Zamudio, sexto en marcha; Platas, séptimo en trampolín
Jorge Sepúlveda Marín, enviado Atlanta, 2 de agosto Por un momento, quizás sin muchas razones, se pudo soñar con el 1-2-3. A ratos parecía que la plata estaba ya en la bolsa. Ignacio Zamudio se veía fuerte, como con ganas de que nadie lo quitara de allí, pero la realidad ubicó a la marcha mexicana de los 50 kilómetros en lugares diferentes a los que aun los propios participantes esperaban.
Ignacio Zamudio logró la sexta posición con un tiempo de 3:46.07 horas, mientras que Daniel García cruzó la línea de meta en el noveno sitio con un registro de 3:50.05; Germán Sánchez, el de mayor experiencia, tuvo problemas y se ubicó hasta el lugar 18 de la tabla de los participantes, con un cronometraje de 3:57.47.
Prácticamente desde el inicio los españoles Valentín Massana y Jesús García se dieron a la tarea de dejar atrás al grupo, lo que lograron mantener un buen tiempo. Los tres mexicanos, quienes trabajaron siempre en conjunto, se sostuvieron en la parte delantera del pelotón. Para el kilómetro10 Zamudio caminaba a la vanguardia sin ningún problema, y apenas unos metros atrás Sánchez y García mantenían el paso firme. Los españoles iban 35 segundos adelante.
García, empero, no aguantó el paso y debió resignarse a caminar en la parte trasera. Una cubetada de agua fría recibió Daniel García poco después del kilómetro 20, cuando uno de los jueces le plantó frente a la cara una paleta con una línea ondulada, señal de que había perdido contacto con el suelo, como si los españoles no lo hubieran hecho.
A estas alturas de la competencia, sigilosamente una figura vestida de azul se acercó por la parte trasera del pelotón. Se trataba del ruso Mijail Shennikov, quien sin llamar la atención en realidad se estaba ubicando para poco antes del final dar la sorpresa.
Por unos momentos Ignacio Zamudio tomó el comando de las acciones del grupo que venía atrás del fugado. A cada paso por los puestos de abasto, fuera de agua o de esponjas, los competidores se vaciaban los contenidos en la cabeza. No había calor, si acaso 21 grados centígrados, aunque la humedad estaba al 93 por ciento. Había muchísima neblina y el sol nunca apareció. Los mexicanos se ayudaban entre ellos. Se pasaban botellas de agua y esponjas. Al menos en tres partes de la ruta, se escuchaban los gritos de apoyo ¡Mé-xi-co... Mé-xi-co! Se corrió el kilómetro 27.5 cuando Massana fue absorbido por el grupo.
La supremacía mexicana de la caminata parecía evidente. Tres nacionales caminaban buscando, acaso, alcanzar al español puntero. Como si fuera un grupo de amigos, los competidores de ese sector, quienes ya habían prácticamente aniquilado al resto, se ayudaban entre sí dándose agua y esponjas. Hubo gritos de grupos de mexicanos animando a los compatriotas. Para el kilómetro 34, Germán Sánchez empezó a retrasarse. No tenía calambres, pero tampoco podía avanzar a mayor velocidad. Tardaría más de 15 minutos en poder reaccionar para terminar la competencia. Se escuchaban los gritos ¡Vamos, Germán, vamos!, pero no causaron el efecto deseado.
Se empieza a crear la gran esperanza. México ganador de medallas, porque Ignacio Zamudio marcha en el primer sitio una vez que se ha decidido a ir por la medalla, que es a lo que había venido, pero los planes sufren un abrupto cambio ya que el polaco Robert Korzeniowski se apodera para siempre del primer sitio. Y mientras los caminantes que venían atrás se fortalecen, la aparente aplanadora mexicana se resquebraja. Ahora también Daniel García tiene problemas y se va quedando.
Aparece en escena Mijail, quien sin mayores respetos rebasa a todos aunque Robert le resulta inalcanzable. La entrada del polaco al estadio es festejada de la forma más escandolosa posible. Justamente cuando se cumplieron 3:43.30 horas, Korzeniowski festejaba el oro olímpico con la infaltable vuelta a la pista. Shennikov (3:43.46) estaba orgulloso de la plata obtenida. Massana tuvo la suficiente resistencia y en un descuido se apoderó del bronce.
Rosalía A. Villanueva, enviada Atlanta, 2 de agosto Los marchistas mexicanos fueron como un trío de valientes. Lucharon por obtener un resultado, se prepararon para ello y llegaron inclusive con la idea no confesada de ganar una medalla, pero no fue suficiente. No bastó que hicieran su mejor papel, hoy hubo otros superiores.
