José Ureña
Clase política

Preparan la salida de Lozano.

Desde la cúpula del Partido Acción Nacional (PAN) ha surgido, y no se crea que con el propósito de hacerle un favor a la nación, la idea de remover al procurador general de la República Fernando Antonio Lozano Gracia.

La razón sustantiva es electoral. Los análisis internos del partido muestran que los avances de 1995, de los que surgieron gobiernos hoy bajo cuestionamiento, han perdido fuerza y ponen en riesgo las aspiraciones para 1997 y el 2000.El análisis, llevado ya a cónclaves panistas, parte del prestigio perdido en lugares de conquista reciente y remata en un hecho incuestionable: el narcotráfico se asienta en tres de los cuatro estados con gobierno blanquiazul.

Entonces aparece el nombre de Lozano Gracia, al frente de una dependencia acusada de corrupción y que no ha podido mostrar una imagen de eficiencia porque ha fallado una vez tras otra.

No ha desentrañado los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu; falló en su intento de traer a Mario Ruiz Massieu, y de eventual acusadora se convirtió en acusada del general Domiro García Reyes.

Si las cosas no cambian, el destino puede darle un nuevo revés con la absolución de Othón Cortés, a quien la fiscalía y el procurador señalan como segundo tirador de Colosio. Se inconformará la PGR, pero de poco le servirá.

La imagen de incompetencia

Los problemas de desprestigio para el PAN se profundizan en sus escenarios de gloria de 1995. El mejor ejemplo es Jalisco, donde han fallado el gobernador Alberto Cárdenas Jiménez y el nutrido equipo de alcaldes que llegó con él.

Por todos lados se ven bardas de inconformidad. Espacios de campaña hasta febrero antepasado, el gobierno estatal y los ayuntamientos panistas los dedicaron a su arribo para inscribir leyendas que postulan el buen manejo de los recursos públicos.

``Con honestidad se hace más'', pregonan con letras enormes y de un azul uniforme. La gente, frustrada con la actuación de sus elegidos, comenzó por cuestionar allí mismo en rústica caligrafía: ``Y los compromisos de campaña, cuándo?''El tono de la protesta popular aumenta al parejo de las insatisfacciones y se ha llegado a reclamos que cuestionan por igual a panistas y priístas: ``Que se vayan los pendejos y regresen los corruptos''.

Estos elementos están en el análisis de la cúpula panista y se suman a las denuncias de corrupción en la Procuraduría General de la República (PGR) y a la pérdida de simpatías electorales en 1996.Los temores de los panistas son que estallen más conflictos y que entonces venga el revés en 1997 en las elecciones intermedias. Sería la caída de tantas ilusiones y tantos preparativos para arribar al poder federal en el 2000.

Por eso permea la idea de remover a Lozano Gracia. Experto en la negociación secreta, Acción Nacional ha hecho saber esta intención al gobierno de Ernesto Zedillo. El problema es cómo preparar una salida que no deje imagen de incompetencia ni de corrupción.

En esas andan, justo cuando el procurador es recibido en Washington con reportajes en primera plana que reproducen las denuncias de corrupción presentadas por el ex subdirector de Aprehensiones del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, Ricardo Cordero Ontiveros.

Cómo terminar con la hipótesis del complot

La inminente absolución de Othón Cortés podría inscribirse en la lista de esfuerzos oficiales para terminar con la idea de complot que trabaja el fiscal especial Pablo Chapa Bezanilla. Esos esfuerzos comenzaron en 1994.

Se reproduce parte de una historia contada aquí el domingo 31 de marzo:``En las postrimerías del salinismo, cuando Olga Islas fungía como fiscal, a sus oficinas acudió varias veces un grupo de abogados ajenos al caso pero incondicionales del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

``Testigos identifican a ocho: la propia doctora Islas, Juan Velázquez como protagonista, Sergio García Ramírez, Fernando Gómez Mont, Raúl Carrancá y Rivas, Agustín Santamarina, Jesús Zamora Pierce y un ex procurador sonorense identificado como S. Acuña.

``La encomienda era preparar un informe público creíble con el fin de que el entonces mandatario terminara su gobierno con grados de desconfianza popular por los desaciertos en la investigación sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

``Con base en la instrucción recibida, doctora e invitados centraron su discusion en torno de los juicios que se seguían a cuatro sujetos a proceso hasta entonces: Mario Aburto Martínez, Vicente y Rodolfo Mayoral, y Tranquilino Sánchez Venegas...

''...Fueron varias reuniones y todas de horas y horas en un edificio de Insurgentes Sur, frente al restaurante Playa Brujas, en la oficina de quien había recibido la Subprocuraduría Especial de Miguel Montes García.

``Nadie de los que asistía a esas reuniones de Islas daba por válido que hubo un asesino solitario. Por ello se decidió llevar a los abogados de las cuatro personas bajo proceso. Los asistentes recuerdan a un Zafra y a un Bastida Ventura.``Juntos, fiscales y abogados defensores, convinieron en separar los procesos. Juntos, representantes de la autoridad y de los posibles culpables diseñaron la estrategia de no enfrentar la investigación como un todo, sino por partes''.

