Aunque el capitalismo tiene rasgos fundamentales que son comunes, que son los que permiten definirlo como un sistema económico, existen variantes nacionales del capitalismo que se distinguen fuertemente entre sí. Estos capitalismos nacionales se diferencian tanto por sus niveles de desarrollo como por la forma histórica en que fueron evolucionando. Una de estas variantes es el capitalismo ruso, surgido recién a comienzos de los noventa en forma explosiva a través de un proceso drástico de privatización de la economía. En un periodo de sólo cinco años, el sector de propiedad privada que no existía, ha pasado a concentrar actualmente en sus manos alrededor del 70 por ciento de los activos del país.
Un rasgo fundamental de la variante rusa del capitalismo, que está presente en varios capitalismos tardíos, tales como en Alemania, Japón y más recientemente Corea, es la constitución de gigantescos conglomerados que manejan inversiones en diversos sectores de la economía. A empresas tales como Siemens en Alemania, a los zaibatsu y keiretsu de Japón,
que pueden ser representados por Mitsubishi, y a los chaebol de Corea del Sur, tales como Daewoo, le corresponden, en Rusia, el Oneximbank, que tiene inversiones en minería, en la producción de motores para aviones, automotores, petróleo, en el sector metalúrgico y en propiedades inmobiliarias, el grupo Menatep, que ha diversificado su capital entre el sector del petróleo y la industria del plástico, textiles, metalúrgica, química y el procesamiento de alimentos. Otros conglomerados gigantesos son el constituido por Gazprom, Lukoil y el Imperial Bank, que tiene el monopolio de la industria del gas, que es propietaria de la mayor empresa petrolera de Rusia y que cuenta con su propio banco y el grupo Most, con intereses en la banca, la propiedad inmobiliaria, la construcción, la televisión y la prensa.
Un rasgo central de todos estos conglomerados es su estrecha relación con el gobierno. Por ejemplo, el grupo Gazprom-Lukoil-Imperial Bank, tiene contacto directo con Viktor Chernomyrdin, el primer ministro del gobierno ruso, el grupo Most se relaciona con el alcalde de Moscú, y el conglomerado Metalurgia Rusa con el viceprimer ministro del gobierno. Esto tampoco es un rasgo exclusivo de la variante rusa del capitalismo, ya que también puede ser encontrado en países tales como Corea y Japón. En este país, estas relaciones entre gigantescas empresas y el gobierno han quedado de manifiesto en la reciente denuncia de que nueve cherbol pagaron sobornos por más de un mil millón de dólares a dos ex presidentes del país. Escándalos de esta naturaleza también son presentes en Japón.
Esta relación sospechosa entre las grandes empresas rusas y el gobierno está muy bien ejemplificada por Mijail Khodorkovsky, presidente del grupo Menatep. A fines de la década de los ochenta laboraba en un instituto de la Unión de Jóvenes Comunistas y hoy es el jefe de una empresa que posee activos por más de 2 mil millones de dólares. El grupo comenzó a expandirse al crear su propio banco en 1988, su capital creció en forma explosiva durante la hiperinflación de comienzos de los noventa a través de la especulación con divisas y, al comenzar el proceso de privatización, invirtió su capital en la compra de empresas estatales a bajo precio. Otro caso de este tipo está representado por Vladimir Potanin, que de funcionario de la banca durante la época soviética pasó a ser presidente del grupo Oneximbank, que controla 30 empresas.
La relación que estos grupos tienen con el gobierno les permite obtener privilegios que van desde concesiones tributarias, la protección ante la competencia externa y las exenciones arancelarias. Dos ejemplos de ellos están constituidos por Gazprom, que tiene el monopolio del gas, estrechamente relacionada con el primer ministro, y que no ha pagado impuestos desde 1993, y por la empresa minera Norilsk, que durante dos meses no paga salarios a su personal, con la anuencia de las autoridades, aduciendo que no tiene dinero, mientras que su consejo de administración se reúne en Barbados.