fue provincia casi exclusiva del Partido Republicano, una evaluación de que la división en las bases de su propio partido no amenazaría su reelección porque no hay otras opciones políticas para esos sectores, y que los afectados directamente no votan en grandes números.

De hecho, con esta acción Clinton y Dole comparten ahora el mismo terreno político. Dole, al comentar la decisión del presidente, dijo: ``Los primeros cien días de la administración Dole comenzaron 97 días antes de la elección''. El líder de la Cámara Newt Gingrich estimó que fue una''conversión de año electoral'' a una posición promovida durante años por los republicanos.

Y mientras los republicanos daban una bienvenida nerviosa a su nuevo correligionario -un presidente demócrata- sobre el tema del welfare, algunos influyentes demó-cratas criticaron la decisión. El líder de la minoría de la Cámara, Richard Gephardt, y su segundo en la jerarquía, David Bonior, votaron contra la propuesta, mientras el también demócrata Charles Rangel consideró que la reforma es una ``monstruosidad cruel'' y ``es el ataque contra los pobres más radical y con el espíritu más vil del cual'' ha sido testigo durante su servicio en el gobierno.

Varios miembros del gabinete y asesores políticos del presidente estaban en contra de apoyar la propuesta, mientras los estrategas electorales y encuestadores de la Casa Blanca lo favorecían, y finalmente ganaron el argumento. Clinton empezó proponiendo un incremento de asistencia a los pobres de más de 10 mil millones de dólares y tres años después se convirtió en un candidato que apoya una ley que reducirá estos fondos en 55 mil millones de dólares en seis años.

Clinton insiste en que sus iniciativas económicas están dando fruto y que eso rescatará a los que han vivido de la beneficencia del Estado: esta semana declaró que las ``buenas noticias para América'' son la creación de más de 10 millones de empleos durante su presidencia, la próxima promulgación de un incremento al salario mínimo, bajas tasas de inflación y desempleo, y una economía robusta que este último trimestre registro un crecimiento anualizado de 4.2 por ciento.

¿Y el terrorismo?

El tema del terrorismo sigue monopolizando el debate nacional. Hoy, el jefe del Pentágono, William Perry, advirtió que ``se esperan más ataques contra las tropas estadunidenses en Medio Oriente'', por lo que se ha ``elevado el nivel de alerta al nivel más alto'' en Arabia Saudita. Durante los últimos días, la administración Clinton ha señalado que sospecha de la mano de Irán tras el atentado ``terrorista'' contra sus tropas en Arabia Saudita, y se está considerando una respuesta ``militar'' contra ese país.

También el director del FBI, Louis Freeh, declaró hace unos días que Estados Unidos es el mayor objetivo de los terroristas a nivel mundial. ``El país y el pueblo americano han sentido una creciente guerra en su contra por el terrorismo y las actividades apoyadas por el terrorismo'', dijo Freeh ante el Senado.

Y mientras se aprueban medidas para ampliar los instrumentos de espionaje supuestamente ``antiterroristas'' del FBI y otras agencias, el misterio de la destrucción del vuelo 800 de TWA -y por el bombazo en Atlanta- sigue sin respuestas, públicas por lo menos. El FBI ha reiterado que las tres hipótesis originales siguen bajo consideración: una bomba, un misil, o una falla mecánica catastrófica.