Hasta el juez Sosa Ortiz le entró a la negociación

La instrucción de Salinas debió ser enérgica, pues en su empeño por sentenciar con premura a Mario Aburto Martínez como asesino solitario lo obligó a supeditar la dignidad del representante del Poder Judicial Federal.

Esto fue señalado aquí, en la fecha referida, en tres párrafos:``Poderosa por decisión presidencial, Olga Islas llamó al juez Alejandro Sosa Ortiz. El, obediente, acudió a las oficinas de la doctora para una plática en la que estuvieron varios. Sosa no objetó y, se vio después, aceptó la decisión.

``La decisión colegiada indicaba que Mario Aburto Martínez debía ser condenado cuanto antes a la pena máxima. Acaso de esa forma sería posible arrancarle alguna confesión, se pensó, pero el tiempo demostró lo inútil que resultó esa esperanza.

``Aburto fue sentenciado, tal como convinieron los personajes de esta historia. A cambio, los fiscales no aportaron pruebas que el juez considerara suficientes para declarar culpables a Vicente y Rodolfo Mayoral y Tranquilino Sánchez. Estos andan libres, los Mayoral en Estados Unidos''.

Estos hechos fueron narrados aquí el 31 de marzo con la intención de reflejar cómo los factores políticos y las presiones desde el poder fueron superiores a la voluntad de esclarecer el crimen de Lomas Taurinas.

Ciertamente era otro sexenio, pero las repercusiones de separar los procesos de Aburto, de los Mayoral y de Tranquilino Sánchez están por extenderse al desenlace del juicio que se sigue a Othón Cortés.Ante el creciente temor de que se le declare inocente, lo que fortalecería la tesis del asesino solitario, la PGR y el fiscal Pablo Chapa Bezanilla preparan escritos para inconformarse con la decisión del juez. Eso simplemente retrasaría la libertad de Othón.

La cosecha

El libro Domiro, elaborado por los periodistas Joaquín López Dóriga y Jorge Fernández Menéndez, ya va para su cuarta y quinta ediciones. Las ventas fuertes se dieron a raíz del castigo que le impuso al general García Reyes la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de las críticas de la PGR. Resultaron la mejor promoción y dieron al traste con quienes sugirieron una acción de gobierno para impedir su circulación. Joaquín López Dóriga narró que le llevó casi dos años convencer a Domiro García Reyes de la necesidad de difundir su versión. Luego siguieron ocho meses de trabajo, de ordenar el material. Aparecido el volumen, ``me preguntaron que a quién le había pedido permiso. No le pedí a nadie. Consultar a la Secretaría de la Defensa hubiera sido como pedir permiso y no lo iba a dar''... En la página 80 el brigadier alude a una plática que este reportero sostuvo con Luis Donaldo Colosio al final de la gira del candidato por Michoacán. Era el sábado 19 de marzo. Invitado por Colosio, viajé en la parte trasera de la Blazer durante más de media hora, de Zitácuaro a un paraje donde esperaba un helicóptero de Ricardo Canavati Tafich. Domiro no explica por qué siempre le tenía refrescos helados a un candidato presidencial enfermo de la garganta. Pese a todo, Colosio no me dejó descender para comprarle agua natural al tiempo. Prefirió hablar largo, a detalle, de su plática del miércoles con Manuel Camacho Solís. Parte de su versión apareció en la Clase Política del domingo 20 de marzo. Dijo que no hubo acuerdo con Camacho. Amigos en el pasado, prometió respetar los acuerdos que se alcanzaran en Chiapas con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). A cambio, pidió al ex canciller que no utilizara a Chiapas políticamente para sus fines personales. Tuvo críticas para Camacho, porque no garantizó comportarse institucionalmente y hasta dudó que Luis Donaldo ganara en los comicios de agosto de 1994. Todo esto lo escuchó Domiro García Reyes. Cuando llegamos al paraje descendimos de la Blazer y, en el barbecho reseco y con tierra revuelta, Colosio se explayó. Dio más pormenores de su cena con Camacho, de su empecinamiento por el poder y tocó el asunto de las candidaturas en puerta para senadores y diputados. Para ello tenía programada una audiencia con Carlos Salinas de Gortari. Sería el miércoles 30 de marzo. Proyectaba, además, cambiar parte del equipo de campaña y el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, y en el reacomodo sugeriría modificaciones en el equipo de Salinas. Dejó sus tarjetas en la caja fuerte, pero no alcanzó a presentarlas. La muerte lo esperó, cuatro días después, en Tijuana... Hace semanas, cuando se discutía el proyecto de reformas constitucionales en materia político-electoral, el senador capitalino Fernando Solana dijo al subsecretario Arturo Núñez que algunas medidas acordadas para el Distrito Federal eran inconstitucionales. Se expresó en contra. En la semana votó a favor en la sesión senatorial, pero se abstuvo de firmar el dictamen en comisiones... El PRI suspendió durante la semana las discusiones internas rumbo a la Asamblea Nacional con el fin de dejar todo el foro y no confundir a la militancia sobre las reformas constitucionales en materia electoral. Aprobadas éstas, se prepara para ampliar el debate y llevarlo hasta los medios de comunicación.