Basta oír sus palabras, no para hallar en ellas justificación, sino para entender (si se quiere) lo que pasó.
Ubicado en el sexto sitio de los 50 kilómetros de la caminata, Ignacio Zamudio dijo saber desde un principio que no era favorito, pero ``la verdad yo no vine aquí a agarrar experiencia, sino a luchar por una medalla. Cuando caminaba entre los punteros creía que lo estábamos haciendo muy bien y que podían pasar los kilómetros y nosotros mantener el ritmo", pero en los últimos metros se tronó.
Zamudio explicó que la calidad de sus contrincantes fue superior a su entusiasmo de ganar una presea. Todo se quedó en un sueño.
En la zona mixta del estadio olímpico, Daniel García hacía gestos. Se quejaba. Se vestía con dificultad, pero alcanzó a decir que al igual que en la prueba de los 20 kilómetros, empezó a no sentir los brazos y las piernas, y eso minó su rendimiento y lo obligó a rezagarse. ``Aguanté hasta el kilómetro 40, pero este circuito, con muchas subidas y bajadas, y los jalones que dieron los punteros, me agotaron".
No faltó quien soltara la clásica pregunta, en el sentido de si había sido un fracaso la actuación de los mexicanos, a lo que el deportista, que terminó en la novena posición, respondió que él no lo veía así, ya que ahora hay dos mexicanos entre los primeros 10 y uno más en el sitio 18, lo que antes no se había logrado. Aún no decide si continuará para la siguiente cita en Sydney.
El más afectado físicamente fue Germán Sánchez, quien sufrió un severo desvanecimiento y tuvo que esperar durante dos vueltas para recuperarse. ``Caminé como sonámbulo y no fue sino hasta la última vuelta cuando pude recuperarme". Lo que ocurrió, fue el resultado de las diferentes circunstancias que se combinaron, pero de ninguna manera se puede hablar de fracasos, porque ``al menos en mi carrera no he tenido fracasos". El Toluco también confesó que se sentía con las posibilidades de ganar una medalla. ``Hoy iba hacer mi día, pero la competencia no me favoreció".
Rosalía A. Villanueva, enviada Atlanta, 2 de agosto La última ronda y todo estaba escrito. Fernando Platas peleó, luchó y se colocó entre lo mejor del mundo. ``Sólo me faltó la medalla'', pero eso no demerita su séptimo sitio en la plataforma, el mejor lugar obtenido en su carrera deportiva. Prueba que indiscutiblemente ganó el ruso Dimitri Saoutine (692.34), quien obtuvo la primera y única calificación perfecta del torneo olímpico de clavados que esta noche llegó a su fin.
Antes de cada salto, Platas se mostraba contento y hacía bromas frente a la cámara de televisión que lo seguía hasta la zona de descanso. Durante todas las ejecuciones se mantuvo en la quinta posición, pero al hacer los ajustes finales terminó en el sitio siete con 603.03 unidades. El medallista de plata fue el germano Jan Hempel (663.27), seguido por el chino Hailiang Xiao (658.20), quien se colgó el bronce antes que su compatriota Liang Tian (648.18).
Fue una noche no sólo de bellas ejecuciones sino que se combinaron con un excelente nivel técnico, premiado insistentemente con ovaciones y aplausos. La verdad es que los asistentes que llenaron el Acuatic Center disfrutaron de un buen espectáculo. Prácticamente no hubo fallas y las pocas que se dieron costaron a los participantes el retroceder en una muy nivelada tabla de clasificaciones.
Desde luego que llamaron la atención los, a la postre, medallistas quienes recibieron sus reconocimientos de Mario Vázquez Raña, presidente del Comité Olímpico Mexicano, quien por la mañana había estado en el estadio olímpico, pero tampoco se le hizo entregar premios a los mexicanos.
Sin dejar de sonreír y luego de esperarse en la fosa de clavados para conocer su resultado final, El banano Platas dijo que disfrutó de su competencia, además de haber salido a pelear, y si bien estaba contento con lo que había logrado, le satisfizo el alto nivel de participación de todos los rivales, ninguno de los cuales tuvo su lugar asegurado sino hasta el final --¿qué te hizo falta?--.
Sin pensar responde: ``Sólo la medalla. Tal vez me la colgaron, yo no lo hice porque traté siempre de ser muy realista y sabía de la competitividad que habría''.
En opinión de su entrenador Gustavo Osorio, el que Fernando haya terminado entre los primeros ocho lugares, sin duda alguna que habla del gran nivel del competidor y no se cerró el camino, ya que dijo que la única forma en que Platas puede estar más cerca de los primeros sitios, es justamente ``echarle más ganas''.