La Jornada 4 de agosto de 1996

Luchará el PRD por las causas populares y por ser opción de poder

Ismael Romero y Rosa Icela Rodríguez #&164; Andrés Manuel López Obrador afirmó ayer que México reclama un ``gran cambio democrático'' y que el presidente Ernesto Zedillo tiene la palabra. Si el titular del Ejecutivo, agregó, ``quisiera convertirse en un verdadero jefe de Estado, debería auspiciar el advenimiento de una nueva era política y social que perfile el México libre, justo y democratico del nuevo siglo''.

Al asumir la dirigencia nacional del PRD, López Obrador aseguró que ``si Zedillo encabezara el gran cambio democrático que México reclama, tendría el apoyo de la mayoría de los mexicanos, y más aún, pasaría a formar parte de la galería histórica de los constructores de nuestra nación''.


Heberto Castillo, Amalia García y Porfirio Muñoz Ledo
durante la toma de posesión de Andrés Manuel López
Obrador, presidente nacional del PRD.
Foto: Pedro
Valtierra.

Agregó: ``Zedillo debe aceptar que el cambio democrático es indetenible y es de hombres inteligentes encontrar la mejor manera de ayudar a morir lo que ya resulta imposible seguir sosteniendo o apuntalando. Si el Presidente quisiera ser un estadista, en vez de simular un cambio democrático, se entregaría a la histórica tarea de conducir el cambio de régimen, iniciando simultáneamente la edificación del nuevo Estado y la nueva sociedad''.

En su momento, expuso, Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz mostraron falta de sensibilidad ante la demanda de cambio. ``Que no venga el Presidente con el sofisma del todavía no es tiempo, y menos pretenda alargar la vida de este régimen mediante la recurrencia al fraude y a la simulación. Ya es hora que actuara como un hombre de Estado'', demandó

En su discurso, leído ante miles de perredistas, diplomáticos, priístas, líderes sociales e invitados, el político tabasqueño ofreció convertir al PRD en el ``pivote'' de una gran alianza nacional democrática y trabajar en dos sentidos: luchar por las causas populares y buscar ser opción de poder en las próximas elecciones.

En la nueva etapa del partido, indicó, se va a buscar un mayor acercamiento con las clases medias y se privilegiará el trabajo con las mujeres y los jóvenes, para lo cual se crearán dos coordinadoras nacionales.

López Obrador dijo que se van a remontar disidencias, desencuentros y confrontaciones, porque ``democracia interna sin orden es anarquía y anarquía que se desborda es disolución''. Por ello, añadió, la unidad y la cohesión del partido estará por encima de todo y por encima de todos.

Cuarto presidente en la historia del PRD, el tabasqueño hizo un llamado a la ``congruencia política e ideológica'' que ponga siempre al partido por encima de las visiones personales de dirigentes y militantes. Señaló: ``No los queremos acríticos e inmovilizados, pero sí responsables y congruentes''.

La búsqueda de la ``congruencia política e ideológica'' es una de las tareas que se van a cumplir con ``energía'', anunció. ``Todos somos el partido, pero el partido no es de nosotros, sino del pueblo de México'', agregó. En este orden, dijo que las decisiones se tomarán de manera colegiada y se asumirán posiciones políticas ante los grandes problemas nacionales.

Advirtió enseguida que una vez adoptada una decisión o posición, ésta va a ser sostenida por todos ante los medios de comunicación, en las cámaras legislativas locales y federales, en todos los foros y en todos los debates.

``La congruencia es virtud básica en la política y motivo para que todos empujemos hacia el mismo lado, y así, obtengamos grandes victorias sociales y grandes victorias electorales'', señaló.

Ligado a esto precisó que se reconocerá a plenitud la autonomía de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia y que se va a fortalecer la ``línea'' de la integridad política, mediante la aplicación de un ideario de moral política, que exija a militantes, dirigentes y funcionarios emanados del PRD, la observancia de conductas ejemplares hacia adentro y hacia afuera de la organización.

En el auditorio principal del Palacio de las Ferias, López Obrador reafirmó su compromiso con el establecimiento de la democracia en México por la vía pacífica a través de los caminos de la ley.

En mangas de camisa, desde el templete en el que lo acompañaron miembros del nuevo Comité Ejecutivo Nacional, de la directiva del Consejo Nacional y del Consejo Político, el tabasqueño ofreció convertir al PRD en cauce institucional para que la inconformidad social no se desborde.

Pero dijo que el gobierno ``siempre tendrá la palabra, porque si no respeta la voluntad popular y sigue envilenciendo la vía electoral, que no se desgarre luego las vestiduras cuando aparezcan grupos armados que buscan solucionar sus problemas con violencia''.

En Guerrero, recordó, habrá elecciones el mes de octubre. Y deseó que los hombres del gobierno actúen con responsabilidad y sean capaces de interpretar lo que significa para la estabilidad política del país esa contienda electoral.

Reiteró que él está por el diálogo con el gobierno en todas sus instancias y niveles, pero un diálogo que rinda frutos y con respaldo popular, no el diálogo que inmoviliza para ganar tiempo y desactivar reclamos pero sin resolverlos.

En la mesa de honor era notoria la ausencia de Cuauhtémoc Cárdenas, quien debió ausentarse para atender un asunto familiar. Regresó poco después de que López Obrador había expuesto ``los ejes del cambio'' que impulsará el PRD.

Este había dicho que en su recorrido por el país en busca de la presidencia perredista vio un México de grandes contrastes, de privilegios y abusos, de infortunio e indefensión, y que recogió un mensaje muy claro: ``Queremos un cambio y lo vamos a hacer nosotros''.

La mayoría de los mexicanos, aseguró, está dispuesta a organizarse y a luchar. México, subrayó, quiere el cambio y el PRD también. Ha llegado, en consecuencia, la hora de la acción del partido y de la sociedad para lograrlo.

El líder perredista dijo que la transformación del país, que se empezará a impulsar, tendrá tres ejes fundamentales: la puesta en práctica de un programa emergente de bienestar social, la reactivación productiva del campo y de todas las ramas económicas y el establecimiento de la democracia en el país.

En este orden, destacó que el referido programa será la bandera prioritaria del PRD, junto con otros programas que se impulsarán, como el de creación inmediata de empleos y el integral de alimentación.

Para el financiamiento del primero, explicó, se emprenderán las siguientes acciones: promover la liberación de recursos fiscales, renegociando la deuda externa; luchar por la implantación de un plan de austeridad, cuyo sustento sea la reducción de gastos superfluos y el combate a la corrupción salinista y zedillista; exigir la utilización de los recursos del Ramo 26 (antiguo Pronasol) y Ramo 23 (erogaciones adicionales, que suman más de 30 mil millones de pesos, y pedir la recuperación de los dineros mal habidos.

El programa de bienestar, dijo, será consensado con la sociedad y, una vez diseñado y con objetivos precisos, se va a buscar que todos empujen para que el gobierno lo asuma o entregue los recursos para que las organizaciones sociales lo lleven a cabo de manera conveniente.

La prioridad del segundo programa, expuso después, será lograr que los recursos desviados hacia la gran importación de alimentos, se destinen a la reconstrucción económica y social del campo mexicano. Al respecto, se exigirá que en el Presupuesto de Egresos de la Federación, para el siguiente ciclo agrícola, esos dineros se destinen a las regiones productivas.

Escuchaban a López Obrador los diputados priístas Jaime Martínez Veloz, Oscar Levín Coppel y César Raúl Ojeda, del Grupo Exhorto, y atrás de ellos Alejandro Rojas Díaz Durán.

A los tres primeros se les vio tensos, cuando el perredista dijo que México reclama un verdadero sistema democrático y que si el presidente Zedillo quisiera convertirse en un verdadero jefe de Estado, debería auspiciar el advenimiento de una nueva era política y social que perfile un país libre, justo y democrático del nuevo siglo.

Si Zedillo encabezara el gran cambio democrático, señaló López Obrador, tendría el apoyo de la mayoría de los mexicanos y pasaría a formar parte de la galería histórica de los constructores de la nación.

``Si el Presidente quisiera ser un estadista, en lugar de simular un cambio democrático, se entregaría a la histórica tarea de conducir el cambio de régimen iniciando simultáneamente la edificación de un nuevo Estado y la nueva sociedad'', dijo.

En otro orden, López Obrador señaló que la reforma electoral, recientemente aprobada, no equivale a la transición Ofreció que se respetarán los compromisos de la dirigencia nacional del PRD, pero advirtió que se va a revisar todo lo relacionado con el aterrizaje de los cambios constitucionales en la legislación secundaria.

El nuevo Consejo Nacional del PRD, informó, habra de decidir si pugna por nuevas reformas. Agregó que mantendrá sus compromisos de campaña e insistirá en que se castigue al gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo. Asimismo luchará porque no se enajenen al extranjero las plantas petroquímicas.

Impulsará la creación de un Fondo Nacional de Apoyo a Deudores de la Banca; pugnará por ampliar los plazos de apertura del TLC; se esforzará por instaurar un verdadero programa de rescate industrial; promoverá la transformación profunda de los sistemas de seguridad; luchará porque se esclarezcan y castiguen los crímenes de militantes perredistas y se empeñará porque el EZLN se incorpore a la lucha política por los cauces de la legalidad.

Por su parte, Porfirio Muñoz Ledo hizo una evaluación de los logros en la reforma electoral, impulsados por el PRD, y dijo que quedó una deuda con la sociedad civil por no haber avanzado en la instauración del referéndum, el plebiscito, los candidatos independientes y la demolición del aparato de Estado. Indicó que él seguirá dentro del partido, en apoyo a la realización del proyecto democrático